Era el mes de noviembre y hacía mucho frío. Al atardecer todas las otras personas en la calle se apresuraban hacia sus hogares; solo Xiaoyu, débilmente pedaleaba su bicicleta hacia la casa, sus piernas sintiéndose como plomo. En el pasado generalmente ella se montaba en su bicicleta a casa lo más aprisa posible. Sin embargo, hoy, no quería ir a casa. Era debido a un incidente inesperado el otro día que le envolvió su corazón como en una niebla.
Esa mañana, Xiaoyu estaba arreglando la ropa de su esposo cuando su marido iba al baño. Inesperadamente, su esposo se dio cuenta y dijo violentamente: “¿Porque estás recogiendo mi ropa? No toques mi billetera”. Xiaoyu arreglaba su ropa a menudo de la misma manera, pero nunca había visto una reacción tan fuerte de él. ¿Qué le pasaba? Viendo el comportamiento extraño de su esposo, Xiaoyu se sintió confusa y le dijo insensatamente: “¿Qué? ¿Por qué no puedo tocar tu billetera? ¿Has hecho algo vergonzoso?” Nerviosamente él dijo: “¿Cómo qué? Estás hablando tonterías”. La mirada nerviosa y culpable de su esposo le sorprendió a Xiaoyu, y no pudo aguantarse para abrir su billetera. Como era de esperar, consiguió un pedazo de papel con un número de teléfono desconocido y detrás del mismo, estaba escrito la palabra “esposa”. Ella lo miró fijamente y luego comenzó a cuestionar a su esposo de inmediato: “¿Quién es la ‘esposa?’ ¿Estás teniendo una aventura?” Su esposo rápidamente le quitó la mirada, sin atreverse a mirar a Xiaoyu. Él vaciló y no pudo decir nada por bastante tiempo. Xiaoyu sabía que su esposo era impulsivo y no se comportaría así si no hubiese hecho nada malo. Su disimulación fue más que prueba de lo que Xiaoyu había dicho.
Durante un momento, Xiaoyu se llenó de ira de una forma que no podía hablar. Sintió enseguida que su esposo se había convertido en un extraño para ella. Estaba muy triste y desconcertada y pensó: “A lo largo de estos años me he sacrificado mucho por esta familia, aun así, mi esposo simplemente no parece distinguir el bien del mal y está teniendo una aventura”. Su corazón se llenó de desconcierto, casi ocasionando que tuviera un colapso emocional. Ya que ella nunca toleraba la más mínima ofensa, ella pensó: “Puesto que ha tenido una aventura con otra mujer, entonces ya no podemos vivir juntos más. No hay ninguna otra manera, pero divorciarme…” Sin embargo, solo con pensar que su familia una vez feliz pudiese separarse, Xiaoyu se volvió muy reacia. Las lágrimas no dejaban de correr por su mejilla y el dolor desgarrador le llegaba a cada nervio de su ser. La afligida Xiaoyu solo podía clamarle a Dios en su corazón.
Durante la noche, Xiaoyu caminaba sola en el camino. El viento frío rugía, soplando a través de su abrigo. Se sentía helada y no podía dejar de temblar. Bajo la tenue luz de las farolas, Xiaoyu vio casas con luces resplandecientes de ambos lados en el camino, que se veían tan cálidas. No pudo sino pensar en su propio hogar que también fue una vez tan cálido como estas. Pero ahora su familia se separaría. Se sintió bastante desdichada y escenas del pasado aparecieron ante sus ojos…
Xiaoyu y su esposo habían trabajado una vez en una fábrica. En esa época él era un hombre de pocas palabras, les hablaba poco a las chicas y se esmeraba mucho dentro de la fábrica. Cuando acosaban a algunos compañeros, él siempre les hablaba. Xiaoyu sentía que él era correcto y bondadoso. Aunque mucha gente le presentaba parejas quienes estaban en mejores condiciones que él a Xiaoyu, ella se negaba a todo porque ella estaba atraída a su honestidad. Así que Xiaoyu eligió casarse con él, aunque fuese muy pobre, a pesar de las oposiciones de su familia.
