En su fe en Dios, uno no debe desviarse de la Biblia; cualquier cosa que lo haga es falsa y herética. ¿Es esto defendible?
Versículos bíblicos como referencia:
Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida (Juan5:39-40).
La respuesta de la palabra de Dios:
la Biblia es un libro histórico, y si hubieras comido y bebido el Antiguo Testamento durante la Era de la Gracia, si hubieras puesto en práctica lo exigido en la época del Antiguo Testamento en la Era de la Gracia, Jesús te habría rechazado y condenado; si hubieras aplicado el Antiguo Testamento a la obra de Jesús, habrías sido un fariseo. […] Durante Su época, Jesús guió a los judíos y a aquellos que le seguían según la obra del Espíritu Santo en Él en ese momento. Él no tomó la Biblia como la base de lo que hacía, sino que hablaba de acuerdo con Su obra; no prestó atención a lo que la Biblia decía ni buscó en ella una senda para guiar a Sus seguidores. Justo desde que empezó a obrar, difundió el camino del arrepentimiento, del cual las profecías del Antiguo Testamento no mencionan una sola palabra. No sólo no actuó según la Biblia, sino que también guió por una nueva senda, y realizó una obra nueva. Nunca se refería a la Biblia cuando predicaba. Durante la Era de la Ley, nadie fue nunca capaz de llevar a cabo Sus milagros de sanar a los enfermos y echar fuera demonios. Su obra, Sus enseñanzas, Su autoridad, nadie había hecho esto durante la Era de la Ley. Jesús simplemente hizo Su obra más nueva, y aunque muchas personas lo condenaron usando la Biblia, e incluso usaron el Antiguo Testamento para crucificarlo, Su obra sobrepasó al Antiguo Testamento; si esto no fue así, ¿por qué lo clavaron en la cruz? ¿No fue porque el Antiguo Testamento no decía nada de Su enseñanza, y Su capacidad para curar a los enfermos y echar fuera demonios? Su obra tenía como fin guiar por un nuevo camino, no buscar un enfrentamiento con la Biblia o prescindir del Antiguo Testamento deliberadamente. Él vino simplemente a desarrollar Su ministerio, a traer la nueva obra a aquellos que lo anhelaban y buscaban. No vino a explicar el Antiguo Testamento o sostener su obra. Su obra no tenía el fin de permitir que la Era de la Ley continuara desarrollándose, porque no consideraba si tenía o no la Biblia como su base; Jesús simplemente vino a hacer la obra que debía hacer. […]¿Por qué debe ser la obra de Dios acorde con la Biblia? ¿Podría ser que Dios mismo no tuviera derecho a sobrepasar la Biblia? ¿No puede salirse Dios de la Biblia y hacer otra obra? ¿Por qué no guardaban el día de reposo Jesús y Sus discípulos? Si debía guardar el día de reposo y practicar según los mandamientos del Antiguo Testamento, ¿por qué no lo hizo Jesús después de venir, sino que en su lugar lavó pies, cubrió cabezas, partió pan y bebió vino? ¿No está todo esto ausente de los mandamientos del Antiguo Testamento? Si Jesús honraba el Antiguo Testamento, ¿por qué desafió estas doctrinas? Deberías saber qué vino primero, ¡Dios o la Biblia! Si era el Señor del día de reposo, ¿no podía ser también el de la Biblia?
[…] Por tanto, la obra realizada por Jesús sobrepasó la ley del Antiguo Testamento, era más elevada que esta y no concordaba con ella. Durante la Era de la Gracia, Jesús no obró según la ley del Antiguo Testamento, había desafiado esas doctrinas. Hoy sigue habiendo personas que se adhieren a la Biblia, y a la ley del Antiguo Testamento en particular, ¿no niega esto la obra de Jesús? Algunos dicen que la Biblia es un libro sagrado, que debe leerse, y algunos dicen que la obra de Dios debe sostenerse para siempre, que el Antiguo Testamento es el pacto de Dios con los israelitas, que no se puede prescindir de él, ¡y que el día de reposo siempre debe guardarse! ¿No son ridículos? ¿Por qué no guardaba Jesús el día de reposo? ¿Estaba pecando? ¿Quién puede ver a través de tales cosas?
