Dios Todopoderoso es mi salvador

Que el amor y la misericordia de DIOS estén siempre contigo

Aunque la ira de Dios está oculta y es desconocida para el hombre, no tolera ofensa

2019-09-30 01:10:22 | Conocer a Dios

El trato de Dios hacia la totalidad de la humanidad insensata e ignorante se basa principalmente en la misericordia y la tolerancia. Su ira, por el contrario, se esconde en la mayor parte del tiempo y de las cosas; es desconocida para el hombre. Como consecuencia, es difícil para el hombre ver a Dios exhibir Su ira, y también es difícil entender Su ira. De ahí que el hombre se tome a la ligera la ira de Dios. Cuando el hombre se enfrenta a la obra y el paso final de Dios de tolerar y perdonar al hombre, esto es, cuando el ejemplo final de la misericordia de Dios y Su advertencia final lo alcanza, si sigue utilizando los mismos métodos para oponerse a Dios y no hace ningún esfuerzo para arrepentirse, enmendar sus caminos o aceptar Su misericordia, Dios ya no les concederá más Su tolerancia y paciencia. Al contrario, es en este tiempo que Dios retirará Su misericordia. Después de esto, Él solo enviará Su ira. Él puede expresar Su ira de formas diferentes, del mismo modo que puede usar diferentes métodos para castigar y destruir a las personas.

El uso del fuego por parte de Dios para destruir la ciudad de Sodoma es Su método más rápido de aniquilar totalmente a la humanidad o una cosa. Quemar a las personas de Sodoma destruyó más que sus cuerpos físicos; destruyó la totalidad de sus espíritus, sus almas y sus cuerpos, garantizando que las personas dentro de esta ciudad dejarían de existir tanto en el mundo material como en el mundo invisible al hombre. Esta es una forma en la que Dios revela y expresa Su ira. Esta forma de revelación y expresión es un aspecto de la esencia de la ira de Dios, del mismo modo que es naturalmente también una revelación de la esencia del carácter justo de Dios. Cuando Dios envía Su ira, deja de mostrar misericordia o benignidad, como tampoco despliega más Su tolerancia o paciencia; no hay persona, cosa o razón que pueda persuadirlo para que continúe siendo paciente, dé otra vez Su misericordia, y conceda Su tolerancia una vez más. En lugar de estas cosas, sin un momento de duda, Dios enviará Su ira y majestad, hará lo que desea, y hará estas cosas de una manera rápida y limpia de acuerdo a Sus propios deseos. Esta es la forma en la que Dios envía Su ira y majestad, que el hombre no debe ofender, y también es una expresión de un aspecto de Su carácter justo. Cuando las personas ven a Dios mostrando preocupación y amor por el hombre, son incapaces de detectar Su ira, ver Su majestad o sentir Su intolerancia a la ofensa. Estas cosas siempre han llevado a las personas a creer que el carácter justo de Dios es solamente uno de misericordia, tolerancia y amor. Sin embargo, cuando uno ve a Dios destruir una ciudad o detestar a una humanidad, Su ira en la destrucción del hombre y Su majestad permiten a las personas ver el otro lado de Su carácter justo. Esta es la intolerancia de Dios a la ofensa. El carácter de Dios que no tolera ofensas sobrepasa la imaginación de cualquier ser creado, y entre los seres no creados, ninguno es capaz de interferir en él o afectarlo; más aún, no puede ser suplantado o imitado. Así pues, este aspecto del carácter de Dios es uno que la humanidad debería conocer al máximo. Solo Dios mismo tiene este tipo de carácter, y solo Dios mismo posee este tipo de carácter. Dios posee este tipo de carácter justo porque detesta la maldad, las tinieblas, la rebeldía y los actos malvados de Satanás, que corrompen y destruyen a la humanidad, porque Él detesta todos los actos de pecado en oposición a Él y debido a Su esencia santa y pura. Es por esto que Él no sufrirá a ninguno de los seres creados o no creados oponiéndose a Él o disputando con Él. Incluso si un individuo al que Él hubo mostrado alguna vez misericordia o seleccionado, solo necesita provocar a Su carácter y transgredir Su principio de paciencia y tolerancia, Él liberará y revelará Su carácter justo sin la más mínima misericordia o duda —un carácter que no tolera ofensa—.

 

Fuente:  Evangelio de la Fuente de la Vida

RecomendaciónReflexiones Cristianas


¿Cómo desvela el misterio del nombre de Dios?

2019-09-29 02:00:28 | Conocer a Dios

El nombre de Dios es Jehová, como está escrito en el Antiguo Testamento: “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve” (Isaías 43:11). “Jehová, [...] Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:15). Sin embargo, el Nuevo Testamento dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). “Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). A partir de estos versículos se puede ver que tanto Jehová como Jesús son los nombres de Dios. Dios se llama Jehová en el Antiguo Testamento, pero recibe el nombre de Jesús en el Nuevo Testamento. ¿Por qué cambia el nombre de Dios? ¿Cuál es el significado de Sus nombres? Vamos a explorar juntos este aspecto de la verdad.

el nombre de dios

Una vez leí un pasaje en un libro que me dio conocimiento del significado del nombre de Jehová. El pasaje dice: “‘Jehová’ es el nombre que adopté durante Mi obra en Israel y significa el Dios de los israelitas (el pueblo escogido de Dios) que puede tener compasión del hombre, maldecirlo y guiar su vida. Significa el Dios que posee gran poder y está lleno de sabiduría. […] Es decir, sólo Jehová es el Dios del pueblo escogido de Israel, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de Moisés y el Dios de todo el pueblo de Israel. Y así en la era presente, todos los israelitas excepto la tribu de Judá, adoran a Jehová. Le hacen sacrificios en el altar y le sirven usando las túnicas de los sacerdotes en el templo. Lo que esperan es la reaparición de Jehová. […] El nombre de Jehová es un nombre particular para el pueblo de Israel que vivía bajo la ley. En cada era y etapa de la obra, Mi nombre no carece de fundamento, sino que tiene un significado representativo: cada nombre representa una era. ‘Jehová’ representa la Era de la Ley y es el título honorífico para el Dios adorado por el pueblo de Israel” (“El Salvador ya ha regresado sobre una ‘nube blanca’”).

En la Era de la Ley, Dios tomó el nombre de Jehová de acuerdo con Su obra de proclamar las leyes y con el carácter que Él expresó. Dios comenzó la obra de la Era de la Ley con el nombre de Jehová. Proclamó las leyes y los mandamientos a través de Moisés, y guió oficialmente las vidas de la humanidad naciente en la tierra. Dios exigió que la gente cumpliese estrictamente las leyes y aprendiese a adorarle y a honrar Su grandeza. Las bendiciones y la gracia seguirían a cualquiera que cumpliese la ley; quien violase la ley sería apedreado hasta morir o quemado por fuego celestial. El nombre de Jehová representa lo que Dios expresó a la humanidad en esa era: un carácter majestuoso, de ira, maldición y misericordia. Por eso los israelitas que vivieron bajo la ley estricta la cumplieron y santificaron el nombre de Jehová. Todos adoraron a Jehová Dios, le oraron, le alabaron y le ofrecieron sacrificios sobre el altar. Vivieron bajo la dirección de Jehová durante unos milenios, hasta que la Era de la Ley terminó.