Luego, Xiaoyu sacó todos sus ahorros para comenzar un negocio. Un año después, su hijo mayor nació y su esposo estaba mucho más ocupado, tanto dentro como fuera del hogar. Después del nacimiento de su hijo menor, Xiaoyu se puso mal de la salud por un tiempo, así que su esposo ayudaba a cuidar a sus hijos mientras manejaba el negocio, sin ninguna queja. Posteriormente, cuando su negocio sufrió pérdidas varias veces seguidamente, Xiaoyu logró reunir fondos y se esforzó mucho para restablecer su negocio con su esposo. Se habían apoyado mutuamente siempre hasta el día de hoy. Adicionalmente, sus dos hijos estaban a punto de graduarse de la universidad y parecía como si toda la familia estaba viviendo una mejor vida gradualmente. No eran ricos, pero Xiaoyu sin embargo se sentía muy feliz. Pero ella nunca pensó que su esposo quien había luchado con ella en las buenas y en las malas durante veinticinco años, la fuera en realidad a traicionar.
Al pensar en esto, los ojos de Xiaoyu se nublaron por las lágrimas. No lo podía comprender. Su esposo antes tenía consideración hacia ella y ni siquiera bromeaba nunca con otras mujeres. Los vecinos hasta lo elogiaban por ser un esposo modelo. ¿Cómo pudo un hombre así, tener una aventura? Mientras más pensaba al respecto, más se afligía. Ahora que el precio que había pagado durante tantos años se lo estaban devolviendo con la infidelidad matrimonial, se llenó de odio hacia él. Pensó: “Ya que me tratas así, también te haré sufrir diciéndole a tu familia y a nuestros hijos sobre tu aventura. Haré que nuestros hijos te odien y te alejare de esta familia y nunca más te veré”. Pero entonces se recordó que ella era creyente de Dios y por ende no debía hacer eso. Dentro de su miseria, Xiaoyu seguía clamando a Dios: “!Oh Dios! Mi esposo tiene una aventura. Lo odio, pero también tengo el corazón roto. No sé cómo lidiar con este asunto. ¡Dios!”
Sin darse cuenta, Xiaoyu ya había llegado a la puerta de su hogar. Apenas había abierto la puerta cuando su esposo se paró y humildemente le dijo: “La comida está fría. La he calentado dos veces. Cometela pronto”. Xiaoyu no le respondió, pero camino derecho a la mesa y se sentó furiosamente. Su esposo le sirvió la comida rápidamente y luego se sentó a su lado, temblando y en silencio. El aire parecía estar congelado y estaba terriblemente silencioso en la habitación. Todo lo que se podía escuchar era el suspiro de su esposo, quien se mantenía cabizbajo. Llena de ira y odio, Xiaoyu se sentó frente de la computadora dándole la espalda a él. Y luego, se volteó y dijo fríamente: “¿Realmente has pensado en esto? Si lo has hecho, divorciémonos”. En ese momento su esposo suspiro largamente detrás de ella. Dijo en voz baja: “No quiero divorciarme y nunca pensé en hacerlo. No estés tan enojada. Yo sé que te hice daño, pero ahora sé que es mi culpa. Nuestros hijos aún necesitan dinero para terminar sus estudios, así que tengo que continuar trabajando para ganar dinero. Se graduarán dentro de medio año y tan pronto terminen sus estudios, me iré para que no te moleste mi presencia. Estos pocos días no he estado tranquilo en lo absoluto. Es como si estuviese viviendo en un trance. Hasta cuando voy a trabajar, me siento desenfocado y cometo errores a menudo. “Se ahogó en sollozos y después de hablar se fue a su dormitorio.
Las palabras de su esposo, conmovió a Xiaoyu hasta la médula. ¿Cuándo veía que su esposo suspiraba constantemente y se veía trastornado, como no podía ella sentirse miserable? Debido a la traición de su esposo, se habían convertido en extraños, cada uno viviendo atormentados. Y su familia también había perdido el calor y armonía de antes. Adolorida e impotente, Xiaoyu recordó lo que estas palabras decían: “Esto se debe a que Satanás está justo a tu lado, con los ojos fijos en ti constantemente. Le encanta cuando el desastre te golpea, cuando las calamidades caen sobre ti, cuando nada va bien para ti y cuando estás atrapado en su red”. Estas palabras fueron una señal de alerta para Xiaoyu y pensó: Satanás está a nuestro lado en cualquier momento, vigilando todo en nuestras vidas. Mientras estemos débiles y angustiados, tomara la oportunidad para interrumpirlos y hacernos daño e intentara hacernos vivir en la oscuridad y desviarnos del camino de Dios. Tanto mi esposo como yo estábamos sufriendo gran tormento y ¿no será porque nos estábamos hundiendo en la trampa de Satanás y cayendo por sus trampas? Entonces, Xiaoyu se tranquilizó y le oró a Dios silenciosamente: “Oh Dios! Gracias por protegerme. No estoy dispuesta a ser usada por Satanás y continuar viviendo atormentada. Por favor ayúdame a entender Tu voluntad y ayúdame a salir de la miseria”.
