Dios Todopoderoso es mi salvador

Que el amor y la misericordia de DIOS estén siempre contigo

¿Cómo podemos vivir de forma extraordinaria en nuestra vida ordinaria?

2019-09-10 11:24:57 | la Fuente de la Vida

Un día, después del trabajo, me encontraba en la estación de autobús, esperando por el bus para poder irme a casa. Mientras observaba el caminar rápido y las miradas cansadas de los peatones y escuchaba a la gente a mi alrededor quejarse de las injusticias en el trabajo y hablando sobre los chismes de sus compañeros, de repente me puse a pensar en como yo era y mis pensamientos volvieron a los días de antaño, cuando yo luchaba a través de la niebla.

Mis padres eran unos campesinos comunes. Mi padre apenas tenía estudios y se ganaba la vida como chofer para mantener a la familia. Trabajaba todos los días en un auto y su trabajo era sucio y agotador. Mi madre se graduó del bachillerato y tenía alguna cultural general, pero ella no tuvo la oportunidad de apartarse de la pobre vida campestre. Yo no quería ser tan corriente como ellos. Por lo que, tranquilamente en mi corazón tomé una decisión: me esforzaré en los estudios y luego, en el futuro, tengo que ir a la universidad, destacar entre los demás y romper con esta vida pobre y agotadora.

En noviembre del 2013, hizo un frío invierno. Culminé todos los años de mis estudios universitarios y entré en la etapa de pasantía con medio año por adelantado. Originalmente había pensado que mi deseo de destacar se podría lograr después de licenciarme y conseguir un empleo acorde con mi especialidad; sin embargo, los hechos no fueron tan maravillosa como los había imaginado. Todos los días salía temprano y regresaba tarde: cogía los abarrotados buses para seguir acudiendo a las entrevistas en todas las grandes ferias de empleo y en distintas empresas; mientras tanto, envié varios resúmenes curriculares a los más importantes sitios web de búsqueda de empleo. Pero al fin de cuentas, casi todas las empresas me rechazaban debido a mi falta de calificación y experiencia; algunas empresas me permitieron regresar por una respuesta, pero eventualmente ninguna me dio una respuesta.

Para resolver el problema de la subsistencia, primero tuve que encontrar un empleo para mantenerme. Durante ese tiempo, trabajé de recepcionista, oficinista, vendedora y cajera, pero en mi corazón siempre aborrecí estos empleos, porque consideraba que no eran admirados por los demás. Por lo tanto, tuve varios empleos, pero no permanecí en ellos durante mucho tiempo: el de menor tiempo fue un mes y el de mayor tiempo no fuer por más de tres meses. Y luego pasaba a otro. Transcurrieron varios meses, pero seguía sin encontrar un empleo que me conviniera. Todos los días arrastraba mi cuerpo exhausto hasta mi casa alquilada y en cuanto me acostaba me sentía desamparada y desolada. No podía evitar preguntarme: ¿qué diantres estoy buscando en esta ciudad tan grande?

Justo cuando me sentía abatida por la vía que tenía por delante, me llamó un amigo, lo que mejoró mi confusa vida y también acabó con aquellos días en los que iba de un lado a otro luchando en aquella extraña ciudad. En el área local había una gigantesca fábrica de papel. Por recomendación de mi amigo, entré en el departamento de contabilidad de esta fábrica. Decidí en mi interior: tengo que esforzarme en mi trabajo para que mi jefe me reconozca, de modo que pueda lograr un buen desarrollo en el futuro.

Sin embargo, debido a que acababa de culminar la universidad y no sabía nada, me faltaban los principios de conducta, el asociarme con los demás y la experiencia. Como no conocía bien las responsabilidades de mi trabajo, la cantidad de trabajo aumentó un montón, de modo que tuve que trabajar horas extras día y noche; como no sabía interpretar el significado oculto en las expresiones de las caras de la gente, mis compañeros conspiraban contra mí; como también carecía de experticia y cometía a menudo errores en mi trabajo, mi jefe siempre me reprendía… Durante ese tiempo, experimenté realmente mucha presión. Mi estado mental se estresaba todos los días y hasta soñaba con el trabajo cuando dormía. A veces, cuando me despertaba sobresaltada, tenía la repentina sensación de que se me había olvidado algo importante o parte del trabajo y corría a la fábrica al día siguiente para comprobarlo. No me sentía en absoluto confiada hasta que quedaba confirmado.

Frente a la tremenda presión laboral y a las complejas relaciones humanas, intenté muchas veces renunciar, pero luego pensaba: “Hoy en día es muy difícil que los recién graduados consigan un empleo. Ahora, con dificultad, yo he encontrado un empleo para el que estoy entrenada. Además, la fábrica en la que trabajo es enorme y es muy conocida localmente, así que sin duda habrá mucho espacio para que yo pueda ser promovida en un futuro. Es más, si los demás supieran que trabajo aquí, me mirarán de otra manera. Así que, ¡no debo renunciar!”. Justo por medio de tales luchas continuas me persuadí a mí misma y perseveré.