Entonces, ¿por qué se convirtió el nombre de Dios en Jesús en la Era de la Gracia? ¿Qué significa el nombre de Jesús? En cuanto a estas preguntas, hay un pasaje del libro que dice claramente: “‘Jesús’ es Emanuel y significa la ofrenda por el pecado que está llena de amor, de compasión y que redime al hombre. Él hizo la obra de la Era de la Gracia y representa la Era de la Gracia, y sólo puede representar una parte del plan de gestión. […] Sólo Jesús es el Redentor de la humanidad. Él es la ofrenda por el pecado que redimió a la humanidad del pecado. Es decir, el nombre de Jesús vino de la Era de la Gracia y existió debido a la obra de redención en la Era de la Gracia. El nombre de Jesús existió para permitir que las personas de la Era de la Gracia nacieran de nuevo y fueran salvas, y es un nombre particular para la redención de toda la humanidad. Y por tanto el nombre de Jesús representa la obra de la redención y denota la Era de la Gracia” (“El Salvador ya ha regresado sobre una ‘nube blanca’”).

Al final de la Era de la Ley, como la humanidad se estaba volviendo cada vez más corrupta y pecadora, era imposible que siguiese cumpliendo la ley. Como consecuencia de ello, estaba constantemente en peligro de ser castigada por infringir la ley. Por tanto, para salvar a la humanidad, Dios se encarnó personalmente en la tierra para hacer la obra de la redención. Dios comenzó la Era de la Gracia con el nombre de Jesús y finalizó la Era de la Ley, trayendo a la humanidad gracia plena y abundante, expresando un carácter de misericordia y amor, y redimiendo a la humanidad del pecado. El significado del nombre de Jesús es: lleno de amor, lleno de misericordia, y una ofrenda del pecado que puede redimir a la humanidad. Así, en la Era de la Gracia, siempre que orásemos, confesásemos y nos arrepintiésemos en el nombre del Señor, nuestras enfermedades serían curadas y nuestros pecados serían perdonados, y después de haber aceptado el nombre del Señor Jesús, pudimos sentir la presencia del Señor, sentir paz y gozo en nuestros espíritus, y disfrutar de la gracia y las bendiciones abundantes de Dios. El nombre de Jesús es específico de la Era de la Gracia. Representa la obra de Dios y el carácter que expresó en la Era de la Gracia.

Sólo al volver la vista hacia las dos fases anteriores de la obra de Dios nos damos cuenta de que Dios hace una obra diferente en diferentes eras según las necesidades de la humanidad, y que el nombre que adopta en cada era tiene su significado representativo de tanto Su obra, como el carácter que Él expresa durante esa era. Dios empieza una nueva era y cambia la era mediante Su nombre. Es decir, cada vez que cambia la era, y cuando Su obra cambia, Dios cambiará Su nombre. Por eso el nombre de Dios cambió en la Era de la Gracia. A estas alturas, algunos hermanos y algunas hermanas podrían hacer esta pregunta: “Como el nombre de Dios cambia, ¿por qué está escrito en la Biblia que ‘Este es mi nombre para siempre,’ y ‘este es mi memorial por todos los siglos’?”

Hay algunas palabras en el libro que nos dan claramente la respuesta a esta pregunta: “Están aquellos que dicen que Dios es inmutable. Eso es correcto, pero se refiere a la inmutabilidad del carácter y la esencia de Dios. Los cambios en Su nombre y obra no demuestran que Su esencia se haya alterado; en otras palabras, Dios siempre será Dios, y esto nunca cambiará”. “La sabiduría, lo maravilloso, la justicia, y la majestad de Dios nunca cambiarán. Su esencia y lo que Él tiene y es nunca cambiarán. Sin embargo, Su obra siempre está progresando hacia adelante, y siempre va profundizando, porque Él siempre es nuevo y nunca viejo. En cada era Dios adopta un nuevo nombre, hace una obra nueva, y permite a Sus criaturas ver Su nueva voluntad y nuevo carácter” (“La visión de la obra de Dios (3)”).

Estas palabras nos permiten saber que las palabras “para siempre” Y “por todos los siglos” en la Biblia se están refiriendo al carácter y la esencia de Dios, y que no se están refiriendo al nombre de Dios. Los nombres de Dios surgen por Su plan de gestión de salvar a la humanidad: Dios llevó a cabo Su obra en la Era de la Ley con el nombre de Jehová, e inició la obra de la Era de la Gracia con el nombre de Jesús. Pero, independientemente de cómo cambie la era y cómo cambie el nombre de Dios, la esencia de Dios nunca cambiará y Dios será siempre Dios sin duda alguna. En el tiempo en el que el Señor Jesús se encarnó para hacer Su obra, los fariseos se aferraron obstinadamente a las palabras: “Sólo Jehová es Dios; no hay otro Salvador que Jehová,” pero no reconocieron que el Señor Jesús era su Salvador tan esperado. No buscaron en absoluto la verdad que el Señor Jesús expresó, sino que, por el contrario, se resistieron frenéticamente a Él y le condenaron, e incluso conspiraron con el gobierno romano para crucificarlo, cometiendo así un pecado horrendo. Como resultado, provocaron la maldición de Dios, causando 2.000 años de subyugación nacional a Israel. ¡Es necesario reflexionar en profundidad acerca de su fracaso! La Biblia dice: “[...] porque la letra mata, mas el espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6). Así que, si somos incapaces de entender correctamente las Escrituras, y sólo entendemos su significado literal, si los que creen en Jehová proclaman el nombre de Jehová para siempre, y los que creen en el Señor Jesús defienden el nombre de Jesús para siempre, y no entendemos el significado de que Dios use Su nombre para cambiar la era, cometeremos el mismo error que los fariseos: confinarnos a nosotros mismos a la obra antigua de Dios, condenando ciegamente la obra nueva de Dios y quedándonos con tan sólo lamento.

Ahora estamos en los últimos días y es también el momento clave para darle la bienvenida a la llegada del Señor. El Señor Jesús profetizó que vendría de nuevo, así que ¿todavía se llamará Jesús el Señor cuando regrese? El Libro de Apocalipsis profetiza: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalem, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3:12). Este versículo dice claramente que Dios tendrá un nuevo nombre. Un nuevo nombre no puede haber sido adoptado con anterioridad y por eso se llama un nuevo nombre. Así que, ¿cambiará el nombre de Dios cuando regrese y no se llamará Jesús más? Apocalipsis 1:8 dice: “Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. Y Apocalipsis 11:16-17 dice: “Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus sillas, se postraron sobre sus rostros, y adoraron á Dios. Diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y has reinado”. Además de estos versículos, en Apocalipsis hay aún muchos más versículos que mencionan el nombre “el Todopoderoso.” Según estas profecías, es muy probable que el Señor será llamado el Todopoderoso cuando regrese. Cuando el nombre de Dios cambie una vez más, ¿qué enfoque deberíamos adoptar hacia el nuevo nombre de Dios y cómo deberíamos darle la bienvenida al regreso del Señor?

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation.  

Fuente:  Evangelio de la Fuente de la Vida



¿Cómo se cumplen las profecías sobre la venida del Hijo del hombre?

2019-09-28 01:48:41 | Conocer a Dios

En los últimos años, algunas personas han testificado en Internet que Dios ya se ha hecho carne de nuevo y ha expresado palabras para hacer la obra de juzgar y purificar al hombre, lo que ha causado no poca conmoción en el mundo religioso. Alguien publicó lo siguiente en Internet para referirse a esto: “Los cuatro Evangelios señalan claramente: El Señor Jesús se apareció al hombre durante cuarenta días en Su cuerpo espiritual después de Su resurrección. Cuando Él ascendió, dos ángeles dijeron a los apóstoles del Señor Jesús: ‘[...] ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo’ (Hechos 1:11). La Biblia lo dice claramente: El Señor Jesús ascendió al cielo en Su cuerpo espiritual, así que ciertamente vendrá en un cuerpo espiritual. Por lo tanto, cuando el Señor Jesús regrese, no podrá hacerse carne”.

