Seguir a Dios

El amor de Dios es la fortaleza de mi vida

Película cristiana corta en español | La Iglesia de las Tres Autonomías es mi paraguas

2019-10-10 16:58:57 | Reflexiones Cristianas

Película cristiana corta en español "La Iglesia de las Tres Autonomías es mi paraguas" | Los cobardes no pueden entrar en el reino de los cielos

En una ocasión, el Gobierno comunista chino capturó a muchos cristianos de la Iglesia de Dios Todopoderoso de un lugar concreto a altas horas de la noche. Este asunto causó gran conmoción a nivel local. Desencadenó debates entre los miembros de la Iglesia de las Tres Autonomías. Unos creían que el Relámpago Oriental ha sufrido la cruel represión y la persecución del Gobierno comunista chino. Es demasiado peligroso creer en el Relámpago Oriental y más seguro creer en la Iglesia de las Tres Autonomías. Ellos no sufrirán dificultades y podrán entrar en el reino celestial. Otros creían que el Relámpago Oriental es, de hecho, el camino verdadero, pero que la persecución y las detenciones que enfrenta son demasiado duras. Si fueran a creer, pensaban que sería mejor creer en secreto. Una vez que caiga el Gobierno comunista chino, ellos podrán creer abiertamente en Dios Todopoderoso. Algunas personas habían investigado el Relámpago Oriental, pero creían que éste difunde el evangelio y da testimonio del Señor sin tener en cuenta la vida ni la muerte y que Dios los elogia. Creían que quienes se esconden en la Iglesia de las Tres Autonomías, son unos cobardes que vagan por la vida sin propósito y que no son dignos de entrar en el reino celestial... Tras este acalorado debate, ¿estaban todos en capacidad de saber a qué clase de gente elogia el Señor y si los temerosos pueden entrar en el reino celestial?

 


Sodoma es reducida a cenizas por provocar la ira de Dios

2019-10-09 11:15:11 | Reflexiones Cristianas

Cuando las personas de Sodoma vieron a estos dos siervos, no preguntaron la razón de su venida, ni nadie preguntó si habían venido a difundir la voluntad de Dios. Al contrario, formaron una muchedumbre y, sin esperar una explicación, fueron a capturar a estos dos siervos como perros salvajes o lobos despiadados. ¿Vio Dios estas cosas cuando acontecieron? ¿Qué estaba pensando Dios en Su corazón en cuanto a este tipo de conducta humana, este tipo de cosa? Dios decidió destruir esta ciudad; no dudaría ni esperaría, ni continuaría mostrando paciencia. Su día había llegado, y por tanto se dispuso a hacer la obra que deseaba hacer. Así, Génesis 19:24-25 dice: “Luego Jehová mandó lluvia de azufre y fuego del cielo sobre Sodoma y sobre Gomorra y destruyó esas ciudades, toda la llanura, a todos sus habitantes y todo lo que crecía en estas tierras”. Estos dos versículos dicen a las personas el método con el que Dios destruyó esta ciudad; también dicen lo que Dios destruyó. Primero, la Biblia cuenta que Dios quemó la ciudad con fuego, y que la magnitud del mismo fue suficiente para destruir a todas las personas y aquello que crecía en la tierra. Es decir, el fuego que cayó del cielo no solo destruyó la ciudad; también destruyó a todas las personas y cosas vivientes en su interior, sin dejar una sola huella detrás. Después de la destrucción de la ciudad, la tierra quedó vacía de cosas vivas. No había más vida, ni ninguna señal de ella. La ciudad se había convertido en un desierto, un lugar vacío lleno de un silencio mortal. Ya no habría más maldad contra Dios en este lugar; no habría más matanzas ni sangre derramada.

¿Por qué quería quemar Dios esta ciudad completamente? ¿Qué podéis ver aquí? ¿Soportaría Dios ver a la humanidad y la naturaleza, Sus propias creaciones, ser destruidas de esta forma? Si puedes discernir la ira de Jehová Dios del fuego enviado desde el cielo, entonces no es difícil ver el nivel de Su ira en el objetivo de Su destrucción así como en el grado en que esta ciudad fue destruida. Cuando Dios aborrece una ciudad, enviará Su castigo sobre ella. Cuando Dios está asqueado con una ciudad, emitirá repetidas advertencias informando a las personas de Su ira. Sin embargo, cuando Dios decide poner fin a una ciudad y destruirla, esto es, cuando Su ira y majestad han sido ofendidas, Él no dará más castigos ni advertencias. En su lugar, la destruirá directamente. La hará desaparecer totalmente. Este es el carácter justo de Dios.

Recomendación: La segunda venida de cristo

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

  La ira de Dios


https://docs.google.com/document/d/1LBSWIpP0NhpO7U2hRiY_30aBZkROQ5pzrB9xtWxun1Y/edit?usp=sharing

2019-10-07 22:02:19 | Reflexiones Cristianas

A. Las palabras que Dios pronunció
(Job 2:3) Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job? No hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios, y se aparta del mal. Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón.
(Job 2:6) Y Jehová le dijo a Satanás: Mira, él está en tu mano, pero salva su vida.
B. Las palabras que pronunció Satanás
(Job 2:4-5) Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente.
C. Cómo lidia Job con la prueba
(Job 2:9-10) Entonces su esposa le dijo: “¿Todavía mantienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete”. Pero él le dijo: “Tú hablas como habla una mujer tonta. ¿Qué? ¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?” En todo esto Job no pecó con sus labios.
(Job 3:3) Que muera el día cuando nací y la noche en que se dijo: Que se conciba un niño.
El amor de Job por el camino de Dios supera todo lo demás
Las Escrituras documentan las palabras entre Dios y Satanás como sigue: “Y Jehová dijo a Satanás: ¿Has considerado a Mi siervo Job? No hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios, y se aparta del mal. Y aún mantiene su integridad, a pesar de que has tratado de ponerme contra él, de destruirlo sin ninguna razón” (Job 2:3). En este diálogo, Dios repite la misma pregunta a Satanás. Es una pregunta que nos muestra la valoración positiva que Él hace de lo demostrado y vivido por Job durante la primera prueba, que no difiere de la que hizo antes de que pasara por la tentación de Satanás. Es decir, antes de que la tentación cayese sobre él, era perfecto a los ojos de Dios, y por eso Él lo protegía junto a su familia, y lo bendecía; Dios opinaba que era digno de ser bendecido. Después de la tentación, Job no pecó con sus labios por haber perdido sus propiedades y a sus hijos, sino que continuó alabando el nombre de Jehová. Su real conducta hizo que Dios le aplaudiese, y le diese la máxima calificación. Y es que, para Job, sus hijos o sus bienes no fueron suficientes para que él renunciase a Dios. En otras palabras, el lugar que Él ocupaba en su corazón no podían reemplazarlo sus hijos ni propiedad alguna. Durante la primera tentación de Job, le demostró a Dios que su amor por Él y por el camino del temor a Él y apartarse del mal superaba todo lo demás. Esta prueba no hizo más que proporcionarle a Job la experiencia de recibir una recompensa de Jehová Dios y de que Él le quitase sus propiedades y sus hijos.