Dos años más tarde, fui promovida a contable de compras. Mi jefe me apreciaba y me tenía en alta estima, y también la gente a mi alrededor me daba su aprobación. Es más, mi jefe me prometió que, mientras permaneciera en la fábrica, él me daría muchas oportunidades para progresar y desarrollarme, lo cual satisfizo mi vanidad. Sin embargo, en aquel momento no sentía ni pizca de alegría: estaba bajo diversas presiones laborales y me veía atada a diario por todo tipo de relaciones complejas. Es más, debido a la fatiga diaria del trabajo, sufría una grave espondilosis cervical. Así que realmente me sentía muy cansada y deprimida después de la jornada laboral e incluso sentía mucho temor al entrar en la fábrica. Muchas veces sentí un impulso repentino de renunciar, pero no estaba dispuesta a echar a un lado los resultados de mis esfuerzos, así como los elogios y la admiración que los demás me brindaban, mucho menos aún las buenas perspectivas que me esperaban. De esa forma luchaba y dudaba en medio del sufrimiento una y otra vez…

Justo cuando me encontraba dolorida y confundida, fueron las palabras de Dios las que me liberaron de la confusión y me permitieron entender el origen de mi dolorosa vida. La Palabra de Dios dice: “Satanás usa un tipo de forma muy sutil, muy de acuerdo con las nociones de las personas; no es una clase de forma radical cualquiera. En medio de la inconsciencia, los seres humanos llegan a aceptar la forma de vivir de Satanás, sus normas de vida, y establecen metas y una dirección en la vida, y al actuar así, también llegan sin saberlo a tener ideales en la vida. Independientemente de lo altisonantes que estos ideales parezcan en la vida, sólo son un pretexto inextricablemente vinculado a la fama y la ganancia. Cualquier persona importante o famosa y, en realidad, todas las personas, todo lo que siguen en la vida sólo se relaciona con estas dos palabras: ‘fama’ y ‘ganancia’. ¿Acaso no es así? (Sí.) Las personas piensan que una vez que han obtenido la fama y la ganancia, pueden sacar provecho de ellas para disfrutar de un alto estatus y de una gran riqueza, y disfrutar de la vida. Una vez que tienen fama y ganancia, pueden sacar partido de ellas en su búsqueda del placer y su disfrute sin escrúpulos de la carne. De buena gana, aunque sin saberlo, las personas toman su cuerpo, su mente, todo lo que tienen, su futuro y su destino y se los entregan a Satanás para obtener la fama y la ganancia que desean. Los seres humanos hacen esto sin un momento siquiera de vacilación, ignorando siempre la necesidad de recuperarlo todo. ¿Pueden las personas seguir teniendo algún control sobre sí mismas una vez que pasan del lado de Satanás, de esta forma, y se vuelven leales a él? Desde luego que no. Están total y completamente controlados por Satanás. También son incapaces de liberarse a sí mismos de un modo completo y total del cenagal en el que se han hundido. Una vez que alguien está atascado en la fama y la ganancia, dejan de buscar lo que es brillante, lo justo o esas cosas que son hermosas y buenas. Esto se debe a que el poder seductor que la fama y la ganancia tienen sobre las personas es demasiado grande, y se convierten en cosas que las personas persiguen durante toda su vida, y hasta por toda la eternidad sin final. ¿No es esto verdad?”

 

Las palabras de Dios han expuesto de forma muy clara el origen de mi dolorosa vida. Me puse a pensar en lo que había visto, oído y aprendido a lo largo del camino, todo lo cual me enseñó cómo buscar la fama y la fortuna, cómo destacar entre la multitud y sobresalir de entre los demás. Durante todo el tiempo, quise librarme de mi ordinaria vida y hacer realidad mi deseo de destacar mediante el estudio y entrada en la universidad; llevada por opiniones como “La gente lucha por ascender, pero el agua corre río abajo”, y “Seguir adelante y estar en la cima”, desprecié los empleos corrientes, por lo que a menudo cambié de trabajo; después de conseguir un empleo, que personalmente consideré decente, trabajé desesperadamente para ganarme el reconocimiento y admiración de mi jefe y compañeros. Bajo relaciones personales complejas y una fuerte presión laboral, lo que me quedó fue una severa espondilosis cervical a temprana edad. Todas estas cosas me hicieron sentir física y mentalmente agotada, viviendo en un dolor insoportable. De hecho, no vivía para mí en lo absoluto, sino para las miradas y la admiración de los demás y para satisfacer mi vanidad. ¿Acaso no eran estas las artimañas y aflicción de Satanás? Si las palabras de Dios no revelaran la perversidad y fealdad de Satanás, yo seguiría estando ciega por los pensamientos y opiniones de Satanás y continuaría luchando en el lodazal de perseguir fama y fortuna, viviendo en un dolor insoportable.

Más tarde, vi la valoración que Dios hizo de Job: “[…] a pesar de su posición y estatus de prestigio, nunca los había amado ni les había prestado atención alguna; no le preocupaba cómo vieran otros su posición ni que sus acciones o conducta pudieran tener un efecto negativo en la misma; no se entregó al disfrute de los beneficios del estatus ni disfrutó de la gloria que venía con el estatus y la posición. Sólo le importaba su propia valía y el sentido de su vivir a los ojos de Jehová Dios. El verdadero ser de Job era su propia esencia: no amaba la fama ni la fortuna, ni vivía para ellas; era sincero, puro, y sin falsedad”.

Por las palabras de Dios entendí: En ese entonces, Job poseía una posición y un estatus de prestigio, era bastante rico y era el más grande de todos los hombres del Oriente; sin embargo, él no atesoraba su fama, logros y posición, sino que sostenía el seguir el camino de Dios como la cosa más importante en su vida. Cuando se encontró con la enfermedad y todo su cuerpo se cubrió de dolorosas llagas, pudo desprenderse de su posición y estatus, se sentó en medio de las cenizas usando un tiesto para rascarse, sin importarle cómo pudieran verlo los demás, y aun así bendijo el Santo Nombre de Dios, temía a Dios y rechazó el mal. Así fue como se ganó la aprobación de Dios. ¡Sólo viviendo de esta manera es lo que tiene el mayor significado!