Esta pregunta provocó una gran controversia. Algunos dijeron: “El Señor Jesús regresará haciéndose carne”. Otros afirmaron: “El Señor Jesús no puede volver en forma carnal, sino en un cuerpo espiritual”. Estos dos puntos de vista diferentes parecen razonables. Sin embargo, ¿cómo aparecerá y obrará el Señor cuando regrese a la tierra? Yo estaba muy confundido: Ahora, muchas de las profecías en la Biblia se han cumplido y los últimos días han llegado. Si no sé cómo aparecerá y obrará el Señor, no podré darle la bienvenida. Pensé en esto y me sentí ansioso por encontrar la respuesta. Así que empecé a explorar y a investigar en Internet con algunos hermanos y hermanas en el Señor.

chat en línea

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Agradezco al Señor por Su plan. Conocí al hermano Pedro en Internet. Gracias a la comunicación que tuve con él, supe que era un cristiano que había servido celosamente al Señor durante muchos años. Después de conversar y de investigar juntos, descubrí que sus enseñanzas eran perspicaces y esclarecedoras. Así que le conté mi problema. El hermano Pedro dijo con seriedad: “Muchos hermanos y hermanas piensan que cuando el Señor regrese, descenderá con las nubes y se nos aparecerá en Su cuerpo espiritual. De hecho, no solo hay profecías de que el Señor aparecerá en un cuerpo espiritual en la Biblia. También hay muchas profecías de que el regreso del Señor será ‘la venida del Hijo del hombre.’ Estas son algunas: ‘Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre’ (Mateo 24:27). ‘Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre’ (Mateo 24:44). ‘Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación’ (Lucas 17:24-25). Todas estas profecías mencionan que “vendrá el Hijo del Hombre”, o ‘la venida del Hijo del Hombre’. Decir ‘El Hijo del hombre’ significa una persona que nace del hombre y tiene una humanidad normal. El Espíritu no puede ser llamado ‘el Hijo del hombre’. Es decir, el Hijo del hombre se refiere a Dios haciéndose carne como hombre, y a que Él tiene una humanidad normal y una divinidad completa. Especialmente en estas palabras, ‘Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación’, si Dios aparece en un cuerpo espiritual, entonces no hace falta decir que no sufrirá por ello. Porque el cuerpo espiritual de Dios es sobrenatural y maravilloso, y el hombre no tiene un concepto del cuerpo espiritual y no se atreve a acercarse a Él. Solo cuando Dios esté encarnado como el Hijo del hombre sufrirá el rechazo del hombre. Debido a que el Hijo del hombre es ordinario en Su apariencia exterior, el hombre no lo conoce y tendrá un concepto de Él, juzgando y condenando al Cristo encarnado. Esta es una prueba más de que el Señor regresará en Su forma carnal”.

Al escuchar la enseñanza del hermano Pedro en relación con la Biblia, comprendí el significado de estos versículos y me sentí un poco más alegre. Pensé: En el pasado, he leído estos versículos muchas veces, pero ¿por qué no tengo tal comprensión?

En ese momento, el hermano Pedro dijo:

—Hermano Li, ¿puedes entender lo que te estoy compartiendo?

—Sí puedo —respondí con alegría.

El hermano Pedro siguió hablando, “¡Gracias a Dios! Sigamos hablando y compartiendo! En realidad, si podemos entender mejor por qué el Señor se hace carne como el Hijo del hombre cuando regrese, estaremos más seguros de que el Señor regresará al hacerse carne. Vi un pasaje de palabras en un libro: ‘La salvación del hombre por parte de Dios no tiene lugar directamente a través de los medios del Espíritu o como el Espíritu, porque el hombre no puede tocar ni ver Su Espíritu, ni tampoco acercarse a Él. Si Él tratara de salvar al hombre directamente en la manera del Espíritu, el hombre sería incapaz de recibir Su salvación. Y de no ser porque Dios asumió la forma exterior de un hombre creado, sería incapaz de recibir esta salvación. Porque el hombre no puede acercarse a Él en absoluto, como nadie podría ir cerca de la nube de Jehová. Sólo volviéndose un hombre de la creación, esto es, poniendo Su verbo en la carne en la que se haría, puede obrar personalmente el verbo en todos los que le siguen. Sólo entonces puede el hombre oír por sí mismo Su verbo, verlo, recibirlo, y sólo a través de esto ser totalmente salvo. Si Dios no se hubiera hecho carne, ningún hombre de carne recibiría una salvación tan grande ni se salvaría un solo hombre. Si el Espíritu de Dios obrara directamente entre el hombre, sería herido de muerte o Satanás lo llevaría cautivo, porque el hombre es incapaz de relacionarse con Dios’ (‘El misterio de la encarnación (4)’). A partir de estas palabras, podemos entender lo siguiente: No podemos ver ni tocar el Espíritu de Dios, y no es fácil acercarnos a Él. Si Dios obra a través del Espíritu, no podemos obtener el riego y el suministro de la verdad, y mucho menos obtener la salvación de Dios. Tal como señala la Biblia: ‘Y todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron, y se mantuvieron a distancia. Entonces dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos’ (Éxodo 20:18-19). ‘Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Y le he glorificado, y de nuevo le glorificaré. Por eso la multitud que estaba allí y la oyó, decía que había sido un trueno; otros decían: Un ángel le ha hablado’ (Juan 12:28-29). De estos versículos, podemos comprender lo siguiente: Cuando Dios nos habla en el cielo, no podemos entender Sus palabras, ni captar Su voluntad con exactitud. En cambio, nos sentimos aterrorizados y temerosos, y no nos atrevemos a acercarnos a Él. Además, si Dios obra a través del Espíritu, expresará Su carácter majestuoso e iracundo. Así como en la Era de la Ley, mientras la gente cometiera pecados, eran quemados por el fuego celestial o apedreados hasta la muerte. Debido a que todos somos corrompidos por Satanás, cada vez que revelamos nuestro carácter corrupto, Dios nos puede derribar fácilmente por ofender Su carácter, y hacer que perdamos de manera irremediable la oportunidad de ser salvos. Por el contrario, si Dios se hace carne como el Hijo del hombre y expresa la verdad desde la perspectiva de la humanidad, transformando el lenguaje divino en un lenguaje humano claro para abastecernos y guiarnos, entonces podremos captar con mayor precisión la voluntad de Dios y entender Su carácter. Por ejemplo, cuando revelemos caracteres corruptos, conoceremos nuestra desobediencia y corrupción a través de la lectura de las palabras de Dios, para poder detener a tiempo nuestros pasos para hacer el mal. Cuando seamos débiles y pasivos, las palabras de Dios nos animarán, consolarán y exhortarán, dándonos fe y fuerza... En resumen, el regreso del Señor a la carne para obrar es lo más beneficioso para la salvación de la humanidad, y para salvarla mejor”.

