Seguir a Dios

El amor de Dios es la fortaleza de mi vida

Versículo de la Biblia-Mateo 12:34

2019-06-20 08:52:25 | Imágenes Cristianas

 

Versículo de la Biblia:

“¡Camada de víboras! ¿Cómo podéis hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca”(Mateo 12:34).

Recomendado para usted: Evangelio de Hoy

Evangelio de hoy y su reflexion le ayudan a entender mejor la Biblia y mejorar su relación con Dios.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

 

 


Crucifixión de Jesús

2019-06-18 22:34:09 | Profecías Bíblicas

 

Versículos de la Biblia:

Mateo 27:33-34
33 Y como llegaron al lugar que se llamaba Gólgotha, que es dicho, El lugar de la calavera,

34 Le dieron á beber vinagre mezclado con hiel: y gustando, no quiso beber lo

Marcos 15:25
25 Y era la hora de las tres cuando le crucificaron.

Lucas 23:33-34
33 Y como vinieron al lugar que se llama de la Calavera, le crucificaron allí, y á los malhechores, uno á la derecha, y otro á la izquierda.

34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.

Juan 19:19-24
19 Y escribió también Pilato un título, que puso encima de la cruz. Y el escrito era: JESUS NAZARENO, REY DE LOS JUDIOS.

20 Y muchos de los Judíos leyeron este título: porque el lugar donde estaba crucificado Jesús era cerca de la ciudad: y estaba escrito en hebreo, en griego, y en latín.

21 Y decían á Pilato los pontífices de los Judíos: No escribas, Rey de los Judíos: sino, que él dijo: Rey soy de los Judíos.

22 Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.

23 Y como los soldados hubieron crucificado á Jesús, tomaron sus vestidos, é hicieron cuatro partes (para cada soldado una parte); y la túnica; mas la túnica era sin costura, toda tejida desde arriba.

24 Y dijeron entre ellos: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será; para que se cumpliese la Escritura, que dice: Partieron para sí mis vestidos, Y sobre mi vestidura echaron suertes. Y los soldados hicieron esto.

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¿Cómo entrar al reino de Dios? Los cristianos deben hacer de esta manera...

2019-06-17 22:14:00 | Reflexiones Cristianas

El mayor anhelo para aquellos de nosotros que creemos en el Señor es entrar en el reino de los cielos, y por eso a menudo imaginamos lo hermoso que debe ser estar allí. Por supuesto, también confiamos en nuestra entrada al cielo, ya que la Biblia dice: “En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados” (Colosenses 1:14). Por lo tanto, creemos que nuestros pecados son perdonados después de tener fe en el Señor, y que ya no somos pecadores. También creemos que, cuando el Señor venga, seremos inmediatamente arrebatados al reino de los cielos. Pensar en estas cosas nos emociona mucho y anhelamos que el Señor se apresure hacia nosotros. Esto es lo que yo anhelaba antes también. Pero más tarde, después de estar hablando y discutir este asunto con mis hermanos y hermanas, hice un nuevo descubrimiento, y me gustaría compartir aquí con todos ustedes lo que logré.

  

El verdadero significado de tener nuestros pecados perdonados

Primero que todo, necesitamos entender algo: ¿Qué significa exactamente que nuestros pecados sean perdonados? Cuando se trata de este asunto, todos sabemos que Dios proclamó Sus leyes y mandamientos a través de Moisés en la Era de la Ley. Por medio de las leyes, Él hizo que la gente tomara conciencia del pecado, y permitió que la gente de ese tiempo supiera cómo vivir en la tierra, cómo vivir al lado de otras personas, y que si pecaban, sufrirían el castigo de Dios. Solo ofreciendo un sacrificio a Jehová Dios, sus pecados pueden ser perdonados. Tal como dice la Biblia: “Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, y obrare contra alguno de ellos; Si sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá á Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin tacha para expiación” (Levítico 4:2-3). Aunque los pecados de la humanidad podían ser perdonados haciendo la ofrenda por el pecado, al final de la Era de la Ley, la humanidad estaba cada vez más corrompida por Satanás; por eso no podían observar las leyes de Dios, ya no había ninguna ofrenda por el pecado que pudieran hacer para redimirlos, y todos estaban en peligro de ser condenados a muerte por las leyes.