No pude evitar pensar en mi madre. Aun con ciertos conocimientos culturales, no había tenido la oportunidad de escapar de la pobre vida campestre, así que a menudo se quejaba a los Cielos porque no se le reconocían todos sus talentos. Sin embargo, después de recibir el Evangelio del Reino de Dios y entender algunas verdades, ella ya no se lamentó más por lo injusto de su destino. En lugar de eso, fue capaz de aceptar y someterse a los arreglos del Creador y aceptó la gracia de la voluntad de Dios que provino de ello, viviendo en paz y certidumbre. A menudo me decía: “Si Dios no me hubiese protegido con tal soberanía y arreglos, también me hubiese absorbido el vórtice de buscar fama y fortuna y no hubiese podido liberarme como mis compañeros de clase. Pensando en mis compañeros de clase: algunos lograron el éxito y se hicieron bastante ricos, pero murieron jóvenes por trabajar demasiado; otros sufrieron de depresión al no poder soportar el tremendo estrés. Visto desde fuera, sus vidas eran tan brillantes que todo el mundo los envidiaba y admiraba, pero había muchos desengaños desconocidos y tanto sufrimiento irresoluto oculto a los ojos de los demás”.

A través de estos hechos que me rodeaban, entendí: el valor que el hombre le da a la existencia y al significado de la vida no se corresponde con cuán altos son la posición y el estatus que posee, o con cómo lo ve la gente; al contrario, depende de si es una persona que sigue el camino de Dios, teme a Dios y rechaza el mal a Sus ojos.

La Palabra de Dios dice, “Después de que reconozcas esto, tu tarea es dejar de lado tu antigua visión de la vida, mantenerte alejado de diversas trampas, dejar a Dios que se haga cargo de tu vida y haga arreglos para ti, intentar someterte solamente a las orquestaciones y la dirección de Dios, no tener elección y convertirte en una persona que lo adora a Él”.

¡Sí! Deberíamos dejar a un lado nuestros puntos de vista anteriores con respecto a la vida y los valores, y luego podremos ser como Job, que no vivió para la fama ni los logros, sino que acató la soberanía y los arreglos de Dios, buscó temer a Dios y rechazar el mal, y convertirse en una persona que adorara a Dios. ¡Tan sólo viviendo así, podemos sentirnos relajados y liberados!

Volviendo mis pensamiento a la realidad y observando a la multitud moviéndose a mi alrededor, no pude evitar sentirme de alguna forma liberada y confortada. Debido a que me presenté ante Dios y entendí algunas verdades, pude ver claramente los motivos siniestros de Satanás al usar la fama y fortuna para llevarme por la senda equivocada de la vida y también pude entender que sólo cuando el hombre se presenta ante Dios, acepta y se somete a Su soberanía y a Sus arreglos, sigue Su camino y transita por la senda de temer a Dios, es entonces cuando puede alejarse de la aflicción de Satán y vivir en libertad y en la luz. ¡Gracias a Dios!

(Traducido del original en inglés al español por Eva Trillo)

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida


4 Pasos para ser honesto y poder entrar en el reino de los cielos

2019-07-25 22:26:03 | la Fuente de la Vida

Leí la palabra del Señor Jesús en la Biblia, “... En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Me di cuenta de que Dios le gusta al hombre honesto. Él espera que no tengamos pretensiones sino que nos convirtamos en una persona honesta como los inocentes niños. Ya que sólo el honesto puede entrar en el reino de los cielos. Entonces, ¿qué deberíamos hacer para ser una persona honesta? A menudo me inquieta esta cuestión. Gracias a la guía del Señor, tengo el conocimiento de cómo ser honesto. Por eso, quiero compartirlo con ustedes.

Primero, Ser honesto en la oración

Está escrito en el libro de Juan 4:23-24, el Señor Jesús dijo, “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”. Esta parte de las escrituras me hace saber que el primer paso para ser honesto es compartir nuestros pensamientos íntimos, nuestra condición actual y dificultades reales con Dios en vez de hacer las cosas para presumir delante de otros, o decir las palabras bonitas o contrarias a nuestras propias convicciones para defraudar a Dios. Como el libro de Lucas 18:10-14 dijo, “Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. ‘Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano.’ Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘Dios, ten piedad de mí, pecador.’ Os digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; [...]”. Al escuchar la plegaria del fariseo y el publicano, nos damos cuenta que la plegaria del publicano fue extremadamente sencilla, sólo pedía la misericordia de Dios para él, un pecador. Pero él reconoció sus errores con un corazón verdadero y se arrepintió de lo que había hecho mal ante Dios. Por el contrario, el fariseo sólo dijo algo bonito en la plegaria para vanagloriarse ante Dios y presumir ellos mismos delante de los demás. Realmente, no abrió su corazón y habló las palabras dentro de su corazón a Dios. Por tanto, aunque sus plegarias fueron bonitas, no podía recibir la aprobación de Dios. El Señor Jesús expuso a los fariseos, “que devoran las casas de las viudas, y por las apariencias hacen largas oraciones; éstos recibirán mayor condenación” (Marcos 12:40). En la vida real, deberíamos practicar hablar con seguridad a Dios, decirle la verdad y aceptar Su observación en nuestras palabras y obras, cuando oremos a Dios. Sólo de esta forma, nos podemos poner en el camino de ser una persona honesta.


Segundo, Ser una persona honesta

Deberíamos decir la verdad y abandonar las mentiras. El Señor Jesús dijo, “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal ” (Mateo 5:37). Su palabra nos dice que deberíamos ir directamente al grano y hablar de forma práctica y realista, hablar sinceramente y no hacer o decir nada deshonesto. Si no hablamos sinceramente, seremos perversos. Pensando en mi vida diaria, a menudo dije bastante que no es preciso para bien de mis propios intereses y estado. Por ejemplo, algunas veces tuve que hablar en contra de mi voluntad para adorar a otros. Por temor a que los otros me rechazaran la mirada, maquillaría la verdad y diría algo que me ensalzara para dar una buena impresión. Cuando no me salían muy bien las cosas en el trabajo, siempre me esforzaba para que el problema pareciese, y lo trivializaba cuando informaba sobre él. Estos problemas a menudo surgen en nuestra vida diaria y necesitan ser solucionados cuando intentamos ser honestos. Entonces, ¿qué deberíamos hacer para resolverlos sin mentir ni decepcionar? Lo primero es establecer demandas estrictas sobre nosotros mismos y lo que decimos. Debemos aceptar que Dios ve en nuestro corazón si nuestras palabras y obras son verdaderas para ver que si existe mezcla en palabras. Si hay mezcla, debemos orar para revelarnos nuestras intenciones personales que no son correctas. Sólo de esta forma, nuestras mentiras se disminuirán más.