Para Job, fue una experiencia real que limpió su alma, un bautismo de vida que completó su existencia y, además, un banquete suntuoso que puso a prueba su obediencia a Dios y su temor de Él. Esta tentación transformó la posición de Job, dejó de ser un hombre rico para convertirse en alguien que no tiene nada, y también le permitió experimentar el maltrato al que Satanás somete a la humanidad. Su miseria no provocó que aborreciese a este, sino que vio su fealdad y lo despreciable que era en sus actos viles, así como su enemistad con Dios y su rebelión contra Él. Esto lo alentó más a mantenerse siempre firme en el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Juró que nunca abandonaría a Dios ni se volvería de Su camino por factores externos como la propiedad, los hijos o los familiares, y que no sería nunca un esclavo de Satanás, de las propiedades ni de persona alguna; aparte de Jehová Dios, nadie podía ser su Señor, o su Dios. Esas eran las aspiraciones de Job. En la otra cara de la tentación, Job también había adquirido algo: había obtenido grandes riquezas en medio de las pruebas que Dios le puso.
Durante su vida, a lo largo de varias décadas anteriores, Job había observado los hechos de Jehová y obtenido Sus bendiciones, que le hacían sentirse enormemente incómodo y endeudado. Creía no haber hecho nada por Dios, y sin embargo le habían legado grandes bendiciones y había disfrutado de mucha gracia. Por esta razón, oraba con frecuencia en su corazón, esperando ser capaz de corresponderle a Dios, de tener la oportunidad de dar testimonio de Sus hechos y grandeza, de que Dios pusiera a prueba su obediencia y, además, de que su fe pudiera purificarse, hasta que ambas cosas obtuviesen la aprobación de Dios. Y cuando la prueba cayó sobre Job, creyó que Dios había oído sus oraciones. Job valoró esta oportunidad más que cualquier otra cosa, y por eso no se atrevió a tratarla con ligereza, porque se podría materializar el mayor deseo de toda su vida. La llegada de esta oportunidad significaba que su obediencia y su temor de Dios podían ponerse a prueba, y ser purificados. Además, significaba que Job tenía la oportunidad de obtener la aprobación de Dios, y acercarse más a Él. Durante la prueba, esa fe y esa búsqueda le permitieron ser más perfecto, y obtener un entendimiento mayor de Su voluntad. Job también se volvió más agradecido por las bendiciones y las gracias divinas, derramó una mayor alabanza sobre los hechos de Dios en su corazón, era más temeroso y reverente de Él, y anhelaba más Su encanto, Su grandeza, y Su santidad. En este momento, aunque a los ojos de Dios Job seguía siendo alguien que le temía y se apartaba del mal, en relación a sus experiencias, su fe y su conocimiento habían dado pasos de gigante: su fe había aumentado, su obediencia se había afianzado, y su temor de Dios se había vuelto más profundo. Aunque esta prueba transformó el espíritu y la vida de Job, la transformación no satisfizo a Job ni hizo más lento su progreso. Al mismo tiempo que calculaba lo que había ganado con esta prueba, y consideraba sus propias deficiencias, oró tranquilamente, esperando la llegada de la prueba siguiente, porque anhelaba que su fe, su obediencia y su temor de Dios se elevaran durante la siguiente prueba de Dios.
Dios observa los pensamientos más internos del hombre y todo lo que este dice y hace. Los pensamientos de Job llegaron a oídos de Jehová Dios, y Él escuchó sus oraciones, y de esta forma la siguiente prueba de Dios llegó como se esperaba.
En medio del sufrimiento extremo, Job se da cuenta realmente del cuidado de Dios por la humanidad

 

Después de las preguntas de Jehová Dios a Satanás, este estaba secretamente feliz. Sabía que tendría permiso una vez más para atacar al hombre perfecto a los ojos de Dios, y esto era una oportunidad rara para Satanás. Quería usarla para socavar por completo la convicción de Job, para hacerle perder la fe en Dios y que no le temiese más ni bendijese el nombre de Jehová. Esto le proporcionaría una oportunidad a Satanás: cualquiera que fuera el lugar o el momento, sería capaz de hacer de Job un juguete bajo su mando. Satanás escondía sus ardides malvados sin dejar huella, pero no podía mantener su naturaleza maligna bajo control. Esta verdad se entrevé en su respuesta a las palabras de Jehová Dios, tal como lo registran las escrituras: “Y Satanás respondió a Jehová, y dijo: Piel por piel, sí, el hombre dará todo lo que tiene a cambio de su vida. Pero estira Tu mano ahora y toca sus huesos y su carne y te maldecirá de frente” (Job 2:4-5). Las personas no pudieron evitar adquirir un conocimiento y un sentido sustanciales de la malicia de Satanás a partir de este diálogo entre Dios y Satanás. Habiendo oído estas falacias de Satanás, todos aquellos que aman la verdad y detestan el mal aborrecerán indudablemente más su bajeza y su desfachatez, se sentirán horrorizados y asqueados por sus falacias y, al mismo tiempo, ofrecerán oraciones profundas y deseos sinceros por Job, pidiendo que este hombre de rectitud logre la perfección, deseando que este hombre que teme a Dios y se aparta del mal venza para siempre las tentaciones de Satanás, viva en la luz y en medio de la dirección y las bendiciones de Dios; desearán, asimismo, que los hechos justos de Job puedan impulsar y alentar a quienes buscan el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Aunque el propósito malicioso de Satanás puede verse en su proclamación, Dios aprobó serenamente la “petición” de Satanás, pero también puso una condición: “él está en tu mano, pero salva su vida” (Job 2:6). Como esta vez Satanás había pedido extender su mano y lastimar la carne y los huesos de Job, Dios dijo: “pero salva su vida”. Estas palabras significan que Él entregó la carne de Job a Satanás, pero mantuvo su vida. Satanás no podía tomar la vida de Job, pero aparte de esto podía emplear cualquier medio o método contra él.
Después de obtener el permiso de Dios, Satanás corrió a Job y extendió su mano para afligir su piel, provocándole llagas por todo su cuerpo, y Job sintió dolor en su piel. Este alabó las maravillas y la santidad de Jehová Dios, lo que hizo que Satanás fuera aún más flagrante en su osadía. Como había sentido el gozo de herir al hombre, extendió su mano y hurgó en la carne de Job, provocando que sus llagas supurasen. Job sintió inmediatamente un dolor y un tormento sin igual en su carne, y no pudo evitar masajearse de la cabeza a los pies con sus manos, como si aliviara así el golpe que este dolor de la carne asestaba a su espíritu. Se dio cuenta de que Dios estaba a su lado viéndolo, e hizo lo que pudo para armarse de valor. Se arrodilló una vez más, y dijo: “Tú miras dentro del corazón del hombre. Tú observas su desgracia; ¿por qué te preocupa su debilidad? Alabado sea el nombre de Jehová Dios”. Satanás vio el dolor insufrible de Job, pero no le vio renegar del nombre de Jehová Dios. Así que extendió apresuradamente su mano para afligir los huesos de Job, desesperado por desgarrarlo miembro a miembro. En un instante, Job sintió un tormento sin precedentes; era como si su carne se hubiera rasgado hasta los huesos, como si estos fueran destrozados poco a poco. Este tormento agónico le hizo pensar que sería mejor morir… Su capacidad de resistir había alcanzado su límite… Quería gritar, desgarrar la piel de su cuerpo para disminuir el dolor, pero retuvo sus gritos, y no desgarró la piel de su cuerpo, porque no quería que Satanás viese su debilidad. Así que se arrodilló una vez más, pero esta vez no sintió la presencia de Jehová Dios. Sabía que estaba frecuentemente delante, detrás y a cada lado de él. Pero durante su dolor, Dios nunca había mirado; cubría Su rostro y se escondía, porque el sentido de Su creación del hombre no era traerle sufrimiento. En ese momento, Job lloraba y hacía todo lo posible por soportar esta agonía física, pero no podía evitar dar gracias a Dios: el hombre cae al primer golpe, es débil y está indefenso, es joven e ignorante; ¿por qué ibas a desear preocuparte tanto y ser tan tierno con él? Me hieres, pero te duele hacerlo. ¿Qué hay en el hombre que sea digno de Tu cuidado y Tu preocupación? Las oraciones de Job llegaron a los oídos de Dios, y Él se mantuvo en silencio, mirando sin decir nada… Tras haber intentado todas las tretas posibles, sin éxito, Satanás se marchó tranquilamente, pero esto no puso fin a las pruebas que Dios le impuso a Job. Como el poder divino revelado en Job no se había hecho público, la historia de este no acabó con la retirada de Satanás. Conforme otros personajes hacían su entrada, quedaban más escenas espectaculares por llegar.
Otra manifestación del temor de Job hacia Dios y de apartarse del mal es su ensalzamiento del nombre de Dios en todas las cosas