Dios no estaba dispuesto a vernos a todos sentenciados a muerte por las leyes, y entonces se hizo carne y obró entre los hombres en la forma del Señor Jesús. Predicó el evangelio del reino de los cielos y le pidió a la gente que se arrepintiera y confesara sus pecados, hasta que finalmente fue clavado en la cruz y se convirtió en la ofrenda por el pecado para toda la humanidad. Es tal como lo dice la Biblia, “En la cual voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez. Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados” (Hebreos 10:10-11). Debido a la redención del Señor, nuestros pecados fueron perdonados y escapamos del peligro de ser sentenciados a muerte por las leyes. Cada vez que recordamos estos hechos, sentimos una increíble sensación de calidez en nuestros corazones, ya que fue la misericordia y la indulgencia de Dios lo que nos permitió a la humanidad, sobrevivir hasta este mismo día. La Biblia dice: “En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7). Está claro que nuestros pecados fueron perdonados porque el Señor Jesús nos redimió al ser crucificados por nuestra causa. Entonces ya no estábamos condenados por las leyes de Dios, Él ya no nos consideraba pecaminosos, y finalmente estuvimos calificados para presentarnos ante Dios y orarle, confesar nuestros pecados y arrepentirnos, y disfrutar de la abundancia de gracia que Dios nos concedió. Este es el verdadero significado de tener nuestros pecados perdonados.

¿Tener nuestros pecados perdonados significa que podemos entrar en el reino de los cielos?

Nuestros pecados fueron perdonados por el Señor, y Dios ya no nos consideró pecaminosos. Esto no significó, sin embargo, que nos hubiéramos liberado del pecado y la inmundicia. Si lo pensamos con cuidado, aunque creamos en el Señor, podemos trabajar duro para Él y parecer que nos comportamos bien en apariencia, aunque vivamos sin embargo vidas en las que pecamos durante el día y confesamos nuestros pecados de noche, no hemos desechado la corrupción de nuestra carne ni nos hemos liberado de la influencia de Satanás. Para enumerar solo algunos ejemplos: cuando otras personas hacen algo que va en contra de nuestros intereses, siempre ponemos en primer lugar los nuestros debido a nuestra naturaleza egoísta y despreciable, el odio puede surgir en nosotros hacia otras personas, y simplemente nos volvemos incapaces de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos; cuando queremos poner en práctica las palabras de Dios y ser personas honestas, tratamos involuntariamente de engañar y traicionar a los demás por nuestros propios intereses; sabemos perfectamente bien que el Señor nos pide que seamos humildes y, sin embargo, a menudo somos arrogantes y engreídos y no escuchamos a nadie; sabemos perfectamente bien que el Señor Jesús dijo que no podemos servir al Señor y a Mammón a un mismo tiempo, y sin embargo, seguimos siendo capaces de ser poseídos por la riqueza y los placeres materiales, a veces no elevamos oraciones ni asistimos regularmente a reuniones, y algunos hermanos y hermanas incluso siguen las tendencias del mundo y se convierten en falsos creyentes que solo son cristianos de nombre... ¿Estos comportamientos no demuestran acaso que todavía estamos viviendo bajo la influencia de Satanás y en medio de la corrupción y del pecado? ¿Cómo podríamos nosotros, cubiertos por la suciedad como lo estamos, mirar el rostro de Dios? La Biblia dice: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado. Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre” (Juan 8:34-35). El Señor habla muy claramente aquí. Vivimos en un círculo vicioso de pecado y confesión, somos los sirvientes del pecado, y Dios no nos dejará entrar en Su reino.

Entonces, ¿cómo podemos entrar en el reino de Dios?