Tercero, No deberíamos engañar a Dios con nuestra indolencia al cumplir nuestros deberes

El Señor nos pide, “... Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento” (Mateo 22:37-38). Su palabra nos dice que debemos amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente. Cuando cumplimos nuestros deberes, no debemos hacer tratamientos con Dios de manera superficial o engañarle con nuestra indolencia, sino darle a Dios lo mejor de nosotros mismos y agotarnos completamente para Él sin la adulteración de motivaciones, metas, u oficios. Sin embargo, cuando se trata de asuntos que involucren mis propios beneficios personales y se me requiera sufrir y pagar un precio, sólo estuve consciente de la carne y no pude llevar a cabo mi deber con mi corazón y fortaleza, pero quería ser descuidado y escatimar esfuerzos sin buscar ningún resultado, nunca considerando si esto puede satisfacer a Dios. Por ejemplo, cuando regué a los nuevos creyentes, sólo estuve contento que todo estaría hecho siempre y cuando los nuevos creyentes tuvieran la voluntad de asistir a reuniones, y no me importaba si ellos comprendían la verdad. Algunas veces, los hermanos y hermanas eran pasivos y débiles, sólo comunicaba con ellos pero no mantenía un seguimiento de sus situaciones personales para poder ayudarles y apoyarles. Para solucionar el problema de trabajar a la ligera, deberíamos reflejar si hemos cumplido nuestros deberes de forma aceptable, si pusimos nuestro corazón al cumplir nuestro deber y lo dimos todo de nosotros. Además, orar más a Dios, y aceptar Su observación y la supervisión de otros. Practicar esto por un tiempo nos ayudará a disminuir la situación engañosa en nuestros deberes.

Cuarto, Para ser una persona honesta, deberíamos dar nuestro corazón a Dios

Este es el método de práctica más crítico. El Señor dijo, “Este pueblo con los labios me honra, pero su corazon esta muy lejos de mi. ‘Mas en vano me rinden culto, […]’” (Mateo 15:8-9). Lo que Dios espera es que le demos completamente nuestro corazón, en vez de decir que creemos en Él y le adoramos sólo con nuestras palabras. Aunque recibamos bendiciones o sufrimos infortunios, nuestra fe nunca debe cambiar. Finalmente, podemos entregar a nosotros mismos a Dios, sometiéndonos a Su soberanía y disposiciones sin ninguna razón ni condiciones, sin discutir nuestras propias ganancias y pérdidas. Justo como las pruebas de Job, que perdió su propiedad y sus hijos, sufriendo el tormento de la enfermedad. Sin embargo, todavía mantuvo su integridad sin nadie que comprenda, ni quejarse ni malinterpretar a Dios, ni perder la confianza en Él. Además, Él creyó en la soberanía de Dios y se entregó verdaderamente a Él. Otro ejemplo, cuando Abraham le mandó Dios que entregara a su único hijo Isaac como una ofrenda sacrificial, no pidió razones ni se quejó a Dios, estuvo dispuesto de devolverle incondicionalmente a Dios su hijo favorito, que fue nacido cuando tenía cien años de edad. Y Pedro, fue crucificado cabeza abajo por seguir a Jesuscristo, y así sucesivamente. Ellos son los honestos a los ojos de Dios porque le han dado su corazón. Comparados con ellos, no puedo obedecer o adorar a Dios sin condiciones. En vez de eso, sólo quiero pagar el precio por recibir las bendiciones de Dios en el cielo, y trabajar duro en cambio por la corona de la justicia. Tales son las manifestaciones de engañar a Dios. Aunque yo creo en Dios, Dios no está en mi corazón y no le puedo entregar mi corazón. Por tanto, ser una persona honesta que sea deleitable a Dios, es necesario que nosotros le demos nuestro corazón a Él. Deberíamos orarle a Dios, confiar en Él siempre en todos los acontecimientos, y actuar en base a Su voluntad. Sin importar lo que hagamos, no deberíamos conspirar por nuestros propios intereses, sino sometimos a la soberanía de Dios y Sus disposiciones.

Para ser una persona honesta, debemos cumplir con estos cuatro aspectos en la práctica: primero, hablar las palabras de nuestro corazón a Dios; decir la verdad cuando nos enfrentemos con algo; responsabilizarnos de nuestro deber, ser serios y cuidadosos; buscar la voluntad de Dios y entregarnos a Su soberanía y disposiciones, sin quejarnos a Él aunque nos ponga pruebas o recibimos bendiciones o infortunios. Sólo de esta forma, podemos ser una persona honesta que sea probada por Dios.

(Traducido del original en inglés al español por Carlos Diaz )

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida



¿Ser salvo es equivalente a entrar en el reino de los cielos?