de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”
La obra de Dios sigue avanzando, y aunque el propósito de la misma no cambia, los medios por los cuales Él la realiza lo hacen continuamente, y de este modo también los que siguen a Dios. Cuanto más obra de Dios hay, más exhaustivamente llega el hombre a conocer a Dios, y su carácter cambia en consecuencia junto a Su obra. Sin embargo, como la obra de Dios siempre cambia, los que no conocen la obra del Espíritu Santo y esos hombres absurdos que no conocen la verdad, pasan a ser oponentes de Dios. Su obra nunca se conforma a las nociones del hombre, porque la misma siempre es nueva y nunca vieja. Él nunca repite obra antigua sino que sigue adelante con otra nunca realizada anteriormente. Como Dios no repite Su obra y el hombre la juzga invariablemente en base a Su obra del pasado, es extremadamente difícil llevar a cabo cada etapa de la obra de la nueva era. ¡El hombre presenta demasiados impedimentos! ¡Su pensamiento es demasiado rígido! Ningún hombre conoce la obra de Dios, pero todos la definen. Lejos de Dios, el hombre pierde la vida, la verdad, y Sus bendiciones, pero no acepta la vida ni la verdad, y mucho menos las grandes bendiciones que Dios concede a la humanidad. Todos los hombres desean tener a Dios, pero son incapaces de tolerar algún cambio en Su obra. Los que no aceptan la nueva obra de Dios creen que esta es inmutable, y que siempre permanece estancada. En su creencia, todo lo que se necesita para obtener la salvación eterna de Dios es guardar la ley, y si se arrepienten y confiesan sus pecados, el corazón de Dios estará satisfecho para siempre. Opinan que Dios sólo puede ser el Dios bajo la ley y el que fue clavado en la cruz por el hombre; piensan asimismo, que Dios no debería, no puede, sobrepasar la Biblia. Son precisamente estas opiniones las que los han encadenado firmemente a la antigua ley y los han mantenido coartados por rígidas regulaciones. […]
En aquel momento, Jesús declaró que la obra de Jehová había quedado atrás en la Era de la Gracia, del mismo modo que hoy Yo digo que la obra de Jesús ha quedado atrás. Si sólo se hubiera producido la Era de la Ley y no la de la Gracia, Jesús no habría podido ser crucificado ni habría podido redimir a toda la humanidad; si sólo se hubiera producido la Era de la Ley, ¿habría podido desarrollarse la humanidad hasta este día? La historia avanza; ¿no es la historia la ley natural de la obra de Dios? ¿No es una representación de Su gestión del hombre dentro de todo el universo? La historia progresa, también lo hace la obra de Dios, y Su voluntad cambia continuamente. No sería práctico para Dios mantener una sola etapa de la obra durante seis mil años, porque el hombre sabe que Él es siempre nuevo y nunca viejo. Él no podría seguir manteniendo una obra como la crucifixión, y ser clavado en la cruz una vez, dos veces, tres veces… Esta es la percepción de un hombre absurdo. Dios no mantiene la misma obra; esta siempre cambia y siempre es nueva, del mismo modo que hoy os hablo nuevas palabras y realizo una obra nueva. Esta es la obra que realizo, la clave de la cual reside en las palabras “nueva” y “maravillosa”.
de ‘¿Cómo puede el hombre que ha definido a Dios en sus conceptos recibir Sus revelaciones?’ en “La Palabra manifestada en carne”
Si usáis nociones para medir y delinear a Dios, como si Dios fuera una estatua de barro inmutable, y si delimitáis a Dios dentro de la Biblia y lo encerráis dentro de un limitado campo dónde obrar, entonces esto prueba que habéis condenado a Dios. Porque, en sus corazones, los judíos de la época del Antiguo Testamento fundieron a Dios en el molde de un ídolo, como si a Dios sólo se le pudiera llamar Mesías y sólo aquel que fuera llamado el Mesías fuera Dios, y porque ellos sirvieron y adoraron a Dios como si Él fuera una estatua de barro (sin vida), clavaron al Jesús de ese tiempo en la cruz, sentenciándolo a muerte, condenando a muerte al Jesús inocente. Dios no había cometido ningún crimen, sin embargo, el hombre no perdonó a Dios y resueltamente lo sentenció a muerte. Así Jesús fue crucificado. El hombre siempre cree que Dios es inmutable y lo define de acuerdo a la Biblia, como si el hombre hubiera penetrado la gestión de Dios, como si todo lo que Dios hace estuviera en las manos del hombre. Las personas son ridículas al extremo, las posee una arrogancia extrema y todas tienen un gusto por la elocuencia rimbombante. Independientemente de qué tan grande sea el conocimiento que tienes de Dios, todavía digo que no conoces a Dios, que no hay nadie que se le oponga más a Dios, y que condenas a Dios porque eres totalmente incapaz de obedecer la obra de Dios y caminar el camino para que Dios te perfeccione.
de ‘Los malvados deben ser castigados’ en “La Palabra manifestada en carne”
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