Xiaoyu abrió el libro y leyó el párrafo que decía: “Una tras otra, todas estas corrientes conllevan una mala influencia que degenera continuamente al hombre, que baja su moral y su calidad de integridad más y más, hasta el punto de que se puede incluso afirmar que la mayoría de las personas no tienen ahora integridad ni humanidad, ni conciencia, y mucho menos razón. ¿Cuáles son, pues, esas corrientes? No las puedes ver a simple vista. Cuando sopla el viento de una tendencia, tal vez sólo un pequeño número de personas se convertirán en iniciadoras de esta. Empiezan a hacer este tipo de cosas, aceptando este tipo de idea o este tipo de perspectiva. La mayoría de las personas, sin embargo, en medio de su inconsciencia seguirán estando continuamente infectadas, asimiladas y atraídas por esta clase de corriente, hasta que la aceptan sin darse cuenta y de forma involuntaria, y todos estén sumergidos en ella y sean controlados por ella. Y es que el hombre que no esté en plenas facultades físicas y mentales, que no sabe nunca cuál es la verdad, que no puede discernir la diferencia entre las cosas positivas y las negativas, estas clases de tendencias, una tras otra, lo hacen aceptar con facilidad dichas tendencias, el criterio y las filosofías de vida, así como los valores que proceden de Satanás. Aceptan lo que este les dice sobre cómo plantearse la vida y la forma de vivir que Satanás les ‘concede’. No tienen la fuerza ni la capacidad, y mucho menos la consciencia de resistirse”.
De estas palabras del párrafo, Xiaoyu se dio cuenta de esto: En esta época cuando las tendencias del mal prevalecen, sin un entendimiento de la verdad o la perspicacia sobre las cosas negativas seguiremos y alabaremos ciegamente todo tipo de malas ideas y filosofías creadas por Satanás, tales como: “Aprovecha el momento, pues la vida es breve”, “Es mejor haber amado y perdido, que nunca haber amado en lo absoluto”, “Ten una esposa y una querida también”, y muchas más calumnias. Influenciados por esas ideas malvadas, las personas comienzan a promover la perversidad, colocan la responsabilidad de sus familias detrás de sus pensamientos y llegan a considerar que teniendo aventuras y consiguiendo amantes son cosas positivas. Ellos lo ven como una placa de honor en lugar de ser causa de vergüenza. Y hasta creen que aquel que no tiene una amante es algo incompetente. Ella pensó: “¿No se ha convertido mi esposo en esto? El era un hombre honesto, pero ahora ignora nuestros veinticinco años de cariño matrimonial y tiene una aventura. ¿No será que mi esposo ha sido influenciado por las tendencias del mal? Aunque tales cosas le satisfacían su lujuria monetaria, él está atormentado espiritualmente. Lo escucho soltando suspiros profundos y aparenta estar viviendo en un trance todos los días. ¿No es esto el resultado de la desgracia de Satanás?” Xiaoyu logró entender que las personas quienes no vienen ante Dios y buscan la verdad, no puede evitar sino vivir bajo el dominio de Satanás y ser engañado y afligido por ello. Xiaoyu entonces reflexionó en su propio comportamiento. Quiso vengarse de su esposo por tener una aventura. Si no hubiese sido por la orientación oportuna de las palabras de Dios, habría hecho un espectáculo y hasta lo hubiese dado a conocer a toda su familia. Al final, sus hijos hubiesen perdido una vida familiar por completo y ella no hubiese podido apartarse de su odio, el cual pudo haberla llevado a una situación donde ninguno de ellos hubiese vivido en paz. Todo lo que hace Satanás es causarle miseria a la gente y hacer que la gente se haga daño y se atormenten unos a los otros; así es como Satanás daña a la humanidad. Con este pensamiento, Xiaoyu se sintió un poquito aliviada. Estaba muy agradecida a Dios por Sus palabras que la habían orientado a obtener conocimiento de la causa fundamental del por qué su esposo tenía una aventura y reconocer los planes de Satanás. Ella ya no estaba dispuesta a ser engañada constantemente por Satanás y ahora estaba dispuesta a comportarse de acuerdo con las palabras de Dios.