 

Job había sufrido los estragos de Satanás, pero aun así no renegó del nombre de Jehová Dios. Su esposa fue la primera en salir a escena y desempeñar el papel de Satanás que puede verse en su ataque a Job. El texto original lo describe así: “Entonces su esposa le dijo: ¿Todavía mantienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9). Estas fueron las palabras habladas por Satanás disfrazado de ser humano. Eran un ataque y una acusación, así como una instigación, una tentación, y una difamación. Habiendo fracasado en el ataque a la carne de Job, Satanás atacó directamente su integridad, con el deseo de usarlo para que la abandonase, renunciase a Dios, y dejase de vivir. Satanás también quiso usar esas palabras para tentar a Job: si este renegaba del nombre de Jehová, no tendría que soportar más aquel tormento, podría liberarse de la tortura de la carne. Frente al consejo de su esposa, Job la reprendió diciendo: “Tú hablas como habla una mujer tonta. ¿Qué? ¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?” (Job 2:10). Job conocía estas palabras desde hacía mucho, pero, en este momento se demostraba que su conocimiento era verdadero.
Cuando su esposa le aconsejó maldecir a Dios y morir, lo que quiso decir fue: Tu Dios te trata así, ¿por qué no lo maldices? ¿Qué haces viviendo aún? Tu Dios es muy injusto contigo, pero sigues diciendo bendito sea el nombre de Jehová. ¿Cómo puede traer el desastre sobre ti cuando tú bendices Su nombre? Apresúrate y reniega del nombre de Dios, y no le sigas más. De esta forma acabarán tus problemas. En este momento, se produjo el testimonio que Dios deseaba ver en Job. Ninguna persona ordinaria podía dar ese testimonio ni leemos algo así en ninguna de las historias de la Biblia; pero Dios lo había visto mucho antes de que Job pronunciara estas palabras. Dios deseaba, simplemente, usar esta oportunidad para permitirle a Job que les demostrara a todos que Él estaba en lo cierto. Ante el consejo de su esposa, Job no sólo no abandonó su integridad ni renunció a Dios, sino que también le dijo a su mujer: “¿Recibiremos de la mano de Dios todas las cosas buenas y no recibiremos la maldad?”. ¿Tienen mucho peso estas palabras? Aquí, sólo hay un hecho capaz de demostrar el peso de las mismas. Es su aprobación en el corazón de Dios, que Él las deseara, que eran lo que Él quería oír, y el desenlace que Él anhelaba ver; estas palabras son también la esencia del testimonio de Job. En esto se demostraban su perfección, su rectitud, su temor de Dios, y que se apartaba del mal. Lo valioso de Job residía en que siguió pronunciando esas palabras aun siendo tentado, y cuando todo su cuerpo estuvo cubierto de llagas, cuando soportó el mayor tormento, y cuando su esposa y familiares le aconsejaron. Dicho de otro modo, él creía en su corazón que, independientemente de las tentaciones, o de lo dolorosas que fueran las tribulaciones o el tormento, aunque la muerte tuviera que venir sobre él, no renunciaría a Dios ni rechazaría el camino de temer a Dios y apartarse del mal. Ves, pues, que Dios ocupaba el lugar más importante en su corazón, y que en este sólo estaba Él. Por esto leemos en las Escrituras descripciones suyas como: “En todo esto Job no pecó con sus labios”. No sólo no pecó con sus labios, sino que en su corazón no se quejó de Dios. No pronunció palabras hirientes de Dios ni tampoco pecó contra Dios. No sólo su boca bendijo el nombre de Dios, sino que también lo hizo en su corazón; su boca y su corazón eran uno. Este fue el verdadero Job que Dios veía, y por esta razón lo valoró.

 


Nueva película cristiana en español | "Fortuna y desgracia" ¿Puede el dinero comprar la felicidad?

2019-10-07 00:02:27 | Reflexiones Cristianas

 Película cristiana completa en español | "Ignorancia mortal" Cómo abandonar la ignorancia y recibir al Señor

Zheng Mu'en es un compañero de una iglesia cristiana china de los Estados Unidos, ha creído en el Señor muchos años y obra y se dedica apasionadamente a Él. Un día, su tía le da testimonio de que el Señor Jesús ha vuelto para expresar la verdad y hacer la obra de juzgar y purificar al hombre en los últimos días, una noticia que le causa una enorme excitación. Después de leer la palabra de Dios Todopoderoso y ver las películas y vídeos de la Iglesia de Dios Todopoderoso, el corazón de Zheng Mu'en confirma que Sus palabras son la verdad, que Dios Todopoderoso bien podría ser el regreso del Señor Jesús, así que comienza a estudiar la obra de Dios en los últimos días con sus hermanos y hermanas. Pero cuando se entera del asunto, el pastor Ma, el líder de su iglesia, intenta una y otra vez intervenir para disuadir a Zheng Mu'en. A fin de que abandone su investigación del camino verdadero, le muestra un vídeo de propaganda del Gobierno del PCCh donde se calumnia y condena al Relámpago Oriental, y que deja bastante confundido a Zheng Mu'en. Es consciente de que las palabras de Dios Todopoderoso son claramente la verdad y la voz de Dios, entonces, ¿por qué los pastores y ancianos del mundo religioso condenan a Dios Todopoderoso? No sólo se niegan a buscar e investigarlo ellos mismos, sino que tratan de impedir que otros acepten el camino verdadero. ¿Por qué?… Zheng Mu'en teme ser engañado y tomar el camino equivocado, pero también teme perder su oportunidad de ser arrebatado. En mitad de este conflicto y confusión, el pastor Ma le muestra aún más propaganda negativa proveniente del PCCh y el mundo religioso, que despierta muchas más dudas en el corazón de Zheng Mu'en. Decide escuchar al pastor Ma y renunciar a su investigación del camino verdadero. Más tarde, después de escuchar el testimonio y la comunicación de los testigos de la Iglesia de Dios Todopoderoso, Zheng Mu'en entiende que, para investigar el camino verdadero, el principio más fundamental es determinar si tiene la verdad y si lo que expresa es la voz de Dios. Alguien que puede expresar tanta verdad debe ser la aparición de Cristo, porque ningún miembro de la humanidad corrupta podría jamás expresar la verdad. Este es un hecho indiscutible. Si uno no se centra en escuchar la voz de Dios mientras investiga el camino verdadero, y en vez de eso espera el descenso del Señor Jesús sobre nubes blancas salido de su imaginación, nunca será capaz de dar la bienvenida a la aparición de Dios. Zheng Mu'en entiende al fin el misterio de las vírgenes prudentes al escuchar la voz de Dios pronunciado por el Señor Jesús, decide no creer más en las mentiras y teorías absurdas del Gobierno del PCCh y de los pastores y ancianos del mundo religioso, y escapa de las limitaciones y la esclavitud de su pastor. Zheng Mu'en experimenta en profundidad la dificultad de investigar el camino verdadero. Sin discernimiento ni búsqueda de la verdad, no hay manera de escuchar la voz de Dios o ser arrebatado ante Su trono. En cambio, uno sólo puede ser engañado y controlado por Satanás, morir en su red, lo cual se ciñe completamente a las palabras de la Biblia, "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento" (Oseas 4:6). "[...] los necios mueren por falta de entendimiento" (Proverbios 10:21).