Dios dice: “Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16). Apocalipsis 14:5 dice: “Y en sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios”. Y Apocalipsis 3:18 dice: “Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”. Podemos ver en las palabras de Dios y en las profecías del Apocalipsis que Dios es santo, y que solo aquellos que están purificados por Dios y que desechan toda la inmundicia y la corrupción pueden entrar en el reino de Dios. De manera similar, sabemos que, evidentemente, es imposible para nosotros desechar la atadura del pecado simplemente confiando en nosotros mismos. ¿Puedo preguntar quién de nosotros, hermanos y hermanas en el Señor, desea vivir en el pecado? A juzgar por nuestros propios deseos personales, ninguno de nosotros desea vivir en el pecado. Y, sin embargo, siempre estamos cometiendo pecados involuntariamente y luego confesándolos y sintiéndonos extremadamente acongojados e indefensos. Por lo tanto, si queremos deshacernos de los lazos y limitaciones del pecado y purificarnos, necesitamos la salvación ulterior de Dios.

Si examinamos la Biblia con cuidado, podemos ver que está profetizado en muchos lugares que el Señor realizará la obra del juicio en los últimos días para salvar a la humanidad; por ejemplo, la Primera Epístola de Pedro 4:17 dice: “Porque es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios”. Juan 12:47-48 dice: “Y el que oyere mis palabras, y no las creyere, yo no le juzgo; porque no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo. El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero”. Y Juan 16:8 dice: “Y cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio”. A partir de estas escrituras, podemos ver que la obra del juicio que comienza con la casa de Dios en los últimos días será realizada por el Señor Jesús que ha regresado, y las raíces del pecado y las naturalezas pecaminosas que llevamos dentro de nosotros deben pasar por el juicio y el castigo de Dios antes de que puedan ser eliminadas por completo.

Pero, ¿cómo realizará Dios Su obra de juicio y castigo, y cómo deberíamos experimentarla? La Biblia no establece claramente las respuestas a estas preguntas, pero el Señor profetizó hace mucho tiempo: “El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero” (Juan 12:48). “Aun tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar. Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará á toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir” (Juan 16:12-13). “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias” (Apocalipsis 2:11). Podemos ver a partir de estas profecías que el Señor todavía tiene muchas cosas que decirnos, y que el Espíritu de la verdad vendrá en los últimos días para contarnos todas las verdades y misterios, para juzgar nuestros pecados y mostrarnos el camino para estar libres del pecado. Lo que debemos hacer en este momento crucial es prestar atención para escuchar las palabras pronunciadas por Dios y buscar y estudiar la obra del juicio de Dios en los últimos días, ya que solo así podemos ser vírgenes prudentes y dar la bienvenida al regreso del Señor, celebrar con Él, ser purificados por Dios y conducidos al reino de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, que todos podamos decir esta oración al Señor:
“¡Oh Señor! Te pido que nos guíes y nos permitas escuchar las palabras que pronuncias y agradecer Tu regreso en los últimos días...”


El misterio del reino de Dios oculto en el Padre Nuestro

2019-06-13 20:44:54 | Estudiar la Biblia

Muchos cristianos creen que el reino de los cielos está en el cielo, pero el Padre Nuestro dice: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). Y el Libro del Apocalipsis también dice: “[...] El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo; y El reinará por los siglos de los siglos” (Revelation 11:15). Entonces, ¿el reino de los cielos está en el cielo o en la tierra? En este artículo, revelamos la respuesta para usted.

¿El Reino de Dios está en el cielo o en la tierra?

En las reuniones, a menudo escucho decir a mi pastor: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros” (Juan 14:2-3). “Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, […] Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla; y la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente” (Apocalipsis 21:10, 21). Y pasajes similares de las Escrituras que nos dicen que el Señor ha ido a preparar un lugar para nosotros y que, cuando Él regrese, todos seremos arrebatados directamente al cielo para disfrutar de las perlas y el oro del cielo, y que debemos esperar y orar con seriedad y con frecuencia para no quedarnos atrás cuando el Señor regrese...

Después de escuchar las palabras de mi pastor, solía llenarme de anhelo por el reino de los cielos. Pensaba que, en todo mi tiempo en la tierra, nunca había visto oro ni perlas de las cuales hablar, así que realmente quería ver cómo es el reino de los cielos. A veces también me imaginaba que estaría un día allí, de pie en el reino de los cielos, mirando el oro y el esplendor que me rodeaba, el oro chispeante brillando en mis ojos, y por todas partes por las que yo caminaba, se oía el sonido crujiente del pavimento dorado y mis zapatos chocando, y ni una mota de polvo en el aire ... ¡Esa sería verdaderamente una vida celestial! Cuanto más pensaba en ello, más esperaba que el Señor regresara y nos arrebatara al cielo para poder disfrutar de su belleza. Esto se convirtió en el centro de la mayoría de mis oraciones al Señor.