Dios y discípulo

Me sentí profundamente conmovido después de escuchar las palabras de Pedro. Le dije: “En cuanto al regreso del Señor, siempre viví en mis conceptos e imaginaciones, esperando que el Señor que había regresado se nos apareciera en un cuerpo espiritual. Solo entonces me di cuenta de que la mejor manera de salvar a la humanidad corrupta es que el Señor se haga carne como el Hijo del hombre para hacer Su obra cuando Él venga. El Señor Jesús fue el Hijo encarnado del hombre, y lo que Él expresó fue todo el lenguaje humano que podemos entender. Como, por ejemplo, la parábola del sembrador, la parábola de la levadura y la parábola de la oveja descarriada. Estas verdades se han arraigado profundamente en nuestro interior y han guiado la dirección de nuestro progreso. Si no podemos entender estas palabras expresadas por Dios, ¿cómo podemos conocer a Dios, acercarnos a Él y obtener Su Salvación? El Señor profetizó que Él expresaría más verdades para hacer la obra de juicio y purificación. El Espíritu de Dios es supremo y santo. Así que si Dios hace esta obra en un cuerpo espiritual de acuerdo a nuestra imaginación, la gente como nosotros, que a menudo peca y se confiesa cada día, vive en la esclavitud de los pecados y no puede salir de ella, debe ser golpeada por Dios debido a nuestro pecado, sin mencionar ser salvos y entrar en el reino de los cielos. Parece que solo cuando Dios se hace carne como el Hijo del hombre —al igual que el Señor Jesús, que era íntimo con la gente—, habla y obra para juzgarnos y purificarnos, podemos obtener la salvación de Dios, romper con el pecado y ser santos”.

Después de escuchar mis palabras, Pedro dijo conmovido: “Puedes dejar de lado tus ideas e imaginaciones, y darte cuenta de que el propósito de la segunda encarnación de Dios es salvar a la humanidad; este es el efecto de la iluminación y la guía de Dios. ¡Demos gracias a Dios! En realidad, cuando Dios se hace carne por segunda vez y hace Su obra, no sólo expresa la verdad para salvar a la humanidad, sino que realiza una obra crucial: separa el trigo de la cizaña y las ovejas de las cabras, separando a todos según su especie, recompensando a los buenos y castigando a los malos. Si el Señor hace Su obra en un cuerpo espiritual cuando regrese, todos lo tratarán con respeto y no se atreverán a resistirse a Él; ni siquiera la prole de Satanás se atreverá a hacerlo. Si es así, el Señor no aprovechará la situación para separar lo bueno de lo malo.

“Un libro espiritual dice: ‘Las nociones originales del hombre sólo se pueden revelar por medio de su contraste con el Dios encarnado. Sin la comparación con el Dios encarnado, las nociones del hombre no se podrían revelar; […]’ (‘La humanidad corrupta está más necesitada de la salvación del Dios hecho carne’). Debido a que muchas personas no conocen al Cristo encarnado, lo tratan como a un hombre ordinario, resistiendo y condenando a Dios arbitrariamente. Mientras que algunas personas pueden buscar con humildad aunque no conozcan al Dios encarnado, obtienen sin saberlo esclarecimiento e iluminación del Espíritu Santo y reconocen al Cristo encarnado. Tal como dijo el Señor Jesús: ‘Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen’ (Juan 10:27). De esta manera, las ovejas pueden separarse de las cabras, y el trigo puede separarse de la cizaña. Si Dios no se hace carne para realizar Su obra en los últimos días, pensaremos que somos las personas más leales a Dios, que amamos más a Dios, y quien más merece las recompensas de Dios. Es precisamente debido a que la encarnación del Señor regresado es normal y práctica, que los conceptos e imaginaciones, la rebeldía y la resistencia dentro de nosotros, quedan completamente expuestos. Veamos, por ejemplo, cuando el Señor Jesús se hizo carne para obrar: Los fariseos y el pueblo judío vieron que el Señor Jesús era normal y ordinario en apariencia, así que lo consideraron como una persona ordinaria, y lo juzgaron, se resistieron y lo condenaron deliberadamente. Dijeron que el Señor Jesús era el hijo de un carpintero, y que había expulsado demonios de Belcebú, el príncipe de los demonios. No buscaron la verdad expresada por el Señor Jesús en absoluto. Sin embargo, los verdaderos creyentes en Dios, como Pedro, Juan y Natanael, reconocieron la voz de Dios por la obra y las palabras del Señor Jesús, le siguieron de cerca y obedecieron Sus enseñanzas. Podemos decir que Dios hace Su obra en los últimos días haciéndose carne para revelar a las ovejas y a las cabras, a los buenos siervos y a los malos, lo cual manifiesta plenamente la omnipotencia y sabiduría de Dios y Su carácter justo”.

Después de escuchar el testimonio de Pedro, mi corazón estuvo mucho tiempo sin poder calmarse. Anteriormente, yo sabía simplemente que cuando el Señor regrese, recompensará al bueno y castigará al malo, y separará a las ovejas de las cabras, pero ignoraba cómo haría Su obra. Yo entendía lo siguiente: El Señor hará esta obra en Su forma carnal cuando regrese, y probará si los creyentes en Él son verdaderos creyentes o no por la obra normal y práctica del Hijo del hombre, para que el bien pueda ser separado del mal. Tal obra de Dios es realmente demasiado sabia y no puede ser concebida y comprendida por el hombre.

Después de un tiempo, Pedro me envió otro pasaje de palabras: “La primera encarnación fue para redimir al hombre del pecado por medio de la carne de Jesús, esto es, Él salvó al hombre desde la cruz, pero el carácter satánico corrupto todavía permaneció en el hombre. La segunda encarnación ya no es para que sirva de ofrenda por el pecado, sino para salvar por completo a los que fueron redimidos del pecado. Esto se hace de tal forma que los perdonados puedan ser librados de sus pecados, ser purificados completamente, y alcanzar un cambio de carácter, liberándose así de la influencia de las tinieblas de Satanás y regresando delante del trono de Dios. Sólo así puede el hombre ser plenamente santificado. […] La segunda encarnación es suficiente para eliminar los pecados del hombre y purificarlo plenamente. Así pues, la segunda encarnación pondrá fin a toda la obra de Dios en la carne y completará el sentido de la encarnación de Dios. A partir de ahí, la obra de Dios en la carne habrá llegado totalmente a su fin. Después de la segunda encarnación, no se hará carne de nuevo por Su obra. Porque toda Su gestión habrá llegado a su fin. En los últimos días, Su encarnación habrá ganado totalmente a Su pueblo escogido, y todos los hombres en los últimos días habrán sido catalogados según su tipo. Él ya no hará más la obra de salvación ni regresará a la carne para llevar a cabo obra alguna” (“El misterio de la encarnación (4)”). Y luego compartió esta enseñanza conmigo: “La primera encarnación de Dios fue hacer la obra de redención para redimir a la humanidad del pecado; la segunda encarnación de Dios es hacer la obra de juicio y purificación para limpiar y cambiar completamente a todos Sus verdaderos creyentes, para que puedan llegar a ser el pueblo que está en sintonía con Su voluntad. Cuando Dios gane a quienes quiere salvar, hará la obra de separar a todos de acuerdo a su especie y recompensar a los buenos y castigar a los malos. Finalmente, llevará a toda la gente perfeccionada por Él al maravilloso destino. Por lo tanto, las dos encarnaciones de Dios han completado toda la obra del plan de gestión de Dios y han completado el significado de Sus encarnaciones. Aparte de esto, no habrá una tercera o cuarta encarnación de Dios”.

Luego de escuchar la enseñanza de Pedro y las palabras del libro espiritual, mi problema finalmente se resolvió. También entendí que la segunda encarnación de Dios es hacer la obra de concluir la era y completar el significado de las encarnaciones de Dios. A partir de entonces, Dios no se encarnará para hacer Su obra por tercera o cuarta vez. ¡Demos gracias a Dios! Parece que es muy importante aceptar la obra de la encarnación de Dios de los últimos días.

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation.  

