En la última comunicación, compartimos el origen y significado del nombre de Dios: “Yahvé”. Luego, recibimos cartas de algunos hermanos y hermanas en el Señor, y ellos preguntaron: “Ya que el nombre del Dios Yahvé perdurará para siempre, debería ser perpetuado de aquí en adelante. Pero, ¿por qué el nombre de Dios cambió a “Jesús” en la Era de Gracia? ¿Se esconde algún significado más profundo detrás?” Probablemente, la mayoría de hermanos y hermanas quieran conocer la verdadera respuesta a esta pregunta. De modo que, dejad que hoy debatamos en la reunión sobre la razón de por qué Dios adoptó el nombre de Jesús, en vez de quedarse con el de Yahvé en la Era de Gracia, y analicemos también el significado del nombre de Jesús.
Como todos sabemos, las obras de Dios son inconmensurables. Ningún nombre de Dios puede representar a Dios en su totalidad, ni puede totalmente expresar lo que Dios tiene y es. Al principio, Dios no tenía nombre alguno y se le llamaba Dios. Como Dios necesita guiar, redimir y salvar a la humanidad, Él ha hecho distintas obras y ha ido adoptando distintos nombres a lo largo de las distintas épocas. Como todos también sabemos, el Antiguo Testamento de la Biblia recoge que Yahvé Dios decretó leyes y mandamientos para que guiaran al hombre a lo largo de su vida, para que se dieran cuenta los hombres de que Dios los bendeciría si respetaban las leyes y los mandamientos, pero en caso contrario, Dios los condenaría y maldeciría. De esta manera fue como Yahvé Dios expresó el carácter de la ira y la maldición. Al final de la Era de la Ley, la gente no fue capaz de cumplir la ley, de modo que corrieron el peligro de ser condenados y ejecutados bajo la ley. Para redimir a toda la humanidad, Dios se reencarnó por vez primera, para llevar a cabo la obra de redención bajo el nombre de Jesucristo. Si los hombres le rezaban para confesarle sus pecados y se arrepentían, se les perdonarían sus pecados y podrían disfrutar de la abundante gracia que Dios les había concedido. El Nuevo Testamento de la Biblia registra que Jesucristo rebosaba amor y misericordia, lo cual representa precisamente el carácter que Dios expresó en la Era de Gracia. Podemos ver que haciendo distintas obras, Dios expresa Su distinto carácter y Su nombre cambia en concordancia; esto a su vez es el principio de Su obra, que siempre es nueva y nunca vieja.
Por ejemplo, cuando alguien trabaja de profesor en un colegio, la gente lo llama profesor. Cuando un día resulta que coge un trabajo nuevo en una fábrica, los demás ya no le llamarán profesor cuando lo vean. Porque enseñar fue su trabajo anterior y profesor, su título anterior. Lo más adecuado ahora es llamarle obrero de fábrica de acuerdo con su trabajo actual. Por lo tanto, con la obra de Dios siempre progresando hacia delante, se nos está revelando sin cesar Su carácter y lo que Él tiene y es. Y al mismo tiempo, el nombre de Dios cambia según las necesidades de Su obra.
Sin embargo, no importa de qué manera cambie el nombre de Dios: Su carácter y esencia jamás cambiarán, y mucho menos el objetivo de Su obra. Como dice un pasaje de la palabra de Dios: “‘Jehová’ es el nombre que adopté durante Mi obra en Israel, y significa el Dios de los israelitas (el pueblo escogido de Dios) que puede tener compasión del hombre, maldecirlo, y guiar su vida. Significa el Dios que posee gran poder y está lleno de sabiduría. ‘Jesús’ es Emanuel, y significa la ofrenda por el pecado que está llena de amor, de compasión, y redime al hombre. Él realizó la obra de la Era de la Gracia, y representa la Era de la Gracia, y sólo puede representar una parte del plan de gestión. Es decir, sólo Jehová es el Dios del pueblo escogido de Israel, el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, de Moisés, y de todo el pueblo de Israel. Y así en la era presente, todos los israelitas excepto la tribu de Judá adoran a Jehová. Hacen sacrificios a Él en el altar, y le sirven llevando túnicas de sacerdotes en el templo. Lo que esperan es la reaparición de Jehová. Sólo Jesús es el Redentor de la humanidad. Él es la ofrenda por el pecado que redimió a esta del mismo. Es decir, el nombre de Jesús vino de la Era de la Gracia, y existió por la obra de redención en la misma. El nombre de Jesús existió para permitir a las personas de dicha Era nacer de nuevo y ser salvos, y es un nombre particular para la redención de toda la humanidad. Y por tanto el nombre de Jesús representa la obra de la redención, y denota la Era de la Gracia. El nombre de Jehová es un nombre particular para el pueblo de Israel que vivía bajo la ley. En cada era y etapa de la obra, Mi nombre no carece de base, sino que tiene un significado representativo: cada nombre representa una era. ‘Jehová’ representa la Era de la Ley, y es el título honorífico para el Dios adorado por el pueblo de Israel. ‘Jesús’ representa la Era de la Gracia, y es el nombre del Dios de todos aquellos que fueron redimidos durante la Era de la Gracia”. (“El Salvador ya ha regresado en una ‘nube blanca’”)
Ahora estamos más capacitados para entender que el nombre de Dios tiene un significado extraordinario en cada Era, conteniendo Su carácter, el principio de Su obra y el trabajo que Él lleva a cabo en cada Era. Si la gente no es capaz de entender el significado de los nombres de Dios, es muy poco probable que conozcan a Dios, y consecuentemente, tan sólo tendrán una forma confusa de fe. Creer en Dios no significa recibir la gracia y la bendición del Señor, ni sacrificar ni renunciar a cosas por Dios. Lo importante es que el hombre conozca a Dios, que sepa cómo Dios nos ha guiado y salvado en cada paso desde Su creación del mundo. Tan sólo así podemos conocer de algún modo la intención de Dios, la de salvar a la humanidad, y así podremos darle mejor la bienvenida cuando Jesucristo regrese. Cuando la gente sepa que el nombre de Dios en una determinada Era, representa Su obra y carácter dentro de esa Era, ¿seguirán teniendo duda alguna acerca de qué nombre usará el Señor Jesús Retornado?
(Traducido del original en inglés al español por Eva Trillo)
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