2019-07-24 22:23:29 | la Fuente de la Vida

Un día estaba predicando y hablé del gran desastre que estaba por venir. Así que exhorté a los hermanos y hermanas a asistir a las reuniones activamente, poner más empeño en leer la Biblia y seguir el camino del Señor en la vida real, para poder observar y esperar el regreso del Señor. Pero vi que algunos hermanos y hermanas permanecían débiles y llenos de dudas sobre si podrían ser arrebatados al Reino de los Cielos. Luego expliqué: “Hermanos y hermanas, la Biblia dice: ‘porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación’ (Romanos 10:10). Mientras creamos en el Señor con nuestros corazones y confirmemos nuestra fe en Él con nuestras palabras, nuestra fe nos permitirá obtener la salvación eterna. Cuando el Señor regrese, seguramente seremos arrebatados al Reino de los Cielos”. Al escuchar lo que dije, los hermanos y hermanas estaban todos felices y tenían algo de fortaleza. En este momento, su compañero de trabajo Zhang se puso de pie y dijo: “No lo creo”. El Señor Jesús dijo: ‘[...] sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). Esto claramente nos dice que solo aquellos que hacen la voluntad de Dios pueden entrar al Reino de los Cielos. Aunque hemos sido salvos, todavía cometemos pecados durante el día y nos arrepentimos en la noche. Esto no es hacer la voluntad del Padre celestial. Creo que aún no podremos entrar en el reino de los cielos”.

 

Los hermanos y hermanas estaban contentos, pero unas palabras de su compañero de trabajo Zhang calmaron su entusiasmo de inmediato. Miré a mi alrededor, pensé por un momento, y dije apresuradamente: “Hermanos y hermanas, el hermano Pablo dijo en el libro de Gálatas 3:26: ‘pues todos sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús’. Esto muestra que creemos en el Señor, entonces somos Sus hijos. En ese caso, definitivamente podremos entrar en el reino de los cielos”.

El compañero de trabajo Zhang tomó mis palabras, “Hermano Ma, no estoy de acuerdo con lo que está diciendo. 1 Pedro 1:16 dice: ‘[...] Sed santos, porque Yo soy santo’. Y Hebreos 12:14 dice: ‘[...] la santidad, sin la cual nadie verá al Señor’. A partir de estos dos versículos, podemos ver claramente que la esencia de Dios es santa. Aunque hemos sido salvados, a menudo pecamos y confesamos, y no nos convertimos en santos. Somos indignos de ver el rostro del Señor. ¿Cómo podemos entrar en el reino de los cielos?

En este punto, el hermano Chen se levantó. Señaló la Biblia en su mano y dijo seriamente: “Hermanos y hermanas, el apóstol Pablo ya nos dijo claramente en el libro de Romanos 8:33-34, ‘¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? [...]’ Hemos sido elegidos por Dios. Tanto nuestros pecados del pasado como los del futuro han sido perdonados por el Señor Jesús. Él no nos ve como pecadores. Hemos sido justificados, entonces ciertamente entraremos al Reino de los Cielos. Esto es indudable. Estoy de acuerdo con el punto del hermano Ma”.

El hermano Zhang dijo con firmeza: “Hermanos y hermanas, ya que la Escritura dice: ‘[...] la santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). Y el Señor Jesús también nos dijo que solo aquellos que hacen la voluntad del Padre celestial puede entrar al Reino de los Cielos. Esto es suficiente para probar que solo aquellos que alcanzan la santidad pueden entrar en el reino de Dios. Debemos guardar las palabras del Señor”.

Dije en voz alta, “Hermanos, acerca de la cuestión de ser salvos, Pablo ya nos dijo claramente: ‘Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios;’ (Efesios 2:8). “Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra” (Romanos 11:6). Las palabras de Pablo son muy claras. La salvación del Señor se nos da gratuitamente y no depende de nuestras obras. Si esto depende de nuestras obras, ¿eso se llama la gracia del Señor? Ahora podemos confiar en la gracia del Señor para ser salvados en el Reino de los Cielos”.

El hermano Chen levantó la mano y dijo: “El hermano Ma tiene razón. Pablo en el libro de Timoteo también dijo: ‘quien nos ha salvado y nos ha llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad’ (2 Timoteo 1: 9), entonces nosotros que creemos en Jesús podemos entrar al Reino de los Cielos basándonos en Su gracia. Si se basara en nuestras obras, ¿quién podría salvarse?

El hermano Zhang se puso de pie con emoción y dijo: “Hermanos y hermanas, si los creyentes podemos entrar al Reino de los Cielos, ¿se decide por lo que dijo el Señor Jesús o por lo que dijo Pablo? ¿Son las palabras del Señor Jesús las que tienen autoridad o las palabras de Pablo? ¿Confesamos que el Señor Jesús es el camino, la verdad y la vida?”. Todos se miraron y dijeron: “¡Por supuesto que sí!”.

Esta palabra del hermano Zhang me refrescó la memoria. Pensé: “¡Bien! Los creyentes debemos centrarnos en las palabras del Señor, pero ¿por qué sigo hablando de las palabras de Pablo?”. Pensando en esto, me calmé y continué escuchando las palabras del hermano Zhang.

El hermano Zhang dijo: “Ya que confesamos que el Señor Jesús es el camino, la verdad y la vida, y que lo que Pablo dijo se opone a lo que nuestro Señor Jesús dijo, eso explicaría que lo que Pablo dijo lleva cizaña. Viene de la voluntad humana y no es la verdad. Prefiero creer lo que dijo el Señor Jesús: ‘[...] sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). Este es el único estándar para entrar en el reino de los cielos”.

En ese momento, el hermano Guo también se puso de pie y con mucha emoción dijo: “Nosotros, los creyentes en Dios, debemos aceptar las palabras del Señor Jesús como lo estándar, ya que el Señor Jesús es el único Señor del reino de los cielos, y Su palabra es la única verdad y la única autoridad. Su palabra lleva autoridad significa lo que dijo cuenta. Pablo no es el Señor del reino de los cielos, su palabra no tiene autoridad, no cuenta. Pablo no es más que un apóstol, que tiene una naturaleza humana corrupta. Él mismo necesita la salvación de Dios. Si el Señor Jesús es el que decide si todos pueden entrar en el reino de los cielos. ¿Qué derechos tiene Pablo para decidir si otros pueden entrar en el reino de los cielos?