Fuente:  Evangelio de la Fuente de la Vida


 

Resulta que el carácter de Jesús no solo es misericordioso, sino también justo

2019-09-27 01:31:15 | Conocer a Dios

Cuando hablamos del Señor Jesús todos pensamos en Su amor abundante por nosotros; Él vino personalmente al mundo para redimir a la humanidad y fue un Hombre inocente que fue crucificado en la cruz, y este acto manifiesta completamente Su amor por toda la humanidad. La Biblia dice: “por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que la Aurora nos visitará desde lo alto, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pies en el camino de paz” (Lucas 1:78-79). Todo cristiano que acepta la salvación del Señor disfruta de la gracia abundante que nos concede a nosotros, y experimentamos la paz y el gozo que nos trae. Por lo tanto, muchas personas creen que el carácter del Señor Jesús es eternamente amoroso y misericordioso.

Jesús reprende a los fariseos

Esto es lo que yo pensaba también después de haber creído en el Señor durante muchos años. Pero, entonces leí el pasaje de la Biblia donde el Señor Jesús regaña a los fariseos: “Por eso os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:31-32). De estas palabras, en las que el Señor Jesús condena y maldice a los fariseos, vi que Su actitud hacia ellos era de odio y aversión, y entendí de esto que el carácter de Dios también tiene una cara que no tolera ninguna ofensa. Al llegar a este entendimiento, me sentí muy sorprendido, y me puse a pensar: ¿Puede ser que el carácter del Señor Jesús no sea sólo misericordioso y amoroso, sino que también sea majestuoso y lleno de ira? Como no entendía completamente este asunto, empecé a buscar la respuesta.

Gracias al Señor porque, después de un tiempo, mi búsqueda finalmente dio resultados. Leí varios pasajes de las palabras de un libro: “En primer lugar, sabemos que el carácter de Dios es majestad e ira. Él no es una oveja a la que cualquiera puede matar; más aún, no es un muñeco para que las personas lo controlen como quieran. Tampoco es aire que alguien pueda manejar a su antojo. Si crees realmente que Dios existe, debes tener un corazón que teme a Dios y debes saber que no se debe enojar a la esencia de Dios”. “¿Cuál es la actitud de Dios hacia las personas que ofenden Su carácter y Sus decretos administrativos? ¡Desprecio extremo! ¡Las personas que no se arrepienten de afrentar el carácter de Dios lo enfurecen en extremo! Estar ‘enfurecido’ es simplemente un sentimiento, un estado de ánimo; no puede representar una actitud clara. Pero este sentimiento, este estado de ánimo, dará lugar a un desenlace para esta persona: ¡llenará a Dios de absoluta aversión!” “El amor de Dios por el hombre no es de esa clase que mima o consiente; Su misericordia y tolerancia hacia la humanidad no son indulgentes ni descuidadas. Por el contrario, el amor de Dios por la humanidad consiste en apreciar, compadecer y respetar la vida; Su misericordia y tolerancia transmiten Sus expectativas del hombre y son lo que la humanidad necesita para sobrevivir. Dios está vivo, y existe realmente; Su actitud hacia la humanidad es ejemplar, no es en absoluto una regla dogmática, y puede cambiar. Su voluntad para la humanidad cambia y se transforma gradualmente con el tiempo, con las circunstancias, y con la actitud de todas y cada una de las personas”.

A través de estos pasajes, llegué a entender que Dios es el Señor de la creación y que, aunque Él está lleno de misericordia y amor por la humanidad, también está exaltado, y que, por supuesto, Su carácter no tolera ninguna ofensa. Cuando la gente blasfema contra Dios sin escrúpulos, e incluso llega a luchar contra Él y a oponerse a Él, entonces el castigo de Dios llega a ellos; sin embargo, Dios es amoroso y misericordioso para los que siguen las palabras de Dios, los que obedecen Su obra y los que tienen corazones temerosos de Dios. A través de esto podemos ver que la actitud de Dios hacia el hombre no es inmutable, sino que cambia con la actitud del hombre hacia Dios—este es el carácter justo de Dios.

Recordando cuando el Señor Jesús vino a la tierra a hacer Su obra, vemos que expresó muchas verdades e hizo muchos milagros y señales. Los fariseos, sacerdotes y escribas sabían perfectamente que las palabras y la obra del Señor Jesús tenían autoridad y poder, pero, con el fin de salvaguardar sus posiciones y sustentos, imprudentemente se inventaron rumores y juzgaron y denigraron al Señor, tanto que incluso blasfemaron contra el Señor Jesús, diciendo que expulsaba demonios apoyándose en el Demonio, e intentaron evitar que la gente corriente le siguiera. Su actitud de ser hostiles a la verdad y estar hartos de la verdad ofendió el carácter de Dios, y por eso el Señor Jesús les odió y maldijo para que sufrieran desgracias, diciendo que ellos eran de la índole de la serpiente y los hijos del infierno. Entonces estaba Judas, el discípulo del Señor Jesús, quien siempre robaba dinero al Señor Jesús y se lo gastaba, quien no apreció Sus palabras y no tuvo amor por la verdad en absoluto. También vendió al Señor Jesús por 30 piezas de plata, convirtiéndose así en un traidor vergonzoso que ofendió el carácter de Dios gravemente, y quien, al final, fue maldecido por Dios y murió porque le estalló el estómago. También está la historia de Ananías y su mujer, quienes se quedaron una parte del dinero que ganaron cuando vendieron su tierra. Al hacer esto, no sólo engañaron a otras personas, sino que también mintieron descaradamente al Espíritu Santo. Así ofendieron el carácter de Dios y Dios los aniquiló. Estos hechos sobre la obra de Dios demuestran que el carácter de Dios no sólo es misericordioso y amoroso, sino que también es majestuoso y de ira, y esta es la encarnación del carácter justo de Dios. Aunque Dios ama a la humanidad a la que Él creó con Sus propias manos, a los que se rebelan contra Él y se oponen a Él descaradamente, Él revela otra cara de Su carácter justo—la de ira profunda. Así, llegué a entender que la misericordia y el amor del Señor Jesús no se nos otorgan perpetuamente. Cuando no seguimos el camino de Dios y nos enfrentamos a Dios y actuamos de manera hostil hacia Él, entonces Él desata Su majestuosidad e ira sobre nosotros, y la ofrenda del pecado que el Señor Jesús hizo en nuestro nombre se hace nula y sin efecto. Como dice la Biblia: “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 10:26).

Entonces, Dios será misericordioso y amoroso con los que aman la verdad, los que aceptan la verdad, los que se arrepienten sinceramente y pueden cumplir las palabras de Dios, siempre que no blasfemen contra el Espíritu Santo, tomemos como ejemplo a Pedro y Juan, los seguidores del Señor Jesús, así como a personas como el recaudador de impuestos Mateo, quien se arrepintió y confesó al Señor. Cuando escucharon la llamada del Señor Jesús, lo dejaron todo y le siguieron. Escucharon con esmero Sus sermones, tuvieron sed de Sus palabras, y el Señor Jesús los trató con misericordia y amor. El Señor también vivió con ellos, dándoles Sus bendiciones y dirección. En aquel entonces, como Pedro no entendió la obra que el Señor Jesús tenía que hacer, intentó obstruir la obra de Dios por la bondad de su corazón antes de que el Señor fuese crucificado, y así se convirtió en uno de los lacayos de Satanás. Cuando dijo: “[...] ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá” (Mateo 16:22). El Señor le reprendió, diciendo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Mateo 16:23). En estas palabras podemos ver que el Señor Jesús detestó la acción de Pedro. Pero el Señor escudriña los corazones de los hombres y perdona la inmadurez de las estaturas de los hombres, y no castigó a Pedro, sino que le dio una oportunidad para arrepentirse. Cuando Pedro se dio cuenta de lo que había hecho, a menudo sintió remordimientos por su acción y, al final, el Señor no recordó la transgresión de Pedro, sino que le concedió el trabajo de guiar a la iglesia.