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.


Nueva película cristiana en español | "Fortuna y desgracia" ¿Puede el dinero comprar la felicidad?

2019-10-06 15:18:43 | Reflexiones Cristianas

 

"Fortuna y desgracia" ¿Puede el dinero comprar la felicidad?

Al haberse criado en una familia pobre, Du Juan se mostró decidida desde muy pequeña a ganar mucho dinero para tener una vida mejor. Con esa idea en mente, dejó la escuela muy pronto para dedicarse al trabajo manual, a cualquier cosa que le sirviera para ganar dinero. Nunca se quejaba cuando el trabajo era duro y agotador. Sin embargo, no logró el objetivo deseado. A pesar de trabajar tan duro, no podía alcanzar la vida que quería para sí misma. En 2008, albergando el sueño de ganar mucho dinero, se marchó a Japón con su marido. Pasados algunos años, la presión de un trabajo tan pesado y las excesivas jornadas laborales, la llevaron al colapso por fatiga. Los resultados de las pruebas en el hospital hundieron su estado de ánimo hasta el punto más bajo de su vida, sin embargo Du Juan quería hacer realidad sus ideales y no estaba dispuesta a ceder. Continuó trabajando, cargando con su enfermedad, con la mente puesta en seguir luchando. Al final, la tortura de su condición la obligó a detener el progreso de su búsqueda de dinero. En medio de su dolor, comenzó a reflexionar: ¿por qué vive el hombre esta vida después de todo? ¿Vale la pena arriesgar la vida por dinero? ¿Es cierto que una vida basada en el dinero es una vida feliz? Estas dudas le rondaban constantemente. Poco después, la salvación de Dios Todopoderoso de los últimos días llegó a ella. A partir de las palabras de Dios Todopoderoso, conoció el origen de la vida de dolor del hombre, y también entendió para qué debe vivir el hombre y cómo hacerlo antes de poder tener una vida humana significativa. Cada vez que pensaba en esta experiencia, Du Juan suspiraba emocionada: desde luego, esta enfermedad le había hecho alcanzar la fortuna a partir de la desgracia.

Fuente: Caminando con Jesucristo

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Después de la resistencia y la hostilidad repetidas de Sodoma hacia Él, Dios la erradica totalmente

2019-10-04 21:51:00 | Palabra de Dios

Una vez tenemos un entendimiento general del carácter justo de Dios, podemos volver nuestra atención en la ciudad de Sodoma, a la que Dios veía como una ciudad de pecado. Entendiendo la esencia de esta ciudad, podemos entender por qué quiso Dios destruirla y por qué la destruyó por completo. A partir de esto, podemos llegar a conocer el carácter justo de Dios.

Desde una perspectiva humana, Sodoma era una ciudad que podía satisfacer plenamente el deseo y la maldad del hombre. Seductora y cautivadora, con música y danza noche tras noche, su prosperidad empujó a los hombres a la fascinación y la locura. Su maldad corroía los corazones de las personas y los hechizaba hasta la degeneración. Era una ciudad en la que los espíritus inmundos y malignos corrían desbocados; rebosaba de pecado y asesinatos y estaba llena de un olor sangriento y pútrido. Era una ciudad que helaba a las personas hasta los huesos, una ciudad de la que uno se retiraría. Nadie en esta ciudad —ni hombre ni mujer, ni joven ni viejo— buscaba el camino verdadero; nadie anhelaba la luz o apartarse del pecado. Vivían bajo el control, la corrupción y el engaño de Satanás. Habían perdido su humanidad; perdido sus sentidos, y habían perdido la meta original de la existencia del hombre. Cometían innumerables pecados de resistencia contra Dios; rechazaron Su guía y se opusieron a Su voluntad. Sus actos malvados llevaron a estas personas, la ciudad y toda cosa viviente en ella, paso a paso, por el camino de la destrucción.

Aunque estos dos pasajes no registran los detalles que describen la medida de la corrupción del pueblo de Sodoma, registrando en su lugar su conducta hacia los dos siervos de Dios después de su llegada a la ciudad, una simple verdad puede revelar hasta qué punto eran corruptos, malvados y se resistían a Dios las personas de Sodoma. Con esto, también se ponen de manifiesto la verdadera cara y esencia de los habitantes de la ciudad. No solo no aceptaron las advertencias de Dios, sino que no temieron Su castigo. Al contrario, despreciaron la ira de Dios. Resistieron ciegamente a Dios. No importó lo que Él hiciese o cómo lo hiciese, su naturaleza viciosa solo se intensificaba, y se oponían repetidamente a Dios. Las personas de Sodoma eran hostiles a la existencia de Dios, Su venida, Su castigo, y aún más, Sus advertencias. No veían nada que mereciese la pena a su alrededor. Destruían y lastimaban a todas las personas que podían ser destruidas y lastimadas y no trataron de forma diferente a los siervos de Dios. En cuanto a la totalidad de los hechos malvados cometidos por las personas de Sodoma, hacer daño a los siervos de Dios solo era la punta del iceberg, y su naturaleza malvada que esto revelaba equivalía realmente a poco más que una gota en un inmenso mar. Por tanto, Dios decidió destruirlos con fuego. Dios no empleó un diluvio, ni usó un huracán, un terremoto, un tsunami o cualquier otro método para destruir la ciudad. ¿Qué simbolizó el uso del fuego por parte de Dios para destruir la ciudad? Significó la destrucción total de la ciudad; significó que la ciudad desapareció totalmente de la tierra y de la existencia. Aquí, “destrucción” no solo se refiere a la desaparición de la forma y estructura o el aspecto exterior de la ciudad; también significa que las almas de las personas en ella dejaron de existir, habiendo sido totalmente erradicadas. Simplemente, todas las personas, acontecimientos y cosas asociadas con la ciudad fueron destruidos. No habría un más allá o una reencarnación para ellas; Dios las había erradicado de la humanidad, Su creación, de una vez y para siempre. El “uso del fuego” simbolizó un alto al pecado, y significó un final para el pecado; este dejaría de existir y propagarse. Significaba que la maldad de Satanás había perdido su tierra fértil así como el cementerio que le garantizaba un lugar para permanecer y vivir. En la guerra entre Dios y Satanás, el uso del fuego por parte de Dios es la marca de Su victoria con la que Satanás está marcado. La destrucción de Sodoma es un gran tropiezo en la ambición de Satanás de oponerse a Dios corrompiendo y destruyendo al hombre, y es de igual forma una señal humillante de un tiempo en el desarrollo de la humanidad en el que el hombre rechazó la dirección de Dios y se abandonó al vicio. Además, es un registro de una revelación verdadera del carácter justo de Dios.

 

Cuando el fuego que Dios envió desde el cielo hubo reducido Sodoma a nada más que cenizas, significaba que la ciudad llamada “Sodoma” dejaría de existir, tal como lo haría todo dentro de ella. Fue destruida por la ira de Dios; desapareció bajo la ira y la majestad de Dios. Sodoma recibió su justo castigo debido al carácter justo de Dios; recibió su justo fin debido al carácter justo de Dios. El final de la existencia de Sodoma se debió a su maldad, y también al deseo de Dios de mirar nunca más esta ciudad, así como a ninguna de las personas que habían vivido en ella o cualquier vida que hubiese crecido dentro de ella. El “deseo de no mirar nunca más la ciudad” por parte de Dios es Su ira así como Su majestad. Dios quemó la ciudad porque su iniquidad y pecado provocaron que Él sintiese ira, repugnancia y aversión hacia ella y desease no verla nunca más a ella ni a ninguna de las personas y cosas vivientes en su interior. Una vez que la ciudad había terminado de arder, dejando solo cenizas tras ella, había dejado verdaderamente de existir a los ojos de Dios; incluso Sus recuerdos de ella desaparecieron, se borraron. Esto significa que el fuego enviado desde el cielo no solo destruyó toda la ciudad de Sodoma y las personas llenas de iniquidad en su interior, ni tampoco destruyó solamente todas las cosas que en ella fueron manchadas por el pecado; aún más, este fuego destruyó los recuerdos de la maldad y la resistencia de la humanidad contra Dios. Este fue el propósito de Dios el quemar la ciudad.