Al ver que todos asintieron con aprobación, pregunté: “Hermano Zhang, tiene razón. Los que creemos en el Señor debemos tener las palabras del Señor Jesús como el estándar. Pero todavía no entiendo la diferencia entre ser salvo y entrar al reino de los cielos. ¿Podría compartir su opinión?

El hermano Zhang dijo de manera tranquila: “He estudiado este aspecto de los versículos una y otra vez en estos pocos días. Creo que ser salvo se refiere a estar libre de la condena de la ley, y a que se perdonen los pecados. Pero aquellos que han sido salvados aún pueden resistir y oponerse a Dios mediante el pecado, siguen viviendo bajo el dominio de Satanás y no alcanzan la santidad. Mientras que aquellos que pueden entrar en el reino de los cielos deben ser los que hacen la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos y obedecen las palabras de Dios. Son aquellos que conocen a Dios y se someten a Dios, que son compatibles con Él. Entonces, ser salvo y entrar en el reino de los cielos son dos asuntos diferentes. Tal como dijo el Señor Jesús, ‘Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos’ (Mateo 22:14). Esto muestra que las personas que vienen y creen en el Señor son muchas, pero pocas pueden finalmente entrar en el reino de los cielos. También manifiesta el justo carácter de Dios”.

El hermano Guo también dijo: “Estoy de acuerdo con el punto de vista del hermano Zhang. El Señor Jesús dijo: ‘[...] el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza’ (Mateo 11:12). Podemos ver por las palabras del Señor que entrar en el reino de los cielos tiene Sus esquemas. No es tan fácil ingresar como pensamos. No podemos entrar solo confiando en la gracia. Debemos trabajar duro para seguir el camino del Señor antes de entrar en él”.

Aunque lo que dicen tiene sentido, todavía tenía dudas en mi corazón. Entonces dije: “Para entrar en el reino de los cielos, debemos hacer la voluntad del Padre celestial. Esto es cierto. ¿Pero acaso no hemos estado imitando a Pablo, dejando todo por la obra del Señor? Incluso muchos hermanos y hermanas nunca se casan, ofreciendo toda su vida al Señor. Ellos cruzan montañas para predicar el evangelio del Señor. Se puede decir que todo cristiano sufre mucho y paga mucho precio para entrar en el reino de los cielos. ¿No está haciendo esto la voluntad del Padre celestial? Creo que mientras sigamos así, definitivamente entraremos en el reino de los cielos”.

El hermano Zhang dejó la Biblia en su mano y dijo: “Hermanos y hermanas, podemos estudiar la Biblia con cuidado. El Señor Jesús nunca ha dicho que, si dejáramos todo y trabajáramos para Él, entraríamos en el reino de los cielos. El Señor Jesús sólo dijo: ‘[...] sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos’ (Mateo 7:21). Creo que aquellos que verdaderamente hacen la voluntad del Padre celestial deben ser aquellos que aman a Dios con todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente. Trabajan y sufren por el Señor no para codiciar sus propios beneficios y perspectivas, sino completamente amar a Dios y devolverle Su amor. Pueden cuidar la voluntad de Dios en todo, y lo que sea que encuentren, ya no pecan ni se resisten a Dios. Todo lo que hacen es para dejar los pecados y volverse santos. Solo aquellas personas que trabajan para el Señor serán calificadas para entrar en el reino de los cielos”.

El hermano Guo, que estaba sumido en profundos pensamientos, dijo: “¡Hermano Zhang tiene razón! La Biblia dice: ‘[...] el que practica la justicia es justo, así como El es justo’ (1 Juan 3:7). Los justos aquí no son aquellos ‘justificados por la fe’, sino aquellos que hacen las obras de justicia y no pecan más. Si bien ahora podemos dejar todo de lado por la obra del Señor, a menudo todavía pecamos y no somos verdaderamente justos. No somos dignos de entrar en el reino de Dios”.

No estaba de acuerdo con su opinión, así que repliqué: “Pero Pablo dijo: ‘He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, [...]’ (2 Timoteo 4: 7-8). Predicamos el evangelio, trabajamos duro para el Señor, y guardamos el camino del Señor. ¿No es el hacer esto la voluntad de Padre celestial?”

El hermano Zhang dijo muy tranquilamente: “Hermano Ma, según su opinión, cuando los fariseos viajaron por tierra y mar, sufriendo mucho por difundir el evangelio en todas partes y teniendo buenos comportamientos externos, ¿estaban haciendo la voluntad de Padre celestial? Como todos sabemos, los fariseos sufrieron y se sacrificaron exteriormente por Dios, pero pudieron oponerse a Dios y clavar a Jesús en la cruz. Eso es suficiente para demostrar que los sufrimientos externos y las buenas conductas no representan hacer la voluntad de Padre celestial, ni representan conocer y someterse a Dios. De la misma manera, hoy sufrimos por el Señor, tenemos algunos buenos comportamientos, pero podemos pecar con frecuencia y resistir a Dios. Todavía no somos los que hacemos la voluntad del Padre celestial, y aún no somos dignos de entrar en el reino de los cielos”.

En sus palabras, estaba completamente convencido. Es un hecho que todos vivimos en pecado. Incluso cuando trabajamos para el Señor, todavía tenemos nuestras intenciones personales y puntos de vista, y al mismo tiempo un deseo de bendiciones. Esto también es un hecho.