Entonces, quedé convencido de que el carácter del Señor Jesús no es sólo misericordioso y amoroso, sino que también es justo, majestuoso y lleno de ira. Si delimitamos para siempre al Señor Jesús a ser sólo un Dios misericordioso y amoroso, porque hemos disfrutado del amor y la misericordia del Señor, y si creemos que Dios nunca se enojara con nosotros sea cual sea el pecado que cometamos, sino que será misericordioso e indulgente con nosotros, entonces seremos propensos a desagradar a Dios con nuestras acciones y a ofender Su carácter debido a que no tendremos un corazón temeroso de Dios. Entonces leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Dios es un Dios vivo, y así como las personas actúan de forma diferente en distintas situaciones, Su actitud hacia estas actuaciones difiere, porque Él no es un muñeco ni aire. Llegar a conocer la actitud de Dios es una búsqueda valiosa para la humanidad. Las personas deberían aprender que, conociéndola, pueden conocer Su carácter y entender Su corazón poco a poco. Cuando llegues a entender el corazón de Dios poco a poco, no sentirás que temerle y apartarte del mal sea algo difícil de conseguir. Además, cuando comprendes a Dios, no es probable que saques conclusiones sobre Él. Y cuando dejas de hacerlo, aún es menos probable que le ofendas, y Él te llevará sin que te des cuenta a tener un conocimiento de Él, y así le temerás en tu corazón. Dejarás de definirle mediante las doctrinas, las letras y las teorías que has dominado. En su lugar buscarás siempre los propósitos de Dios en todas las cosas, y así te convertirás de forma inconsciente en una persona según el corazón de Dios”. Este pasaje me permitió entender que sólo conociendo el carácter de Dios podremos enfrentarnos a cualquier situación con la que nos encontremos con cuidado y precaución. Especialmente en este tiempo crucial de los últimos días, durante el que damos la bienvenida al regreso del Señor, no podemos determinar estas cosas, por ejemplo, cómo el Señor vendrá en los últimos días, qué obra hará, basándonos en nuestras propias ideas e imaginaciones, y aún más, no deberíamos delimitar al Señor de ninguna manera. Debemos albergar un corazón temeroso de Dios y buscar más en todas las cosas con el fin de evitar delimitar y desafiar a Dios, ofender el carácter de Dios y cometer el mismo error que los fariseos al confiar en nuestras ideas equivocadas e imaginaciones. Es obvio que entender el carácter de Dios es extremadamente importante para todos y cada uno de los que creen en Dios.

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation.  

Fuente:  Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación:  Los nombres de Dios


Resulta que el carácter de Jesús no solo es misericordioso, sino también justo

2019-09-27 01:31:15 | Conocer a Dios

Cuando hablamos delSeñorJesústodos pensamos en Su amor riche por nosotros;Élvino personalmente al mundo para redimir a la humanidad y fue un Hombre inocente que fue crucificado en la cruz,yeste acto manifyingta completamente su骰子:“不可思議的虛假的帝王之王,征服極樂世界的光輝之星,洛斯·習俗和蒂姆布拉斯·德·穆爾特·德·德·盧瓦爾·德·洛斯·習俗,準瓜爾·努埃斯特羅斯·皮耶·德·埃爾·卡米諾·德·帕斯” 78-79)。錯和錯。

Jesúsreprende a los fariseos

Esto es lo que yo pensaba también después de haber creído en el Señor durante muchos años. Pero, entonces leí el pasaje de la Biblia donde el Señor Jesús regaña a los fariseos: “Por eso os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12:31-32). De estas palabras, en las que el Señor Jesús condena y maldice a los fariseos, vi que Su actitud hacia ellos era de odio y aversión, y entendí de esto que el carácter de Dios también tiene una cara que no tolera ninguna ofensa. Al llegar a este entendimiento, me sentí muy sorprendido, y me puse a pensar: ¿Puede ser que el carácter del Señor Jesús no sea sólo misericordioso y amoroso, sino que también sea majestuoso y lleno de ira? Como no entendía completamente este asunto, empecé a buscar la respuesta.

Gracias al Señor porque, después de un tiempo, mi búsqueda finalmente dio resultados. Leí varios pasajes de las palabras de un libro: “En primer lugar, sabemos que el carácter de Dios es majestad e ira. Él no es una oveja a la que cualquiera puede matar; más aún, no es un muñeco para que las personas lo controlen como quieran. Tampoco es aire que alguien pueda manejar a su antojo. Si crees realmente que Dios existe, debes tener un corazón que teme a Dios y debes saber que no se debe enojar a la esencia de Dios”. “¿Cuál es la actitud de Dios hacia las personas que ofenden Su carácter y Sus decretos administrativos? ¡Desprecio extremo! ¡Las personas que no se arrepienten de afrentar el carácter de Dios lo enfurecen en extremo! Estar ‘enfurecido’ es simplemente un sentimiento, un estado de ánimo; no puede representar una actitud clara. Pero este sentimiento, este estado de ánimo, dará lugar a un desenlace para esta persona: ¡llenará a Dios de absoluta aversión!” “El amor de Dios por el hombre no es de esa clase que mima o consiente; Su misericordia y tolerancia hacia la humanidad no son indulgentes ni descuidadas. Por el contrario, el amor de Dios por la humanidad consiste en apreciar, compadecer y respetar la vida; Su misericordia y tolerancia transmiten Sus expectativas del hombre y son lo que la humanidad necesita para sobrevivir. Dios está vivo, y existe realmente; Su actitud hacia la humanidad es ejemplar, no es en absoluto una regla dogmática, y puede cambiar. Su voluntad para la humanidad cambia y se transforma gradualmente con el tiempo, con las circunstancias, y con la actitud de todas y cada una de las personas”.

A través de estos pasajes, llegué a entender que Dios es el Señor de la creación y que, aunque Él está lleno de misericordia y amor por la humanidad, también está exaltado, y que, por supuesto, Su carácter no tolera ninguna ofensa. Cuando la gente blasfema contra Dios sin escrúpulos, e incluso llega a luchar contra Él y a oponerse a Él, entonces el castigo de Dios llega a ellos; sin embargo, Dios es amoroso y misericordioso para los que siguen las palabras de Dios, los que obedecen Su obra y los que tienen corazones temerosos de Dios. A través de esto podemos ver que la actitud de Dios hacia el hombre no es inmutable, sino que cambia con la actitud del hombre hacia Dios—este es el carácter justo de Dios.

Recordando cuando el Señor Jesús vino a la tierra a hacer Su obra, vemos que expresó muchas verdades e hizo muchos milagros y señales. Los fariseos, sacerdotes y escribas sabían perfectamente que las palabras y la obra del Señor Jesús tenían autoridad y poder, pero, con el fin de salvaguardar sus posiciones y sustentos, imprudentemente se inventaron rumores y juzgaron y denigraron al Señor, tanto que incluso blasfemaron contra el Señor Jesús, diciendo que expulsaba demonios apoyándose en el Demonio, e intentaron evitar que la gente corriente le siguiera. Su actitud de ser hostiles a la verdad y estar hartos de la verdad ofendió el carácter de Dios, y por eso el Señor Jesús les odió y maldijo para que sufrieran desgracias, diciendo que ellos eran de la índole de la serpiente y los hijos del infierno. Entonces estaba Judas, el discípulo del Señor Jesús, quien siempre robaba dinero al Señor Jesús y se lo gastaba, quien no apreció Sus palabras y no tuvo amor por la verdad en absoluto. También vendió al Señor Jesús por 30 piezas de plata, convirtiéndose así en un traidor vergonzoso que ofendió el carácter de Dios gravemente, y quien, al final, fue maldecido por Dios y murió porque le estalló el estómago. También está la historia de Ananías y su mujer, quienes se quedaron una parte del dinero que ganaron cuando vendieron su tierra. Al hacer esto, no sólo engañaron a otras personas, sino que también mintieron descaradamente al Espíritu Santo. Así ofendieron el carácter de Dios y Dios los aniquiló. Estos hechos sobre la obra de Dios demuestran que el carácter de Dios no sólo es misericordioso y amoroso, sino que también es majestuoso y de ira, y esta es la encarnación del carácter justo de Dios. Aunque Dios ama a la humanidad a la que Él creó con Sus propias manos, a los que se rebelan contra Él y se oponen a Él descaradamente, Él revela otra cara de Su carácter justo—la de ira profunda. Así, llegué a entender que la misericordia y el amor del Señor Jesús no se nos otorgan perpetuamente. Cuando no seguimos el camino de Dios y nos enfrentamos a Dios y actuamos de manera hostil hacia Él, entonces Él desata Su majestuosidad e ira sobre nosotros, y la ofrenda del pecado que el Señor Jesús hizo en nuestro nombre se hace nula y sin efecto. Como dice la Biblia: “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados” (Hebreos 10:26).

