La muerte a puñaladas de un estudiante en una escuela japonesa en Shenzhen, provincia de Guangdong, China, tuvo un gran impacto en las empresas japonesas que operan en la zona. A medida que el entorno empresarial se vuelve más severo debido a la desaceleración económica y el aumento de las empresas locales, las preocupaciones de seguridad también aumentan, y es inevitable que el apetito por la inversión en China se enfríe aún más.