Una humanidad se había vuelto corrupta hasta el extremo. No conocía a Dios ni de dónde había venido. Si tú mencionabas a Dios, estas personas te atacarían, difamarían y blasfemarían. Incluso cuando los siervos de Dios habían venido a difundir Su advertencia, estas personas corruptas no solo no mostraron signos de arrepentimiento; no abandonaron su conducta malvada. Al contrario, hicieron daño descaradamente a los siervos de Dios. Lo que expresaron y revelaron fue su naturaleza y esencia de extrema enemistad hacia Dios. Se puede ver que la resistencia contra Dios de estas personas corruptas era más que una revelación de su carácter corrupto, del mismo modo que era más que un ejemplo de difamación o burla que brotaba de una falta de entendimiento de la verdad. Ni la estupidez ni la ignorancia causaron su conducta malvada; no fue porque estas personas hubiesen sido engañadas, y sin duda no fue porque hubiesen sido confundidas. Su conducta había alcanzado el nivel del antagonismo flagrantemente descarado, la oposición y el clamor contra Dios. Sin duda, este tipo de conducta humana enfurecería a Dios, y enfurecería Su carácter —un carácter que no debe ser ofendido—. Por tanto, Dios desató directamente y abiertamente Su ira y Su majestad; esta es una verdadera revelación de Su carácter justo. Frente a una ciudad que desbordaba pecado, Dios deseaba destruirla de la manera más rápida posible; deseaba erradicar al pueblo en ella y la totalidad de sus pecados de la forma más completa, hacer que los habitantes de esta ciudad dejasen de existir y que el pecado no se multiplicase más en ese lugar. La forma más rápida y completa de hacerlo era quemarla con fuego. La actitud de Dios hacia el pueblo de Sodoma no fue una de abandono o desconsideración; en su lugar, Él usó Su ira, majestad y autoridad para castigar, golpear y destruir totalmente a estas personas. Su actitud hacia ellos no fue solo una de destrucción física sino también de destrucción del alma, una erradicación eterna. Esta es la verdadera implicación del deseo de Dios de que ellos “dejasen de existir”.

Recomendación: La segunda venida de cristo

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

 La ira de Dios


Perdonar setenta veces siete y el amor del Señor

2019-10-04 19:41:13 | Palabra de Dios

1. Perdonar setenta veces siete

(Mateo 18:21-22) Luego vino Pedro hacia Él y dijo: Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano que ha pecado contra mí? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, pero hasta setenta veces siete.

2. El amor del Señor

(Mateo 22:37-39) Jesús le dijo: Tú amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y principal mandamiento. Y el segundo es similar: ama a tu prójimo como a ti mismo.

Jesus y Pedro

De estos dos pasajes, uno habla del perdón y el otro del amor. Estos dos temas destacan realmente la obra que el Señor Jesús quería llevar a cabo en la Era de la Gracia.

Cuando Dios se hizo carne, con este hecho introdujo una etapa de Su obra: la obra específica de esta era y el carácter que Él quería expresar. En ese período, todo lo que el Hijo del Hombre hizo giró en torno a la obra que Dios quería llevar a cabo en esta era. Haría exactamente eso, ni más ni menos. Cada cosa que dijo y cada tipo de obra que llevó a cabo guardaban relación con esta era. Independientemente de que lo expresara de una forma humana mediante el lenguaje humano o a través del lenguaje divino —cualquiera que fuera la forma o la perspectiva desde la que lo hiciera— Su objetivo era ayudar a que las personas entendieran lo que quería hacer, cuál era Su voluntad, y cuáles Sus exigencias para las personas. Podía usar diversos medios desde diferentes perspectivas para ayudar a las personas a entender, comprender y conocer Su voluntad, a conocer Su obra de salvación de la humanidad. Así, en la Era de la Gracia vemos al Señor Jesús empleando frecuentemente el lenguaje humano para expresar lo que quería comunicar a la humanidad. Además, lo vemos desde la perspectiva de un guía ordinario que habla a las personas, suple sus necesidades, las ayuda con lo que han pedido. Esta forma de obrar no se había visto en la Era de la Ley que precedió a la de la Gracia. Se volvió más íntimo y compasivo con la humanidad, así como más capaz de conseguir resultados prácticos en ambas formas y maneras. La expresión “perdonar a las personas ‘setenta veces siete’” aclara realmente esta idea. El propósito logrado por el número en esta expresión es permitir a las personas entender la intención del Señor Jesús en el momento en que dijo esto: se debía perdonar a los demás, y no una vez, dos o siete veces, sino setenta veces siete. ¿Qué tipo de idea es “setenta veces siete”? Es conseguir que las personas conviertan el perdón en su propia responsabilidad, algo que deben aprender, y un camino que deben observar. Aunque esto solo era una expresión, servía como idea fundamental. Ayudaba a las personas a apreciar profundamente lo que Él quería decir y a encontrar las formas apropiadas de practicar, así como los principios y los estándares en dicha práctica. Esta expresión ayudaba a las personas a entender claramente, y les daba un concepto preciso, para que aprendieran el perdón; perdonar sin condiciones ni limitaciones, pero con una actitud de tolerancia y comprensión hacia los demás. Cuando el Señor Jesús dijo esto, ¿qué había en Su corazón? ¿Estaba pensando realmente en setenta veces siete? No. ¿Perdonará Dios realmente al hombre un número exacto de veces? Muchas personas están interesadas en el “número de veces” mencionadas, quieren entender realmente el origen y el significado de este número, por qué salió este de la boca del Señor Jesús; creen que contiene implicaciones más profundas. En realidad, solo fue una expresión de Dios en humanidad. Cualquier implicación o significado deben analizarse junto a los requisitos del Señor Jesús para la humanidad. Cuando Dios no se había hecho carne, las personas no entendían mucho de lo que Él decía, porque procedía de la divinidad total. La perspectiva y el contexto de lo que decía eran invisibles e inalcanzables para el hombre; se expresaba desde una esfera espiritual que las personas no podían ver. Y es que quienes vivían en la carne no podían pasar por el reino espiritual. Pero después de que Dios se hiciera carne, hablaba a la humanidad desde la perspectiva del hombre, y este diálogo procedía el alcance de la esfera espiritual y lo sobrepasaba. Él podía expresar Su carácter, Su voluntad y Su actitud divinos por medio de cosas que los humanos podían imaginar, ver y encontrarse en sus vidas; usando métodos que estos podían aceptar, en un lenguaje que podían entender, y un conocimiento que podían comprender, para permitirles saber y conocer a Dios, comprender Su sentido y Sus estándares exigidos dentro del alcance de su capacidad, en la medida en que fueran capaces. Este era el método y el principio de la obra de Dios en la humanidad. Aunque Sus caminos y Sus principios de obrar en la carne se consiguieron en su mayoría por la humanidad o a través de ella, realmente obtuvo resultados que no se habrían conseguido obrando directamente en la divinidad. La obra de Dios en humanidad era más concreta, auténtica y enfocada, los métodos eran mucho más flexibles, y sobrepasaba en forma a la Era de la Ley.