Entonces, Dios será misericordioso y amoroso con los que aman la verdad, los que aceptan la verdad, los que se arrepienten sinceramente y pueden cumplir las palabras de Dios, siempre que no blasfemen contra el Espíritu Santo, tomemos como ejemplo a Pedro y Juan, los seguidores del Señor Jesús, así como a personas como el recaudador de impuestos Mateo, quien se arrepintió y confesó al Señor. Cuando escucharon la llamada del Señor Jesús, lo dejaron todo y le siguieron. Escucharon con esmero Sus sermones, tuvieron sed de Sus palabras, y el Señor Jesús los trató con misericordia y amor. El Señor también vivió con ellos, dándoles Sus bendiciones y dirección. En aquel entonces, como Pedro no entendió la obra que el Señor Jesús tenía que hacer, intentó obstruir la obra de Dios por la bondad de su corazón antes de que el Señor fuese crucificado, y así se convirtió en uno de los lacayos de Satanás. Cuando dijo: “[...] ¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá” (Mateo 16:22). El Señor le reprendió, diciendo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Mateo 16:23). En estas palabras podemos ver que el Señor Jesús detestó la acción de Pedro. Pero el Señor escudriña los corazones de los hombres y perdona la inmadurez de las estaturas de los hombres, y no castigó a Pedro, sino que le dio una oportunidad para arrepentirse. Cuando Pedro se dio cuenta de lo que había hecho, a menudo sintió remordimientos por su acción y, al final, el Señor no recordó la transgresión de Pedro, sino que le concedió el trabajo de guiar a la iglesia.

Entonces, quedé convencido de que el carácter del Señor Jesús no es sólo misericordioso y amoroso, sino que también es justo, majestuoso y lleno de ira. Si delimitamos para siempre al Señor Jesús a ser sólo un Dios misericordioso y amoroso, porque hemos disfrutado del amor y la misericordia del Señor, y si creemos que Dios nunca se enojara con nosotros sea cual sea el pecado que cometamos, sino que será misericordioso e indulgente con nosotros, entonces seremos propensos a desagradar a Dios con nuestras acciones y a ofender Su carácter debido a que no tendremos un corazón temeroso de Dios. Entonces leí otro pasaje de las palabras de Dios: “Dios es un Dios vivo, y así como las personas actúan de forma diferente en distintas situaciones, Su actitud hacia estas actuaciones difiere, porque Él no es un muñeco ni aire. Llegar a conocer la actitud de Dios es una búsqueda valiosa para la humanidad. Las personas deberían aprender que, conociéndola, pueden conocer Su carácter y entender Su corazón poco a poco. Cuando llegues a entender el corazón de Dios poco a poco, no sentirás que temerle y apartarte del mal sea algo difícil de conseguir. Además, cuando comprendes a Dios, no es probable que saques conclusiones sobre Él. Y cuando dejas de hacerlo, aún es menos probable que le ofendas, y Él te llevará sin que te des cuenta a tener un conocimiento de Él, y así le temerás en tu corazón. Dejarás de definirle mediante las doctrinas, las letras y las teorías que has dominado. En su lugar buscarás siempre los propósitos de Dios en todas las cosas, y así te convertirás de forma inconsciente en una persona según el corazón de Dios”. Este pasaje me permitió entender que sólo conociendo el carácter de Dios podremos enfrentarnos a cualquier situación con la que nos encontremos con cuidado y precaución. Especialmente en este tiempo crucial de los últimos días, durante el que damos la bienvenida al regreso del Señor, no podemos determinar estas cosas, por ejemplo, cómo el Señor vendrá en los últimos días, qué obra hará, basándonos en nuestras propias ideas e imaginaciones, y aún más, no deberíamos delimitar al Señor de ninguna manera. Debemos albergar un corazón temeroso de Dios y buscar más en todas las cosas con el fin de evitar delimitar y desafiar a Dios, ofender el carácter de Dios y cometer el mismo error que los fariseos al confiar en nuestras ideas equivocadas e imaginaciones. Es obvio que entender el carácter de Dios es extremadamente importante para todos y cada uno de los que creen en Dios.

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豐特:   Evangelio de la Fuente de la Vida

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¿Cómo podemos entrar en el reino de Dios?

2019-06-29 20:37:22 | Conocer a Dios

Creo que todos los seguidores de Dios quieren obtener la salvación y entrar en el reino de Dios para poder disfrutar de las bendiciones del reino celestial. Pero ¿cómo podemos hacer esto en realidad? Probablemente haya bastantes hermanos y hermanas que responderían: “El Señor Jesús mismo nos redimió en la cruz, absolviéndonos de todos nuestros pecados, así que en Sus ojos ya no somos pecadores. Siempre que sigamos al Señor Jesús, sigamos leyendo la Biblia, orando, yendo a la iglesia y haciendo la obra de Dios con diligencia, cuando Él regrese, seremos completamente salvados y entraremos en el reino de Dios”.

Al igual que todo el mundo, yo solía pensar eso también, pero hace poco me encontré con un hermano que estaba predicando el evangelio de que el Señor ya ha regresado. Exploré ese asunto de entrar en el reino con él y entonces me di cuenta de que el conocimiento de la mayoría de los cristianos acerca de este asunto no está de acuerdo con la verdad. La manera en la que vivimos no ha alcanzado todavía el criterio para ser salvados completamente. Ahora me gustaría compartir algunas palabras sobre un poco de mi propio conocimiento. Aunque hemos aceptado la redención del Señor Jesús y nuestros pecados han sido absueltos, esto no quiere decir que hayamos sido salvados completamente, o que estemos cualificados para entrar en el reino de Dios. Esto se debe a que la raíz de nuestro pecado todavía sigue ahí, y a menudo estamos atrapados viviendo con nuestros caracteres corruptos. Por ejemplo, podemos abandonar algunas cosas o gastarnos un poco a nosotros mismo, podemos traer a algunas personas a Dios, y entonces sentimos que hemos trabajado muy duro y hemos conseguido algo importante, que estamos muy dedicados a Dios. Pensamos que esto debería ser nuestro billete para entrar en el reino de los cielos. Sin embargo, cuando vemos que obtener estas bendiciones no parece que vaya a ocurrir en un futuro próximo, nos sentimos abatidos, o podemos sentir que no vale la pena seguir a Dios. Perdemos nuestra motivación para gastarnos por Él. De esto resulta claro que nuestros esfuerzos por Dios son simplemente transacciones; no estamos sinceramente dedicados a Él. Vemos que los no creyentes están comiendo buena comida y vistiendo con ropa bonita, conduciendo un coche caro y viviendo en una casa grande, mientras que nosotros no tenemos mucho tiempo para salir y ganar dinero porque estamos ocupados en la iglesia, así que nuestros placeres materiales no están a la altura de los suyos. Sentimos envidia, celos y a veces somos debilitados y caemos en la pasividad. Esto nos demuestra que nuestras perspectivas sobre las cosas y valores en la vida todavía no han cambiado, que las cosas que amamos en verdad no son la verdad o la vida, sino que son la fama, las ganancias, el estatus y los placeres carnales. Albergamos estos caracteres corruptos dentro de nosotros; todos ellos son contrarios a la verdad y son incompatibles con lo que el Señor requiere. ¿Cómo sería posible que fuésemos salvados de esta manera? Dios dijo: “[...] seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45), “[...] En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). Las palabras de Dios nos muestran que Dios es santo y que los que no han sido purificados absolutamente no pueden entrar en Su reino. Esto está determinado por el carácter justo de Dios. ¿Cómo podría la gente como nosotros, que está pecando constantemente, estar cualificada para entrar en el reino de Dios? Si queremos ser salvados completamente y entrar en Su reino, debemos desprendernos de nuestros caracteres corruptos, ser limpiados, conseguir la obediencia a Dios, y amarle. Esta es la única manera para que seamos verdaderamente salvados y podamos entrar en Su reino.