Todos compartieron acaloradamente sus propios puntos de vista y conocimientos sobre este tema. Cuando nuestra reunión estaba llegando a su fin, le dije alegremente a los demás, “Hermanos y hermanas, gracias a Dios este debate de hoy nos permite entender que ser salvo no equivale a entrar en el reino de los cielos, cambió mi punto de vista incorrecto. No podemos ser salvos por gracia. Me di cuenta de que no importa cómo creemos en Dios y trabajamos para el Señor, mientras nuestros pecados permanezcan, no podemos verdaderamente lograr hacer la voluntad de Dios. Entonces no podemos ser aprobados por Dios, ni podemos entrar al reino de Dios. Se puede ver que Dios es el Dios santo y justo. No siempre podemos creer en Dios con nuestras propias ideas e imaginaciones, sino que debemos continuar de acuerdo con los estándares para entrar en el reino de los cielos que Dios requiere de nosotros. Solo de esta manera, podemos finalmente actuar en armonía con la voluntad de Dios, y nuestra creencia en Dios puede ser aprobada por Él” Todos los hermanos asintieron con la cabeza y estuvieron de acuerdo.

(Traducido del original en inglés al español por Angel Leonardo Pérez Hurtado )

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida


Dónde está el reino de Dios, ¿en los cielos o en la tierra?

2019-07-23 22:32:02 | la Fuente de la Vida

Reino de Dios

Pregunta: Todavía no hemos determinado si el reino de Dios está en la tierra o en el cielo. El Señor Jesús habló una vez de que “el reino de los cielos está cerca” y de “la venida del reino de los cielos”. Si es el reino de los cielos, debería estar en los cielos. ¿Cómo puede estar en la tierra?

Respuesta: Todos debemos tener claro que el “Cielo” siempre se refiere a Dios. El “reino celestial” obviamente se refiere al reino de Dios. El Apocalipsis dice: “el tabernáculo de Dios está entre los hombres”, “El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo”. Esto significa que el reino de Dios será establecido en la tierra. Al final, los reinos de la tierra se convertirán en el reino de Dios. Después de que el viejo mundo sea destruido por los grandes desastres, el Reino Milenario aparecerá. Los reinos de la tierra serán los reinos de nuestro Señor y de Su Cristo. Entonces la voluntad de Dios se hará tanto en la tierra como en el cielo. Esto cumplirá por completo la profecía: la Nueva Jerusalén vendrá a la tierra. Dios se ha hecho carne y hace la obra de juicio en los últimos días para terminar con esta oscura y malvada generación. Todos los que escuchen la voz de Dios y sean arrebatados ante Su trono serán perfeccionados para convertirse en vencedores. Entonces comenzarán los grandes desastres. Sólo sobrevivirán aquellos que hayan sido purificados y salvados por la obra de Dios en los últimos días. Se convertirán en el pueblo del reino de Dios. Hoy somos los más bendecidos por poder aceptar la obra de Dios en los últimos días. Nosotros, los que tengamos la suerte de escuchar la voz de Dios y ser alzados delante de Su trono, seremos purificados por el juicio y el castigo de Sus palabras, y seremos vencedores ante los desastres, las primicias que son obtenidas por Dios. Entonces Dios enviará los grandes desastres. Todos los que se resisten a Dios, así como todos los diabólicos incrédulos, serán destruidos durante el gran desastre. Los que sean purificados y hechos perfectos recibirán la protección de Dios durante el desastre; sólo ellos sobrevivirán. Cuando el Señor descienda sobre una nube y se aparezca ante todos, Dios vendrá a Su reino en la tierra. Esto es lo que Dios hará pronto. Si nosotros los creyentes no podemos tener esta visión, ¿acaso no estamos ciegos? Aquellos que simplemente miran al cielo y esperan a que el Señor venga con las nubes, llorarán y crujirán los dientes cuando Él regrese realmente sobre las nubes. Es como decían las profecías del Apocalipsis: “He aqui, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El; sí. Amén” (Apocalipsis 1:7). Las personas que no escuchen la voz de Dios antes de los desastres y no logren ser arrebatados ante Su trono, caerán en esos desastres y en ellos serán castigados, entre llantos y crujir de dientes.

Primero Dios creó al hombre en la tierra. Luego Satanás corrompió a la humanidad en ella. Finalmente, Dios salvó a la humanidad, también en la tierra. Todo esto se hizo en la tierra hasta la aparición en ella del reino de Cristo. Por tanto, el reino de Dios será construido en la tierra en los últimos días. El destino final de la humanidad estará en la tierra, no en el cielo. Esto ha sido ordenado por Dios. Leamos algunas de las palabras de Dios Todopoderoso: “Dios regresará a Su posición original y cada persona regresará al lugar que le corresponde. Estos son los destinos en los que Dios y el hombre, respectivamente, residirán después del fin de toda la gestión de Dios. Dios tiene el destino de Dios y el hombre tiene el destino del hombre. Mientras reposa, Dios seguirá guiando a toda la humanidad en sus vidas sobre la tierra. Mientras está a la luz de Dios, el hombre adorará al único Dios verdadero que está en el cielo. […] Cuando la humanidad entre en el reposo, esto querrá decir que el hombre se ha convertido en una verdadera creación; la humanidad adorará a Dios desde la tierra y tendrá vidas humanas normales. La gente ya no será desobediente a Dios o resistirá a Dios; regresará a la vida original de Adán y Eva. Estas son las respectivas vidas y destinos de Dios y la humanidad después de que entren en el reposo. La derrota de Satanás es una tendencia inevitable en la guerra entre Dios y Satanás. De esta manera, la entrada de Dios en el reposo después que se complete Su obra de gestión y la salvación completa del hombre y su entrada en el reposo se vuelven igualmente tendencias inevitables. El lugar del reposo del hombre es sobre la tierra y el lugar del reposo de Dios es en el cielo. Mientras el hombre reposa adorará a Dios y también vivirá sobre la tierra, y mientras Dios reposa, Él guiará al resto de la humanidad […]” (‘Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo’ en “La Palabra manifestada en carne”). Dios Todopoderoso nos ha dicho claramente que cuando Su obra de gestión esté completa, tanto Dios como el hombre descansarán. El lugar de descanso de Dios está en el cielo, mientras que el lugar de descanso de nosotros los humanos está todavía en la tierra. Este es el hermoso destino que Dios ha preparado para nosotros los humanos. Es también el reino de Dios cumplido en la tierra. Si creemos en Dios durante muchos años, pero seguimos sin ver esto, ¿no significa eso que no entendemos la verdad o las palabras del Señor?