Seguidamente, hablemos de amar al Señor y a tu prójimo como a ti mismo. ¿Es esto algo que se expresa directamente en la divinidad? ¡Claramente no! Todas estas son cosas que el Hijo del Hombre dijo en humanidad; solo personas dirían algo como “Ama a tu prójimo como a ti mismo. Amar a los demás es lo mismo que amar tu propia vida”, y solo las personas hablarían de esta manera. Dios nunca ha hablado de esa forma. Como mínimo, no hay este tipo de lenguaje en Su divinidad porque Él no necesita este tipo de principio, “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, para regular Su amor por la humanidad, porque el amor de Dios por el hombre es una revelación natural de lo que Él tiene y es. ¿Habéis oído alguna vez a Dios decir algo como “amo a la humanidad como me amo a mí mismo”? Porque el amor está en la esencia de Dios, y en lo que Él tiene y es. El amor de Dios por la humanidad, la forma en la que trata a las personas y Su actitud son una expresión y una revelación naturales de Su carácter. Él no necesita hacer esto deliberadamente de una cierta forma, o seguir deliberadamente cierto método o código moral para conseguir amar a Su prójimo como a sí mismo, Él ya posee este tipo de esencia. ¿Qué ves en esto? Cuando Dios obraba en forma humana, muchos de Sus métodos, palabras, y verdades se expresaban todos de una manera humana. Pero al mismo tiempo el carácter de Dios, lo que Él tiene y es, así como Su voluntad se expresaron para que las personas las conociesen y entendiesen. Lo que conocieron y entendieron fue exactamente Su esencia y lo que Él tiene y es, que representa la identidad y el estatus inherente de Dios mismo. Es decir, el Hijo del Hombre en la carne expresaba el carácter y la esencia inherentes de Dios mismo en el mayor grado posible y de la forma más precisa posible. La humanidad del Hijo del Hombre no solo no fue un obstáculo o una barrera para la comunicación y la interacción del hombre con Dios en el cielo, sino que era realmente el único canal y el único puente de conexión entre el hombre y el Señor de la creación. En este punto, ¿no sentís que existen similitudes entre la naturaleza y los métodos de la obra realizada por el Señor Jesús en la Era de la Gracia y la etapa actual de la obra? Esta etapa actual de la obra también emplea mucho lenguaje humano para expresar el carácter de Dios, y mucho lenguaje y métodos de la vida cotidiana del hombre así como conocimiento humano para expresar la voluntad de Dios. Una vez que Dios se hace carne, independientemente de si está hablando desde una perspectiva humana o divina, gran parte de Su lenguaje y Sus métodos de expresión tienen lugar por medio del lenguaje y los métodos humanos. Esto es, cuando Dios se hace carne, es la mejor oportunidad para ti de ver Su omnipotencia y Su sabiduría, y de conocer cada aspecto práctico suyo. Cuando Dios se hizo carne, conforme crecía, llegó a entender, aprender y comprender algo del conocimiento, el sentido común, el lenguaje y los métodos de expresión humanos en Su humanidad. Dios encarnado poseía estas cosas que procedían de los humanos que Él había creado. Estos se convirtieron en herramientas de Dios en la carne para expresar Su carácter y Su divinidad, y le permitieron hacer Su obra más pertinente, más auténtica, y más precisa mientras estaba obrando en medio de la humanidad, desde una perspectiva humana y usando el lenguaje humano. La hizo más accesible y fácilmente entendible para las personas, consiguiendo así los resultados que Dios quería. ¿No es más práctico para Dios obrar de esta forma en la carne? ¿No es sabiduría de Dios? Cuando Él se hizo carne, cuando Su carne pudo acometer la obra que Él quería llevar a cabo, fue cuando expresaría Su carácter y Su obra sobre el terreno, y también fue el momento en el que podría comenzar oficialmente Su ministerio como el Hijo del Hombre. Esto significaba que ya no había más un abismo entre Dios y el hombre, que Él cesaría pronto Su obra de comunicarse por medio de mensajeros, y que Dios mismo podría expresar personalmente todas las palabras y la obra en la carne que Él quisiera. También significaba que las personas que Dios salva estaban más cerca de Él, que Su plan de gestión había entrado en un nuevo territorio, y que toda la humanidad estaba a punto de afrontar una nueva era.

 

Recomendación: La segunda venida de cristo

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

 

El Hijo del Hombre es el Señor aún en el día de reposo

2019-10-03 21:26:50 | Reflexiones Cristianas

1. (Mateo 12:1) Esa vez, Jesús fue por los campos de maíz en un día de reposo; los discípulos tenían hambre y comenzaron a arrancar las mazorcas de maíz para comerlas.

2. (Mateo 12:6-8) Pero Yo os digo que en este lugar hay uno que es más grande que este templo. Pero si vosotros hubierais sabido lo que esto significa, Yo recibiría misericordia y no sacrificio, vosotros no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del Hombre es el Señor aún en el día de reposo.

Le echaremos primero una mirada a este pasaje: “Esa vez, Jesús fue por los campos de maíz en un día de reposo; los discípulos tenían hambre y comenzaron a arrancar las mazorcas de maíz para comerlas”.

¿Por qué hemos escogido este pasaje? ¿Qué relación guarda con el carácter de Dios? En este texto, lo primero que sabemos es que era el día de reposo, pero el Señor Jesús salió y llevó a Sus discípulos por los campos de maíz. Y lo más “escandaloso” es que hasta “comenzaron a arrancar las mazorcas de maíz para comerlas”. En la Era de la Ley, las leyes de Jehová Dios consistían en que las personas no podían salir de manera informal ni participar en actividades en Sabbat: habían muchas cosas que no se podían hacer en Sabbat. Esta acción por parte del Señor Jesús fue desconcertante para quienes habían vivido bajo la ley durante largo tiempo, y hasta provocó críticas. En cuanto a su confusión y a cómo hablaban sobre lo que Jesús hizo, lo dejaremos de lado por ahora y analizaremos primero por qué el Señor Jesús escogió, entre todos los días, hacer esto en el día de reposo, y qué quería comunicar por medio de esta acción a los que vivían bajo la ley. Esta es la relación entre este pasaje y el carácter de Dios sobre la que quiero hablar.