En este momento de nuestra palabra, pienso que todo el mundo puede reconocer que la raíz de nuestra pecaminosidad todavía está profundamente arraigada y que no hemos conseguido la purificación. Entonces, ¿cómo podemos librarnos de nuestros caracteres corruptos y conseguir la salvación completa para que podamos entrar en el reino de Dios? En realidad, el Señor Jesús nos dio algunas profecías hace mucho tiempo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). Está claro, a través de estas profecías, que el Señor Jesús va a regresar y realizar otro paso de la obra: la obra del juicio. También va a expresar todas las verdades que no entendemos. Siempre que aceptemos la obra de Dios del juicio en los últimos días, pongamos en práctica la verdad y seamos limpiados de nuestros caracteres corruptos, y vivamos con la verdadera semejanza humana, finalmente podremos ser salvados completamente y raptados al reino de los cielos. Esto se debe a que la obra de redención del Señor Jesús no era la obra de los últimos días para librarnos del pecado, sino que allanó el camino para Su obra en los últimos días. La obra de la redención simplemente nos absolvió de nuestros pecados, pero nuestra naturaleza pecadora sigue dentro de nosotros. Por eso, el Señor necesita hacer un paso de la obra del juicio. Como se dice en las palabras de Dios: “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida”.

Entonces, ¿cómo puede la obra de juicio de Dios en los últimos días conseguir la transformación y purificación de los seres humanos? Echemos un vistazo a un pasaje de las palabras de Dios y entonces lo entenderemos. Dios dice: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda durante un largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios”.

Las palabras de Dios nos dicen que en los últimos días Él ha expresado muchos aspectos de la verdad, juzgando y poniendo de manifiesto nuestras naturalezas y esencias satánicas, además de la verdad de nuestra corrupción como seres humanos que se oponen a Dios. Él expone y disecciona la raíz de nuestra pecaminosidad, revelándonos el carácter justo, santo e inviolable de Dios. A través del juicio de las palabras de Dios, podemos ver lo profundamente que hemos sido corrompidos por Satanás: Somos arrogantes, egoístas, despreciables, deshonestos y engañosos. No amamos la verdad y, aunque creemos en Dios, no le honramos como excelente. Somos incapaces de someternos a Él o amarle verdaderamente, y cuando nos encontramos con dificultades nos quejamos a Él o incluso le negamos y traicionamos. No vivimos con una semejanza humana verdadera. Cuando vemos todas estas cosas empezamos a despreciarnos a nosotros mismos y a arrepentirnos verdaderamente ante Dios. Nos volvemos dispuestos a aceptar el juicio y castigo de Dios; perseguimos la verdad y un cambio de carácter de acuerdo con las palabras de Dios. Entonces, gradualmente podemos desprendernos de las ataduras y restricciones de nuestras naturalezas satánicas y corruptas, abandonar por completo a Satanás y volvernos hacia Dios. Así es como podemos transformar nuestra naturaleza pecadora interna desde su misma raíz. Asimismo, a través del juicio y castigo de Dios, llegamos a conocer el carácter justo y la esencia santa de Dios; entendemos las intenciones sinceras y amables de Dios para salvarnos, y Su amor auténtico, y desarrollamos un corazón de reverencia por Dios. Nos volvemos dispuestos a obedecer las orquestaciones y arreglos de Dios. A medida en que nuestro conocimiento de Dios se profundiza gradualmente, la verdad empieza a arraigarse en nuestros corazones y las palabras de Dios se convierten en los propios cimientos de nuestra supervivencia, nuestra guía en todas las cosas. Entonces empezamos a vivir confiando en las palabras de Dios. Así es como podemos vivir con una semejanza humana, desprendernos completamente de las ataduras y restricciones de nuestras naturalezas satánicas y corruptas, ser limpiados, y conseguir la salvación completa.

Ese hermano que conocí también compartió su experiencia personal conmigo. Él solía creer que, como había sido creyente durante años, había abandonado cosas, se había gastado y había trabajado duro por el Señor, ya era una persona que amaba a Dios y se sometía a Él. Pero, al experimentar el juicio y el castigo de Dios, finalmente se dio cuenta de que, aunque por fuera pareciese que podía hacer sacrificios y trabajar muy duro por el Señor, cuando hacía más que sus compañeros se elevaba a sí mismo, se jactaba, llevaba la cuenta de todas las ovejas que traía al rebaño, de todo el trabajo que hacía. Él vio que lo que había aportado era en realidad sólo un esfuerzo por engañar a Dios y llevar a cabo una transacción con Él. Él quería intercambiar su contribución insignificante por las bendiciones enormes de Dios, para así ser recompensado y entrar en el reino de los cielos. Eso no era verdadera sumisión ante Dios, y en particular, no era amor verdadero por Dios. A través del juicio y las revelaciones de las palabras de Dios, este hermano finalmente vio que no era alguien que amase y obedeciese a Dios, y que siempre estaba viviendo con su carácter satánico. No estaba viviendo con una semejanza humana en absoluto. Y, a través del juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios, el hermano también llegó a reconocer el poder absoluto y la omnisciencia de Dios, y que Dios escudriña el fondo del corazón de la gente; él sintió verdaderamente que el carácter justo de Dios no tolerará ninguna ofensa de la humanidad y, por eso, ha desarrollado un corazón de reverencia por Dios y sumisión a Él. No perdió ni un segundo para postrarse y arrepentirse verdaderamente ante Dios. Gradualmente, experimentó un poco de cambio en el carácter de su vida. Todo esto era el fruto de haber sido sometido al juicio y castigo de Dios.

En este momento de nuestra palabra, confío en que todo el mundo haya obtenido algo de claridad sobre cómo podemos ser salvados completamente para entrar en el reino de Dios. Si sólo aceptamos la obra de redención del Señor Jesús, todavía no podremos conseguir ningún cambio de carácter. También debemos aceptar la obra del juicio de Dios en los últimos días, someternos al juicio y castigo de las palabras de Dios, y aceptar la verdad como nuestras vidas. Entonces, podemos conseguir la transformación en nuestros caracteres corruptos, llegar a ser obedientes a Dios y amarle, y ser compatibles con Él. Esto es ser completamente salvados para tener acceso al reino de Dios.

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Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación: Reino de Dios