Seguidamente, Xiaoyu continuó buscando las palabras de un párrafo y leyó: “La expresión de perdonar a las personas setenta veces siete aclara realmente este punto. El propósito logrado por el número en esta expresión es permitir a las personas entender la intención del Señor Jesús en el momento en que dijo esto: se debía perdonar a los demás, y no una vez, dos o siete veces, sino setenta veces siete. ¿Qué tipo de idea es ‘setenta veces siete’? Es conseguir que las personas conviertan el perdón en su propia responsabilidad, algo que deben aprender, y un camino que deben observar. Aunque esto sólo era una expresión, servía como idea fundamental. Ayudaba a las personas a apreciar profundamente lo que Él quería decir y a encontrar las formas propias de practicar, así como los principios y los estándares en dicha práctica. Esta expresión ayudaba a las personas a entender claramente, y les daba un concepto preciso, para que aprendieran el perdón; perdonar sin condiciones ni limitaciones, pero con una actitud de tolerancia y comprensión hacia los demás”.
Después de haber leído estas palabras, Xiaoyu comprendió sobre la tolerancia y paciencia de Dios hacia el hombre y Su esencia de belleza y bondad. Al decir “perdona a las personas setenta veces por siete” no se trata de ninguna cantidad específica. En otras palabras, perdonar es nuestra responsabilidad y, hasta más es lo que Dios requiere de nosotros. Enfrentado con su esposo teniendo una aventura, aunque él quería arrepentirse, ella era intransigente porque no podía tolerar ni hasta la más mínima ofensa o permitir que su matrimonio se manchara de ninguna manera.
Ella vio que no tenía amor, ni perdón o entendimiento para con su esposo. Las palabras de Dios le indicaron el camino a seguir: La actitud que Dios toma para tratar a las personas es la verdadera que ella debería poner en práctica. Después de pensarlo detenidamente, ella decidió que su esposo no es un hombre inconsciente. Lo que hizo fue solo un momento de confusión. Ha aceptado su error y está dispuesto a arrepentirse. La tolerancia debe enseñarse y se le debe dar otra oportunidad. Al pensar en esto, Xiaoyu sintió alivio en su corazón.
La luz plateada de la luna, brillo suavemente a través de la ventana y penetró dentro de su silencioso hogar, en la cual cada rincón parecía recobrar su ambiente cálido. Xiaoyu se presentó ante Dios y oró: “¡Oh Dios! Estoy de acuerdo con comportarme de acuerdo con Tus palabras y aprender a perdonar a mi esposo. ¡Dios! Por favor concédeme el valor. Estoy dispuesta a deshacerme del odio en mi corazón para comunicarme con mi esposo. Oriéntame”. Después de orar, Xiaoyu entró en el dormitorio por propia iniciativa y le dijo a su esposo: “Como sabes que estuvo mal hacerlo, nunca más hagas cosas así de nuevo. Tú sabes cuáles consecuencias traerán a nuestra familia y el gran daño que les traerá a nuestros hijos. Y perderemos la armonía y la entereza de nuestra familia. Hoy, si no hubiese sido por la orientación de las palabras de Dios, no te perdonaría. Si dejas de hacer tales cosas, yo puedo apartar el pasado”. Debajo de la colcha, su esposo susurro: “Yo sé que hice mal. Te prometo que nunca más cometeré un error así. ¡Confía en mí!” De ese momento en adelante su esposo siempre tomo la iniciativa para hacer las tareas domésticas y nunca más contacto a esa mujer otra vez. La calma volvió a sus vidas. Al pasar del tiempo, Xiaoyu ya no odiaba a su esposo y le perdonó su infidelidad. Su vida en familia volvió a la normalidad.
Xiaoyu suspiró de alegría y pensó: “Cuántas familias se han roto como resultado de la orientación malvada; cuántos niños han perdido el cuidado de sus padres. Esa crisis en mi familia me enseñó que, sin la orientación de las palabras de Dios, mi temperamento hubiese ocasionado que le hubiese hecho un espectáculo a mi esposo, finalmente causando que nuestra familia se dividiera”. Ese día, fue la orientación de las palabras de Dios que me permitieron ver a través de la esencia malvada de Satanás y evitar caer en sus trampas. También fueron las palabras de Dios que le concedieron a ella una forma de ejercitar, permitiéndole dejar a un lado el odio por su esposo, aprender a perdonar y lidiar con lo que se había enfrentado basado en las palabras de Dios. Esto le permitió a ella llevar una vida más calmada. Sin la orientación de las palabras de Dios, su familia se hubiera destrozado, como un vaso roto y no hubiese sido posible que toda su familia viviese en paz. Xiaoyu entendió de corazón que Dios fue quien mantuvo su familia junta.