Un día, recité el Padre Nuestro: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). Comencé a contemplar las palabras del Señor y me confundí: la intención de Dios es que oremos para que el reino de Dios aparezca en la tierra, entonces, ¿por qué el pastor dice que el Señor nos arrebatará directamente al cielo cuando Él regrese? Los sermones del pastor obviamente entran en conflicto con las palabras del Señor. ¿Por qué?

El misterio del reino de Dios es revelado

Un día, uno de mis colegas me llevó a unirme a un pequeño grupo, y una hermana allí habló muy claramente sobre la Biblia, lo cual fue muy esclarecedor para mí. Pensé: “Esta es una oportunidad única, entonces, ¿por qué no buscar respuestas a mi confusión con esta hermana?” Así que le pregunté: “Todos los días nuestro pastor nos dice que esperemos con seriedad y que, cuando el Señor regrese, nos arrebatará al cielo. Pero en el Padre Nuestro, Él nos dice claramente que oremos para que el reino de Dios venga a la tierra, lo cual está en conflicto con la declaración del pastor de que debemos esperar a ser arrebatados al cielo cuando venga el Señor. Entonces, ¿el reino de Dios está en el cielo o en la tierra?”

Ella sonrió y dijo: “Hermano, has hecho una muy buena pregunta y podemos explorar la respuesta juntos. En el Padre Nuestro, el Señor Jesús dice claramente que debemos orar para que el reino de Dios venga a la tierra, y que la voluntad de Dios se haga en la tierra. En ninguna parte se dice que el reino de Dios se establecerá en el cielo. De hecho, el Señor dijo: ‘Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo’ (Juan 3:13). El Señor nos dice claramente que aparte de Dios, ningún hombre ha ascendido al cielo. El cielo es la morada de Dios, y el Señor nos pide que oremos para que el reino de Dios venga a la tierra. Sin embargo, queremos ascender al cielo. ¿No es esto un deseo extravagante? Entonces, el reino de Dios finalmente aparecerá en la tierra, no en el cielo. También podemos ver varios versículos de la Biblia, ‘El séptimo ángel tocó la trompeta, y se levantaron grandes voces en el cielo, que decían: El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo; y El reinará por los siglos de los siglos’ (Apocalipsis 11:15). ‘Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado’ (Apocalipsis 21:2-4). Estos versículos claramente hacen referencia a los hechos que, ‘El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo;’ ‘Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,’ ‘el tabernáculo de Dios está entre los hombres,’ Todo esto indica que el reino de Dios descenderá a la tierra. Si le hacemos caso a nuestra imaginación, creyendo que el reino de Dios está en el cielo y que cuando el Señor venga, nos arrebatará a todos para que vivamos en el cielo, ¿no significa eso que estas profecías no se cumplirán? Todos sabemos que, en el principio, Dios creó al hombre del barro y lo colocó en el Jardín del Edén para cuidar de todas las cosas en la tierra, así como para obedecer, adorar y glorificar a Dios en la tierra, así que podemos ver que la voluntad de Dios es que la humanidad viva en la tierra. Posteriormente, la humanidad fue corrompida por Satanás, y la obra de Dios para salvar a la humanidad se ha llevado a cabo en la tierra. Dios ordenó a Moisés que guiara a los israelitas fuera de Egipto, y esto sucedió en la tierra. El Señor Jesús vino personalmente como carne encarnada para redimir a la humanidad, y eso también ocurrió en la tierra. Entonces, el destino de la humanidad está en la tierra, no en el cielo, y esto fue predeterminado por Dios hace mucho tiempo”.

Después de escuchar sus enseñanzas, me pareció que eran muy prácticas. Su entendimiento encajaba con la Biblia y con las palabras del Señor. En el pasado, yo pensaba que las palabras de mi pastor y las palabras del Señor Jesús estaban en conflicto, pero no entendía la verdad dentro de ellas. Esta conversación me hizo entender que, como en el principio Dios creó a la humanidad en la tierra, toda la obra de Dios para salvar a la humanidad ha tenido lugar en la tierra, y el Señor nos pide que oremos para que el reino de Dios venga a la tierra, y que la voluntad de Dios es que vivamos en la tierra y no que ascendamos al cielo.