Cuando el Señor Jesús vino, usó Sus actos prácticos para comunicarles a las personas: Dios se había marchado de la Era de la Ley, y había comenzado una nueva obra; esta no requería la observancia del Sabbat. Cuando Dios salió de los límites del día de reposo, solo fue un anticipo de Su nueva obra, y Su gran obra seguía realizándose. Cuando el Señor Jesús empezó Su obra, ya había dejado atrás los grilletes de la Era de la Ley, y se había abierto paso entre las normas y los principios de esa era. En Él no había rastro de nada relacionado con la ley; la había desechado por completo y ya no la observaba; ya no requería que la humanidad la cumpliera. De modo que aquí ves que el Señor Jesús atravesó los maizales en el día de reposo; el Señor no descansó, sino que salió a trabajar. Este acto suyo fue una conmoción para los conceptos de las personas y les comunicaba que Él ya no vivía bajo ella; que Él había abandonado los límites del Sabbat y apareció delante de la humanidad y en medio de ellos con una nueva imagen, con una nueva forma de obrar. Este acto suyo les decía a las personas que Él había traído consigo una nueva obra que empezó saliendo de la ley y del día de reposo. Cuando Dios llevó a cabo Su nueva obra, dejó de aferrarse al pasado y ya no se preocupó más por la normativa de la Era de la Ley. Tampoco le afectó Su obra en la era anterior, sino que trabajó como de costumbre durante el día de reposo, y cuando Sus discípulos tuvieron hambre, pudieron arrancar espigas de maíz para comer. Todo aquello era muy normal a los ojos de Dios. Él podía tener un nuevo comienzo para gran parte de la obra que quería hacer y para las cosas que quería decir. Cuando tiene un nuevo comienzo ni menciona de nuevo Su obra previa, ni sigue con ella. Y es que Dios tiene Sus principios en Su obra. Cuando quiere empezar una nueva obra es cuando quiere llevar a la humanidad a una nueva etapa de la misma, y cuando esta ha entrado en una fase más alta. Si las personas siguen actuando según los antiguos dichos o normas, o siguen aferrados a ellos, Él no lo conmemorará ni lo elogiará. Esto se debe a que ya ha introducido una nueva obra y ha entrado en una nueva fase de la suya. Cuando inicia una nueva obra, se aparece a la humanidad con una imagen completamente nueva, desde un ángulo totalmente nuevo y de un modo plenamente nuevo para que las personas puedan ver distintos aspectos de Su carácter y lo que Él tiene y es. Esta es una de Sus metas en Su nueva obra. Dios no se aferra a lo antiguo ni toma el camino trillado; cuando obra y habla no es tan prohibitivo como los seres humanos imaginan. En Dios, todo es libre y está liberado, y no hay prohibición ni coacción: lo que Él le trae a la humanidad es completa libertad y liberación. Es un Dios vivo, que existe genuina y verdaderamente. No es una marioneta ni una escultura de arcilla, y es por completo diferente de los ídolos que las personas consagran y adoran. Está vivo y vibrante, y lo que Sus palabras y Su obra les aporta a los seres humanos es todo vida y luz, libertad y liberación, porque Él contiene la verdad, la vida y el camino; Él no está obligado por nada en parte alguna de Su obra. Independientemente de lo que digan las personas y de cómo vean o valoren Su nueva obra, Él la realizará sin reparo alguno. No se preocupará por los conceptos de nadie ni por los dedos que señalen Su obra y Sus palabras, o tan siquiera por la fuerte oposición y resistencia de ellos a Su nueva obra. Nadie, en toda la creación, puede usar la razón, la imaginación, el conocimiento o la moralidad humanos para medir o definir lo que Dios hace para desacreditar, interrumpir o sabotear Su obra. No existe prohibición en Su obra ni en lo que Él hace, y no se verá obligado por ningún hombre, cosa u objeto, y esta no será alterada por ninguna fuerza hostil. En Su nueva obra es el Rey siempre victorioso y pisotea, bajo el estrado de Sus pies, todas las herejías y las falacias de la humanidad. Independientemente de la nueva etapa de Su obra que esté llevando a cabo, debe desarrollarse y expandirse en medio de la humanidad, y debe llevarse a cabo sin estorbo en todo el universo, hasta que Su gran obra haya concluido. Este es el poderío y la sabiduría de Dios, Su autoridad y Su poder. Así, el Señor Jesús podía salir abiertamente y trabajar en el día de reposo, porque en Su corazón no había normas ni conocimiento, ni doctrina originada en la humanidad. Lo que Él tenía era la nueva obra de Dios y Su camino, y Su obra era la manera de liberar a la humanidad, de desencadenarla y permitirle existir en la luz y vivir. Aquellos que adoran a los ídolos o a falsos dioses viven cada día atados por Satanás, reprimidos por todo tipo de normas y tabúes, hoy se prohíbe una cosa y mañana otra; no hay libertad en su vida. Son como prisioneros engrilletados, sin gozo del que hablar. ¿Qué representa la “prohibición”? Simboliza restricciones, lazos y maldad. Tan pronto como una persona adora a un ídolo, están venerando a un falso dios, a un espíritu maligno. La prohibición viene acompañada de esto. No se puede comer esto o aquello; hoy no se puede salir; mañana no se puede encender el horno; al día siguiente uno no puede mudarse a una casa nueva; se deben seleccionar ciertos días para bodas y funerales, y hasta para dar a luz. ¿Cómo se denomina esto? Se le llama prohibición; es esclavitud de la humanidad, y son los grilletes de Satanás y los espíritus malignos que los controlan y cohíben su corazón y su cuerpo. ¿Existen estas prohibiciones con Dios? Cuando se habla de la santidad de Dios, deberías pensar primero en esto: Con Dios no hay prohibiciones. Dios tiene principios en Sus palabras y en Su obra, pero no son prohibiciones, porque Dios mismo es la verdad, el camino y la vida.

Consideremos ahora el siguiente pasaje: “Pero Yo os digo que en este lugar hay uno que es más grande que este templo. Pero si vosotros hubierais sabido lo que esto significa, Yo recibiría misericordia y no sacrificio, vosotros no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del Hombre es el Señor aún en el día de reposo” (Mateo 12:6-8). ¿A qué se refiere “templo” aquí? Por decirlo de un modo sencillo, “templo” alude a un edificio magnífico, alto, y en la Era de la Ley, era un lugar donde los sacerdotes adoraban a Dios. Cuando el Señor Jesús declaró “en este lugar hay uno que es más grande que este templo”, ¿a quién se refería ese “uno”? Claramente, se trata del Señor Jesús en la carne, porque solo Él era mayor que el templo. ¿Qué transmiten esas palabras a las personas? Les indica que salgan del templo; Dios ya lo había abandonado y no obraba más allí, así que las personas deberían buscar las huellas de Dios fuera de él y seguirlas en Su nueva obra. El trasfondo de esta afirmación del Señor Jesús es que bajo la ley, los seres humanos habían llegado a considerar el templo como algo mayor que Dios mismo. Es decir, las personas adoraban el templo en lugar de a Dios, así que el Señor Jesús les advierte que no adoren a los ídolos, sino a Dios porque Él es supremo. Por consiguiente, Él dijo: “Yo recibiría misericordia y no sacrificio”. Es evidente que, a los ojos del Señor Jesús, la mayoría de las personas que estaban bajo la ley ya no adoraban a Jehová, sino que llevaban a cabo el proceso del sacrificio, y determinó que esto era “adorar a los ídolos”. Estos adoradores de ídolos veían el templo como algo mayor y más elevado que Dios. En sus corazones solo figuraba el templo, Dios no; si lo perdían, con él perdían también su morada. Sin él no tenían donde adorar y no podrían llevar a cabo sus sacrificios. Su pretendida morada era donde ellos operaban bajo el estandarte de la adoración a Jehová Dios, algo que les permitía permanecer en el templo y llevar a cabo sus propios negocios. Los pretendidos sacrificios que realizaban eran solo para efectuar sus propios tratos personales y vergonzosos bajo el disfraz de cumplir con su servicio en el templo. Por esta razón, las personas de aquella época consideraban que el templo era mayor que Dios, porque lo usaban como tapadera, y los sacrificios como pretexto para engañar a otros y a Dios; el Señor Jesús declaró esto para advertir a las personas […].

A continuación, consideremos la última frase de este pasaje de las escrituras: “Porque el Hijo del Hombre es el Señor aún en el día de reposo”. ¿Existe un lado práctico en esta frase? ¿Podéis verlo? Cada una de las cosas que Dios afirma sale de Su corazón, ¿por qué dijo esto, pues? ¿Qué entendéis por eso? Es posible que entendáis el significado de esta frase ahora, pero en aquel tiempo no muchos lo comprendían, porque la humanidad acababa de salir de la Era de la Ley. Para ellos, salir del día de reposo era algo muy difícil, por no hablar de entender lo que es el verdadero Sabbat.