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida


¿Sabe usted tres estándares para entrar en el Reino de Dios?

2019-07-20 19:55:35 | la Fuente de la Vida

Dios dice: "Si una persona puede o no ser salvada no depende de cuánta obra realice ni de cuánto se entregue, más bien está determinado por su conocimiento o desconocimiento de la obra del Espíritu Santo, por si pone o no en práctica la verdad y por si sus opiniones respecto a la búsqueda están en conformidad con la verdad". Las palabras de Dios cuentan los estándares de ser salvados y los cual es clave que entramos en el Reino de Dios. Es decir, si queremos entrar en el reino de Dios, debemos alcanzar los tres estándares siguientes: primero, si conocemos la obra del Espíritu Santo; segundo, si cumplimos las enseñanzas de Dios; si nuestras opiniones sobre la búsqueda conforman con la verdad. A continuación, los compartimos detalladamente.

Si conocemos la obra del Espíritu Santo
¿Qué significa si conocemos la obra del Espíritu Santo? significa que tenemos el conocimiento de Dios. Si no conocemos la obra del Espíritu Santo, no conocemos a Dios, porque el Espíritu Santo es Dios. Es muy importante que si conocemos la obra del Espíritu Santo para nosotros entrar en el Reino de Dios. Esto es primero estándar.

Si cumplimos las enseñanzas de Dios
El Señor Jesús dijo: "No todo el que me dice: 'Señor, Señor', entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7:21). Por esto, el Señor dijo "mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos" Se refiere a los que cumplen el camino de Dios y practicar Sus palabras, ellos son los que serán salvados y entrarán en el reino de los cielos. Por eso, "si cumplimos las enseñanzas de Dios" Es segundo estándar.

Si nuestras opiniones sobre la búsqueda conforman con la verdad
Dios Dice: "Si lo que buscas es la verdad, lo que pones en práctica es la verdad y lo que obtienes es un cambio en tu carácter, entonces, la senda que transitas es la correcta. Si lo que buscas son las bendiciones de la carne, si lo que pones en práctica es la verdad de tus propias nociones y no hay un cambio en tu carácter ni eres en absoluto obediente a Dios en la carne, sino que sigues viviendo en la ambigüedad, entonces lo que buscas te llevará sin duda al infierno, porque la senda por la que caminas es la del fracaso. Que seas perfeccionado o eliminado dependen de tu propia búsqueda, lo que equivale a decir que el éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine". Podemos ver que creer en Dios y qué camino elegimos andar, lo es el estándar de si poder entrar en el Reino de Dios. ¿Cómo podemos andar en el camino correcto? Esto depende de nuestras opiniones sobre la búsqueda. Si nuestras opiniones pueden estar de acuerdo con las palabras de Dios, siendo correctos y conformando con la voluntad de Dios, entonces, el camino que andamos es correcto, estando en línea con la voluntad de Dios y seguro que tendremos éxito en la fe en Dios.

Scripture quotations taken from LBLA Copyright by The Lockman Foundation.  

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida




Bajo la autoridad del Creador, todas las cosas son perfectas

2019-06-09 10:51:43 | la Fuente de la Vida

Todas las cosas creadas por Dios, las que podían moverse y las que no, las aves y los peces, los árboles y las flores, el ganado, los insectos y los animales salvajes creados el sexto día, todas estaban bien para Dios; además, a Sus ojos y según Su plan, todas estas cosas habían alcanzado el apogeo de la perfección y los estándares que Él deseaba lograr. Paso a paso, el Creador hizo la obra que pretendía hacer de acuerdo con Su plan. Una tras otra aparecieron las cosas que Él pretendía crear, y la aparición de cada una de ellas fue un reflejo de la autoridad del Creador, y la cristalización de Su autoridad. Debido a estas materializaciones, ninguna de las criaturas podía evitar estar agradecida por la gracia y la provisión del Creador. Cuando los hechos milagrosos de Dios se manifestaron, este mundo creció poco a poco, con todas las cosas que Él creó, y pasó del caos y de las tinieblas a la claridad y la luminosidad, de la quietud sepulcral a la vivacidad y la vitalidad sin límites. Entre todas las cosas de la creación, desde las grandes a las pequeñas, y desde estas a las microscópicas, no había ni siquiera una que no hubiese sido creada por la autoridad y el poder del Creador, y existía una necesidad y un valor únicos e inherentes a la existencia de cada criatura. Independientemente de las diferencias de forma y estructura, sólo tenía que hacerlas el Creador para que existieran bajo Su autoridad. […]


Así, bajo la autoridad del Creador, todas las cosas interpretarán una nueva sinfonía por Su soberanía; iniciarán un brillante preludio por Su obra del nuevo día, ¡y en ese momento, Él también abrirá una nueva página en la obra de Su gestión! Según la ley de los brotes de primavera, la maduración del verano, la cosecha del otoño, y el almacenamiento del invierno asignados por el Creador, todas las cosas harán eco de Su plan de gestión, y darán la bienvenida a su propio nuevo día, nuevo comienzo, y nueva trayectoria vital; y pronto se reproducirán en una sucesión infinita a fin de recibir cada nuevo día bajo la soberanía de la autoridad del Creador…

Fuente: Evangelio de la Fuente de la Vida

Recomendación: Reflexiones Cristianas