Después de eso, mi hermana me leyó estas palabras: “Dios regresará a Su posición original y cada persona regresará al lugar que le corresponde. Estos son los destinos en los que Dios y el hombre, respectivamente, residirán después del fin de toda la gestión de Dios. Dios tiene el destino de Dios y el hombre tiene el destino del hombre. Mientras reposa, Dios seguirá guiando a toda la humanidad en sus vidas sobre la tierra. Mientras está a la luz de Dios, el hombre adorará al único Dios verdadero que está en el cielo. […] Cuando la humanidad entre en el reposo, esto querrá decir que el hombre se ha convertido en una verdadera creación; la humanidad adorará a Dios desde la tierra y tendrá vidas humanas normales. La gente ya no será desobediente a Dios o resistirá a Dios; regresará a la vida original de Adán y Eva. Estas son las respectivas vidas y destinos de Dios y la humanidad después de que entren en el reposo. La derrota de Satanás es una tendencia inevitable en la guerra entre Dios y Satanás. De esta manera, la entrada de Dios en el reposo después que se complete Su obra de gestión y la salvación completa del hombre y su entrada en el reposo se vuelven igualmente tendencias inevitables. El lugar del reposo del hombre es sobre la tierra y el lugar del reposo de Dios es en el cielo. Mientras el hombre reposa adorará a Dios y también vivirá sobre la tierra, y mientras Dios reposa, Él guiará al resto de la humanidad; los guiará desde el cielo, no desde la tierra” (“Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo”).

Ella continuó con sus enseñanzas y dijo: “A partir de este pasaje, podemos ver que después de que Dios nos rescate por completo de las manos de Satanás, Él continuará guiando la vida de la humanidad en la tierra, y no nos arrebatará al cielo. A pesar de que todavía viviremos en la tierra, en ese momento todas las fuerzas de Satanás que se resisten a Dios habrán sido completamente destruidas, la tierra ya no será perturbada ni dañada por Satanás, no habrá intrigas, disputas o engaños entre las personas, y la gente ya no sufrirá ni se preocupará o se enfermará y morirá. La humanidad vivirá como Adán y Eva en el Jardín del Edén, adorará y obedecerá a Dios, y vivirá en medio de las bendiciones de Dios. En ese momento, tanto Dios como la humanidad entrarán verdaderamente en el descanso, Dios conducirá a la humanidad desde el cielo y otorgará las bendiciones del cielo al mundo del hombre, y en la tierra la humanidad disfrutará de la guía de Dios, vivirá una vida celestial, y Dios y la humanidad vivirán felices juntos. Este es el hermoso destino que Dios ha preparado para nosotros. Esto cumple de lleno con la siguiente profecía en el Apocalipsis, ‘El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado’ (Apocalipsis 21:4)”.

Después de escuchar las enseñanzas de mi hermana sobre este pasaje, sentí mi corazón resplandeciente. Resulta que es así como se cumplirán las profecías del Apocalipsis. En ese momento entendí que el hermoso destino preparado para la humanidad por Dios está en la tierra, pero que, cuando llegue, la humanidad vivirá sin las interferencias de Satanás y viviremos en paz unos con otros, lo cual será la vida bendecida que nos ha dado Dios. Al pensar de qué manera yo creía anteriormente que el hermoso destino preparado por Dios para la humanidad estaba en el cielo, y la forma en que fantaseaba con la vida en el cielo, me di cuenta de que era ridículo imaginar eso. Somos seres carnales, así que, ¿cómo podríamos existir en el cielo? Agradezco a Dios por Su guía, que me permitió comprender el misterio del reino de Dios.
El cielo se estaba oscureciendo sin que yo me diera cuenta, y antes de sentir que ya había escuchado lo suficiente, la reunión había terminado. Pero realmente obtuve muchas cosas de esta reunión, y espero entender más acerca de la verdad en la próxima...

 

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.