La frase “el Hijo del Hombre es el Señor aún en el día de reposo” les dice a las personas que todo lo de Dios es inmaterial, y aunque Dios pueda suplir todas tus necesidades materiales, una vez satisfechas estas, ¿puede la satisfacción que proporcionan estas cosas sustituir tu búsqueda de la verdad? ¡Es evidente que no es posible! El carácter de Dios y lo que Él tiene y es, sobre los que hemos estado comunicando, son la verdad. No se pueden medir con el alto precio de los objetos materiales ni su valor se puede cuantificar con dinero, porque no es algo material y suple las necesidades del corazón de todas y cada una de las personas. Para cada persona, el valor de estas verdades intangibles debería ser mayor que el de cualquier cosa material que te parezca hermosa, ¿verdad? Esta declaración es algo a lo que tenéis que dedicarle tiempo. La idea clave de lo que he dicho es que lo que Dios tiene y es, y todo lo suyo, son lo más importante para cada persona y no pueden ser sustituidos por ningún objeto material. Te daré un ejemplo: Cuando tienes hambre, necesitas comida. Esta puede ser relativamente buena o deficiente, pero en cuanto te hartas, esa desagradable sensación de estar hambriento ya no existe; habrá desaparecido. Puedes estar aquí sentado en paz y tu cuerpo estará en reposo. El hambre de las personas puede resolverse con comida, pero cuando estás siguiendo a Dios y sintiendo que no tienes una comprensión de Él, ¿cómo puedes solucionar el vacío de tu corazón? ¿Puedes remediarlo con comida? O cuando estás siguiendo a Dios y no entiendes Su voluntad, ¿qué puedes usar para saciar esa hambre de tu corazón? En el proceso de tu experiencia de salvación por medio de Dios, aunque busques un cambio en tu carácter, si no comprendes Su voluntad o no sabes cuál es la verdad, si no entiendes el carácter de Dios, ¿no te sientes muy incómodo? ¿No sientes en tu corazón una fuerte hambre y sed? ¿No te impiden estos sentimientos sentir paz en tu corazón? ¿Cómo se puede, pues, saciar esa hambre del corazón? ¿Existe alguna forma de resolverlo? Algunos van a comprar, otros van en busca de sus amigos para confiarse a ellos, otros duermen hasta hartarse, otros leen más palabras de Dios o trabajan más duro y dedican más esfuerzo para cumplir con sus deberes. ¿Pueden estas cosas solucionar tus dificultades prácticas? Todos vosotros entendéis por completo estos tipos de prácticas. Cuando te sientes impotente, o tienes un fuerte deseo de obtener iluminación de Dios que te permita conocer la realidad de la verdad y Su voluntad, ¿qué es lo que más necesitas? No es una comida completa, ni unas pocas palabras amables. Además, no se trata del consuelo pasajero y la satisfacción de la carne; lo que necesitas es que Dios te diga de un modo directo y claro lo que deberías hacer y cómo hacerlo; indicarte con claridad cuál es la verdad. Después de entender esto, aunque solo sea una parte ínfima, ¿no te sientes más satisfecho en tu corazón que si hubieras comido una buena comida? Cuando tu corazón está colmado, ¿no gana verdadera paz y toda tu persona también? A través de esta analogía y análisis, ¿entendéis ahora por qué quería Yo comunicar con vosotros esta frase “el Hijo del Hombre es el Señor aún en el día de reposo”? Su significado es que lo que procede de Dios, lo que Él tiene y es, y Su todo son mayores que cualquier otra cosa, incluido aquello o a aquella persona que una vez creíste valorar más. Esto significa que si una persona no puede tener las palabras de la boca de Dios o no entiende Su voluntad, no puede lograr la paz. En vuestras experiencias futuras comprenderéis por qué quería que vierais este pasaje hoy; esto es muy importante. Todo lo que Dios hace es verdad y vida. Para la humanidad, la verdad es algo de lo que no puede carecer en su vida, algo de lo que no puede pasarse; también podrías decir que es lo más grande. Aunque no puedas verlo ni tocarlo, no puedes ignorar la importancia que tiene para ti; es lo único que puede traer paz a tu corazón.

de "La Palabra manifestada en carne”

 Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

 
 

Aunque la ira de Dios está oculta y es desconocida para el hombre, no tolera ofensa

2019-10-02 19:56:40 | Palabra de Dios

El trato de Dios hacia la totalidad de la humanidad insensata e ignorante se basa principalmente en la misericordia y la tolerancia. Su ira, por el contrario, se esconde en la mayor parte del tiempo y de las cosas; es desconocida para el hombre. Como consecuencia, es difícil para el hombre ver a Dios exhibir Su ira, y también es difícil entender Su ira. De ahí que el hombre se tome a la ligera la ira de Dios. Cuando el hombre se enfrenta a la obra y el paso final de Dios de tolerar y perdonar al hombre, esto es, cuando el ejemplo final de la misericordia de Dios y Su advertencia final lo alcanza, si sigue utilizando los mismos métodos para oponerse a Dios y no hace ningún esfuerzo para arrepentirse, enmendar sus caminos o aceptar Su misericordia, Dios ya no les concederá más Su tolerancia y paciencia. Al contrario, es en este tiempo que Dios retirará Su misericordia. Después de esto, Él solo enviará Su ira. Él puede expresar Su ira de formas diferentes, del mismo modo que puede usar diferentes métodos para castigar y destruir a las personas.

El uso del fuego por parte de Dios para destruir la ciudad de Sodoma es Su método más rápido de aniquilar totalmente a la humanidad o una cosa. Quemar a las personas de Sodoma destruyó más que sus cuerpos físicos; destruyó la totalidad de sus espíritus, sus almas y sus cuerpos, garantizando que las personas dentro de esta ciudad dejarían de existir tanto en el mundo material como en el mundo invisible al hombre. Esta es una forma en la que Dios revela y expresa Su ira. Esta forma de revelación y expresión es un aspecto de la esencia de la ira de Dios, del mismo modo que es naturalmente también una revelación de la esencia del carácter justo de Dios. Cuando Dios envía Su ira, deja de mostrar misericordia o benignidad, como tampoco despliega más Su tolerancia o paciencia; no hay persona, cosa o razón que pueda persuadirlo para que continúe siendo paciente, dé otra vez Su misericordia, y conceda Su tolerancia una vez más. En lugar de estas cosas, sin un momento de duda, Dios enviará Su ira y majestad, hará lo que desea, y hará estas cosas de una manera rápida y limpia de acuerdo a Sus propios deseos. Esta es la forma en la que Dios envía Su ira y majestad, que el hombre no debe ofender, y también es una expresión de un aspecto de Su carácter justo. Cuando las personas ven a Dios mostrando preocupación y amor por el hombre, son incapaces de detectar Su ira, ver Su majestad o sentir Su intolerancia a la ofensa. Estas cosas siempre han llevado a las personas a creer que el carácter justo de Dios es solamente uno de misericordia, tolerancia y amor. Sin embargo, cuando uno ve a Dios destruir una ciudad o detestar a una humanidad, Su ira en la destrucción del hombre y Su majestad permiten a las personas ver el otro lado de Su carácter justo. Esta es la intolerancia de Dios a la ofensa. El carácter de Dios que no tolera ofensas sobrepasa la imaginación de cualquier ser creado, y entre los seres no creados, ninguno es capaz de interferir en él o afectarlo; más aún, no puede ser suplantado o imitado. Así pues, este aspecto del carácter de Dios es uno que la humanidad debería conocer al máximo. Solo Dios mismo tiene este tipo de carácter, y solo Dios mismo posee este tipo de carácter. Dios posee este tipo de carácter justo porque detesta la maldad, las tinieblas, la rebeldía y los actos malvados de Satanás, que corrompen y destruyen a la humanidad, porque Él detesta todos los actos de pecado en oposición a Él y debido a Su esencia santa y pura. Es por esto que Él no sufrirá a ninguno de los seres creados o no creados oponiéndose a Él o disputando con Él. Incluso si un individuo al que Él hubo mostrado alguna vez misericordia o seleccionado, solo necesita provocar a Su carácter y transgredir Su principio de paciencia y tolerancia, Él liberará y revelará Su carácter justo sin la más mínima misericordia o duda —un carácter que no tolera ofensa—.

Recomendación: La segunda venida de cristo

 

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

 

 La ira de Dios