Caminar con los pies rotos
hasta un triste descampado
la derrota en los rostros
el cansancio en los derrotados
sin agua y sin comida
todos amontonando
sus cuerpos, sus penas
su futuro demacrado
Se desgarra en sus entrañas
en su pequeño escondite
toma aire y aguanta el dolor
con cada empujón
hasta que por fin sin gritos
su niña decide
salir en medio de la nada
delata su corazón
Eran las siete de la tarde
en el campo de los almendros
eran las siete de la tarde
lloró el miedo
De nuevo hay que sacar fuerzas
de donde no se tienen
no rendirse al desaliento
y seguir en pie para volver
a levantar otra esperanza
hasta que llegue mañana
temblando en el suelo como una hoja
el alma rota en mil pedazos
Eran las siete de la tarde
en el campo de los almendros
eran las siete de la tarde
lloró el miedo